Las enfermedades de salud mental y los desórdenes emocionales pueden ser muy complicados de comprender.
Esto es más complicado cuando se trata de niños debido a que recién están aprendiendo a identificar y entender sus emociones.
¿Cómo los padres y los líderes pueden ayudar a sus hijos a ser más resilientes y a lidiar con estos problemas emocionales?
Aquí hay algunos consejos que te pueden ayudar.
1. Reconoce el comportamiento y las emociones que no son comunes en tu hijo
Si tu hijo tiene dificultades para desenvolverse de forma natural, entonces es una señal de que necesita algún tipo de tratamiento.
Algunas señales son: la falta de deseo de ir a la escuela, de participar en actividades o de jugar con sus amigos y un incremento en el tiempo que pasa a solas.
2. Reconoce tus problemas emocionales y esfuérzate por corregirlos
Todos tenemos momentos donde nos ansiedad o depresión. Cuando eso te suceda, aprende de ello para poder entender mejor a tu hijo al mismo tiempo que aprendes a superar tus propios desafíos emocionales.
3. Habla constantemente con tu hijo sobre sus sentimientos y emociones
Puedes ayudar a tu hijo a entender y expresar sus sentimientos al conversar constantemente sobre ellos. Esto le ayudará a aprender el vocabulario que necesita para identificar y expresar correctamente lo que sienten.
Estas conversaciones no necesitan ser tan formales ni estar relacionadas directamente con las emociones de tu hijo, puedes utilizar relatos sobre algún cuento y preguntarle cómo cree que se siente algún personaje de la historia.
4. No reacciones de manera exagerada cuando tu hijo te comparta alguna dificultad emocional
Escucha a tu hijo con calma y paciencia para que se pueda sentir seguro.
Reaccionar de manera exagerada o responder con ansiedad puede crear una barrera o desconfianza que puede hacer que tu hijo deje de hablar contigo sobre lo que le sucede.
5. Mantén una comunicación frecuente con tu hijo
Anima a tu hijo a contarte sus experiencias diarias, para que así se sienta cómodo de conversar contigo.
No esperes a que llegue un momento difícil para recién desarrollar una relación con él.
6. Recuérdale su identidad divina e inspíralo a acercarse al Salvador
Las Escrituras enseñan que el Salvador era un “varón de dolores y experimentado en quebranto” (Isaías 53:3).
Enséñale y recuérdale a tu hijo que Jesús sabe por lo que está pasando y que tiene un Padre Celestial que lo ama.
7. Busca ayuda profesional si la situación de tu hijo se pone más crítica
Se recomienda que los padres busquen a un terapeuta con el que su hijo se sienta cómodo y seguro.
Puedes encontrar a un terapeuta mediante los Servicios Familiares de la Iglesia o a través de la recomendación de otros padres.
8. Válida sus temores y preocupaciones
Identifica cuando tu hijo se comience a preocupar por posibles situaciones y válida sus emociones, sé empático con él.
Recuérdale que algunas de las cosas por las cuales se preocupa probablemente no sucedan, pero ayúdalo a pensar en cómo podría actuar si es que llegan a suceder.
9. Guíalo al enfrentar sus temores
Ayúdalo a aprender a enfrentar sus miedos y temores sin abrumarlo. Esta es una habilidad blanda que necesitará para el resto de su vida.
10. Asegúrate de que tu hogar sea un “refugio”
El élder Richard G. Scott enseñó:
“Al centrar tu hogar en el Salvador, se convertirá naturalmente en un refugio, no solo para tu familia, sino también para aquellos amigos que vivan circunstancias difíciles.
Una de las más grandes bendiciones que podemos ofrecer al mundo es el poder de un hogar centrado en Cristo, donde se enseña el Evangelio, se guardan los convenios y abunda el amor”.
El mundo real está en discordia con los principios y estándares del evangelio y eso puede ser desesperante y confuso para un niño.
Es muy importante que tu hogar esté en armonía con los principios del evangelio para así crear un ambiente de amor y seguridad.
11. Reconoce y regula tus propios sentimientos de culpa y vergüenza
Es muy fácil sentirse responsable por las malas experiencias de tu hijo, evita caer en esos pensamientos negativos, como por ejemplo: “Soy un mal padre” o “Todo es mi culpa”.
Dejar el sentimiento de culpa y vergüenza te ayudará a desarrollar la resiliencia y energía que necesitas para ayudar correctamente a tu hijo.
12. Esfuérzate por mantener la salud física y espiritual de tu familia
Oren constantemente, estudien las Escrituras y las palabras de los profetas modernos y asistan a la Iglesia juntos como familia.
Promueve un estilo de vida saludable en tu hogar para que tu familia pueda afrontar efectivamente con los problemas emocionales.
En la Conferencia General de octubre de 2013, el élder Jeffrey R. Holland enseñó:
“Al prevenir cualquier enfermedad cuando sea posible, estén pendientes de los indicadores de estrés en ustedes mismos y en otras personas a las que puedan ayudar.
Al igual que con su automóvil, estén alertas a las temperaturas elevadas, a la velocidad excesiva o al bajo nivel de combustible. Cuando afronten una “depresión por agotamiento”, hagan los ajustes necesarios.
La fatiga es un enemigo común para todos nosotros, así que disminuyan el ritmo, descansen, repongan energías y recobren fuerzas”.
13. Ten una perspectiva eterna
El élder Holland, en el mismo discurso previamente citado, expresó:
“Testifico del día en que nuestros seres queridos que sufrían discapacidades en la vida terrenal se presentarán ante nosotros glorificados y grandiosos, asombrosamente perfectos en cuerpo y mente. ¡Qué momento maravilloso será!”
Recuérdale su identidad divina a tu hijo y a tu familia. Ayúdalos a tener esperanza en el futuro y a mostrar y compartir un mayor amor, paciencia y entendimiento por los demás.
Fuente: LDS Living