En un día como hoy, 24 de julio, se conmemora el Día de los Pioneros, una fecha que honra la memoria y el legado de aquellos hombres y mujeres que, guiados por su fe, sentaron las bases de la Iglesia de Jesucristo.
Sus historias, llenas de sacrificio, perseverancia y un profundo amor por Dios, han trascendido el tiempo y continúan inspirando a generaciones de Santos de los Últimos Días en todo el mundo.
En este artículo, te invitamos a descubrir 10 historias impactantes de estos pioneros excepcionales que, con su valentía y determinación, dejaron una huella imborrable en la historia de la Iglesia.
1. Mischa Markow, pionero en Europa del este
Mischa Markow fue criado en el cristianismo ortodoxo oriental. Sin embargo, al igual que el profeta José Smith, sintió la necesidad de encontrar la iglesia verdadera de Jesucristo.
De ese modo, emprendió un viaje en barco con destino a Constantinopla para investigar las diferentes iglesias protestantes del lugar.
En el barco, conoció a Jacob Spori, el primer misionero Santo de los Últimos Días en hacer proselitismo en el Imperio Otomano. Al recibir las charlas sobre el Evangelio, sintió muy fuerte el espíritu y se bautizó en el Mar Negro en 1887.
Después de 15 años de su conversión, Marcow sirvió en dos misiones para la Iglesia en Europa del Este en territorios que hoy son representados por Hungría, Rusia, Rumania, Bulgaria, Turquía, Serbia, Croacia, Alemania, Bélgica y Letonia.
No tuvo mucho éxito como misionero en Serbia, Hungría y Bulgaria, pero sí en Bélgica; Timişoara, Rumania, y Riga, Letonia. Después, emigró a Utah en 1905 y trabajó como barbero hasta el día de su muerte en 1934.
Gracias a su gran esfuerzo por vivir el Evangelio y predicarlo allanó el camino para varias ramas que posteriormente se convertirían en casi 350 congregaciones con más de 80,000 miembros a principios del siglo XXI.
2. Dra. Martha Hughes Cannon, pionera en EE.UU.
Martha nació en Wales, Inglaterra, en 1857, pero emigró a Utah, EE.UU., junto a su familia. Estudió en University of Utah y obtuvo una licenciatura en química y una maestría en la University of Michigan.
Cannon también fue una activista de los derechos de las mujeres en Utah y trabajó como médico en el Hospital de Utah.
En 1896, fue elegida como la primera mujer senadora estatal de los Estados Unidos, superando a su esposo, Angus M. Cannon, y otros candidatos en las votaciones.
Martha hizo muchas cosas grandiosas en su vida como lo hemos notado y una de las últimas fue su autoría en las leyes de saneamiento de Utah y su participación en la fundación de la primera Junta Estatal de Salud de Utah.
3. Jonathan Napela, pionero en Hawái
Si has leído el libro “Santos”, el nombre de Jonathan Napela te debe sonar familiar. Napela fue uno de los primeros misioneros Santos de los Últimos Días en las islas de Hawái.
Napela trabajó junto a George Q. Cannon en la traducción del Libro de Mormón al hawaiano, la primera traducción del libro a un idioma no europeo.
Jonathan Napela propuso el primer programa para capacitar a los misioneros durante dos meses en el idioma de sus respectivas misiones antes de salir al campo, ¿te suena familiar? En la actualidad, 10 Centros de Capacitación Misional alrededor del mundo hacen eso.
En 1869, Napela viajó a Utah y se convirtió en el primer Santo de los Últimos Días hawaiano en recibir las ordenanzas del templo y realizar la obra vicaria por sus antepasados.
Poco después de regresar a Hawái, su esposa contrajo lepra y fue internada en un asentamiento en Molaki para personas que padecían de esa enfermedad, Napela decidió acompañarla.
Lamentablemente, él también contrajo lepra. Sin embargo, aun así siguió presidiendo una rama en Molaki hasta su muerte en 1879. Su esposa falleció dos semanas después.
Para el momento de su fallecimiento, 1 de cada 10 hawaianos era miembro de la Iglesia.
4. Helvécio Martins, pionero en Brasil
En 1972, Helvécio Martins y su esposa estaban buscando algo que trajera calma, satisfacción y gozo a su vida. De pronto, los misioneros tocaron la puerta de su hogar en Río de Janeiro, Brasil.
Helvécio les preguntó a los misioneros qué trato les daban a las personas de raza negra en su iglesia. Los misioneros los invitaron a orar a él y su esposa, y les explicaron las enseñanzas sobre el sacerdocio y el templo. Más tarde, la pareja se bautizó.
En 1978, la Primera Presidencia extendió las bendiciones del templo a todos los miembros dignos, independientemente de su raza. Martins sintió mucha gratitud hacia Dios.
Poco tiempo después, Martins y su esposa, Ruda, se sellaron en el Templo de Sao Paulo. Posteriormente, el 31 de marzo de 1990, Helvécio se convirtió en el Primer Setenta Autoridad General afrodescendiente.
5. Carmen Galvez O’Donnal, pionera en Guatemala
Después de que Carmen Galvez se bautizó el 13 de noviembre de 1948, fue llamada a servir como presidenta de la Sociedad de Socorro en la ciudad de Guatemala. Este fue solo el inicio de su gran contribución a la Iglesia.
