Con frecuencia, no entendemos por qué todas las puertas están cerradas en nuestras vidas. Oramos, ayunamos, buscamos a Dios, pero nada parece cambiar.
¿Qué hacer en esos momentos?
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En esos momentos debemos confiar en que el Señor tiene el control y un propósito en todas las cosas, incluso si no vemos una salida.
“De cierto, de cierto os digo, sois niños pequeños, y todavía no habéis entendido cuán grandes bendiciones el Padre tiene en sus propias manos y ha preparado para vosotros;
y no podéis sobrellevar ahora todas las cosas; no obstante, sed de buen ánimo, porque yo os guiaré. De vosotros son el reino y sus bendiciones, y las riquezas de la eternidad son vuestras.
Y el que reciba todas las cosas con gratitud será glorificado; y le serán añadidas las cosas de esta tierra, hasta cien tantos, sí, y más”. (DyC 78: 17-19)
¡Debes saber que Dios no está bloqueando la puerta, sino protegiéndote! Puede que no entiendas Su tiempo. No obstante, si confías en Su fidelidad, comprenderás que si las puertas están cerradas no significa que tus sueños se hayan interrumpido, sino que Sus planes son mejores que los tuyos.
Cuando hablamos de puertas abiertas, inmediatamente pensamos en un camino fácil hacia el éxito, donde todo funciona y no hay obstáculos, ¿no es así?
Sin embargo, al leer las Escrituras, nos damos cuenta de que antes de que se abrieran las puertas, la gente tenía que luchar y sufrir persecución.
A menudo, esas personas se encontraban atrapadas en una situación aparentemente desesperada. Pero, como obedecieron a Dios y no abandonaron su fe, el Señor actuó en el momento adecuado y ¡sucedió el milagro!
Así que no te desanimes cuando la lucha se vuelva más dura. Mantente firme en la presencia de Dios y nunca dejes de buscarlo. ¡Él hará lo que sea necesario para que todos Sus planes se hagan realidad en tu vida!
Fuente: Mais Fe