En todo el mundo, los cristianos se regocijan en la escritura: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Es un recordatorio simple y poderoso del amor de Jesucristo y la fortaleza que viene a nuestras vidas cuando lo seguimos.
Sin embargo, a medida que enfrentamos dificultades en la mortalidad, podríamos preguntarnos si realmente podemos todo en Cristo.
Cuando Pablo les escribió a los filipenses, ¿realmente quería decir que podíamos hacer todo? Si fallamos, experimentamos sufrimiento o dificultades por largo tiempo, o pecamos constantemente, ¿simplemente no estamos haciendo lo suficiente para usar la expiación de Cristo?
Debido a que todos tenemos experiencias diferentes, no hay una respuesta fácil.
A veces, necesitamos encoger nuestros hombros y confiar más en Cristo. A veces, hacemos todo lo que podemos y el resto lo dejamos en las manos del Señor.
Independientemente, de cuál sea tu experiencia, los siguientes principios pueden ayudarte a comprender esta escritura un poco más.
El poder de soportar y aceptar la voluntad de Dios
También te puede interesar: El mito de los pecados inaceptables vs. los pecados aceptables que ningún Santo de los Últimos Días debe creer
Como con toda escritura, es importante observar el contexto. Pablo les escribió a los santos en Filipos, una ciudad importante en la antigua Grecia y se cree que les escribió mientras estaba en la cárcel.
Uno de los mensajes clave a los filipenses parece ser el optimismo y la fe en Cristo en medio de la adversidad. Justo antes de que Pablo afirme que lo puede todo en Cristo, escribió:
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar saciado como para tener hambre, tanto para tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4: 12).
Con esto en mente, podemos entender mejor dos aspectos del testimonio de Pablo. No solo se trata de que él podía hacerlo todo; él podía someterse a la voluntad de Dios.
Cuando somos humildes y confiamos en el gran plan que Dios tiene para nuestras vidas, obtenemos una perspectiva más amplia. Al igual que Pablo, podemos aprender a aceptar la voluntad de Dios, incluso si implica sufrimiento, sin perder nuestro testimonio de Jesucristo.
Segundo, una vez que tengamos este testimonio, podremos soportar. Enfrentamos desafíos con comprensión e, incluso, con optimismo. A veces, esto significa que debemos tener una visión muy amplia y confiar en que cuando Dios nos exige que esperemos hasta la eternidad para recibir respuestas y resolución, es por un propósito más glorioso.
Enfócate en Cristo
El Presidente Russell M. Nelson expresó los siguientes principios cuando enseñó:
Cuando centramos nuestra vida en Jesucristo y Su Evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida.
En lugar de centrarte en un resultado, como un problema que se resuelve repentinamente o un dolor que se cura de repente, céntrate en Jesucristo. Si ponemos nuestra fe en el resultado, seguramente nos decepcionaremos.
Con demasiada frecuencia, caemos en tendencias perfeccionistas y ponemos más trabajo sobre nuestros hombros, en lugar de centrarnos en la gracia de Cristo.
Por ejemplo, podemos sentir que hemos orado mucho para recibir una respuesta para una pregunta importante en nuestras vidas. Sin embargo, cuando no llega la respuesta, podemos comenzar a pensar que hemos fallado de alguna manera.
Oramos más, leemos con más diligencia y nos esforzamos más de lo necesario. Si bien siempre debemos ser conscientes del esfuerzo y el amor que le estamos dando a Dios, es mejor enfocarnos en construir una relación con Cristo que tratar de poner la balanza a nuestro favor con obediencia.
Cree en ti mismo
Finalmente, mientras te esfuerzas por saber si puedes todo en Cristo, luchas contra el perfeccionismo, la duda y las consecuencias naturales de un mundo caído, es bueno que tengas fe en ti mismo. El Élder Jeffrey R. Holland dijo una vez:
“Se paciente. Cree en Dios y en ti mismo. Estás haciendo las cosas mejor de lo que crees”.
Cristo no solo quiere solucionar todos tus problemas, irrumpir y salvarte cada vez que lo necesites, aunque puede ofrecer tales milagros según Su voluntad. En cambio, Él se enfoca más en fortalecerte y ayudarte a ser más como Él.
Cree en que Cristo te ama y en tus capacidades. Cree en que puedes avanzar y usar tu albedrío para tomar decisiones importantes y eternas. Cree en tus convenios. Cree en que Cristo no está esperando derribarte, sino edificarte.
A medida que te sometas a la voluntad de Dios, soportarás más los momentos difíciles. ¡Enfócate en Cristo! y ¡cree en ti mismo! Descubrirás que puedes hacer mucho más de lo que imaginas.
¿Cuándo has encontrado fortaleza en Cristo para hacer cosas difíciles?
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Aleah Ingram y fue publicado en ldsdaily.com con el título “Can You Really Do All Things Through Christ?”