Carmen y su esposo estadounidense John F. O’Donnal se dedicaron fielmente al servicio en la Iglesia.
En 1976, John y Carmen presidieron la Misión Ciudad de Guatemala y, posteriormente, la Misión Quetzaltenango, Guatemala. John ayudó a la Iglesia a conseguir el terreno para la construcción del Templo de la Ciudad de Guatemala. Carmen y su esposo sirvieron como el primer presidente y la primera directora de obreras del templo después de su dedicación en 1984.
Carmen y su esposo desarrollaron programas que tuvieron gran impacto en la Iglesia a nivel mundial: propusieron el horario de 3 horas de las reuniones dominicales; simplificaron las lecciones de la Escuela Dominical para los miembros nuevos, que ahora se llama Principios del Evangelio; y supervisaron la construcción de los centros de reuniones locales.
6. Nowah Afangbedji, pionero en República Togolesa
A principios de la década de 1990, cuando tenía 14 años, Nowah escuchó sobre el profeta José Smith. Le sorprendió mucho que alguien de su edad tuviera tanta fe para orar y estar en presencia de Dios.
Nowah siguió el ejemplo del profeta y oró al Señor para saber si la Iglesia de Jesucristo era verdadera. Posteriormente, en setiembre de 1997, se bautizó junto a otras 13 personas.
En 2009, cuando Afangbedji regresó de su misión en Nigeria, la Iglesia creó el primer distrito en su país, Togo, que se encuentra en África occidental. Cuatro años después, se convirtió en estaca.
“Ahora puedo darme cuenta de que esas pequeñas cosas que estábamos haciendo en ese momento eran una base sólida para la gran obra que estamos disfrutando ahora”.
7. Maxine Tate Grimm, pionera en Filipinas
Maxine Tate nació en Toole, Utah, pero durante la Segunda Guerra Mundial se unió a la Cruz Roja para cumplir con su gran deseo de hacer el bien por las personas. Mientras residía en Filipinas, se reunía con otros Santos de los Últimos Días para adorar juntos los domingos.
A finales de la década de 1950, la Iglesia no tenía reconocimiento legal ni congregaciones locales en Filipinas, pero ese no fue problema para Maxine. Ella decidió cambiar esa situación y junto a su esposo se estableció en Manila, y organizaron clases de la escuela dominical y la Primaria de manera no oficial.
El 5 de junio de 1961, la Iglesia envió a los primeros misioneros a Filipinas.
Los filipinos recibieron el Evangelio rápidamente mientras que los Grimm apoyaban los esfuerzos de los misioneros. Gran parte de los bautismos se realizaron en su piscina.
Cuando Maxine falleció, la membresía de la Iglesia en Filipinas había superado los 700,000.
8. Ángel Abrea, pionero en Argentina
Desde muy pequeño Ángel Abrea comenzó a predicar el Evangelio. A los 10 años, mientras hacia las entregas de leche a las personas, Ángel cantaba su himno favorito “Cristo me manda que brille”.
La persona que lo recibió le preguntó sobre la canción, él le dijo que era de su Iglesia y le contó más detalles al respecto.
Aquella persona se interesó tanto en la Iglesia que posteriormente asistió a las reuniones dominicales con su familia.
Abrea se convirtió en consejero de la presidencia de distrito a los 17 años. El 20 de marzo de 1981, el élder Ángel Abrea se convirtió en el primer argentino en ser sostenido como Setenta Autoridad General.
9. Lydie Zebo Bahie, pionera en la República Democrática del Congo
Lydie conoció la Iglesia gracias a un familiar, en el tiempo en el que perdió a sus padres. Cuando fue a la Iglesia se sintió como en casa, como si hubiera encontrado a sus padres otra vez.
Ella nació en Costa de Marfil y fue una de las primeras misioneras en servir en la Misión República Democrática del Congo, Kinshasa.
10. Ana Cumandá Rivera, pionera en Ecuador
En 1977, Ana Cumandá Rivera nativa de Quito, Ecuador, fue llamada a servir una misión en el área de Otavalo, Ecuador. Cumandá vio el cumplimiento de la profecía en Joel 2: 28-29, donde dice que incluso los jóvenes soñarán sueños y profetizarán.
Una de sus compañeras de misión soñó con una comunidad llamada Punyaro y le dijo que ahí había mucha gente que las esperaba. Efectivamente, había 3 familias que deseaban escuchar el Evangelio y lo aceptaron en su vida.
Durante su misión, Cumandá enseñó a una de sus compañeras a leer y escribir. Después de ver su progreso, Ana deseó hacer mucho más y oró al señor para ser un “instrumento de progreso”. Es así que cuando retornó de su misión, la Iglesia le pidió que regresara a Otavalo, pero esta vez como coordinadora de alfabetización.
Pioneros del Señor
¡Qué increíbles historias acabamos de leer!
Nosotros también podemos ser instrumentos en las manos del Señor para ayudar en el progreso de Su obra para que nuestras futuras generaciones puedan gozar de las bendiciones de los esfuerzos que hagamos hoy por vivir y predicar el Evangelio.
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Fuente: Church News