Se me hace interesante que a las mujeres mormonas no les guste identificarse a sí mismas como “mujeres de la Iglesia de Jesucristo o mujeres Santo de los Últimos Días.”
¿No me crees?
¿Alguna vez has escuchado a una Santo de los Últimos Días aseverar despectivamente que no es una “mujer Santo de los Últimos Días”? ¿En algún momento has afirmado eso?
También te puede interesar: Las esposas del Profeta y los apóstoles: un breve vistazo a estas mujeres extraordinarias
Esto es de lo que estoy hablando. Las mujeres Santo de los Últimos Días también se distancian del estereotipo de mujer mormona: Ingenua. Pasiva. Inculta. Una mujer cuya vida está dedicada solamente a tener hijos. Además, esta mujer no toma Coca Cola dietética.
Hermanas, ¡sabemos que no somos así! ¿Por qué nos dejamos definir de esta manera? ¡Somos mujeres Santo de los Últimos Días! ¡Admitámoslo!
1. Somos filántropas
Somos miembros de una de las organizaciones humanitarias internacionales de mujeres más importantes del mundo. Vemos el panorama completo y único. Además, no nos da miedo ensuciarnos las manos y trabajar duro para ayudar.
Terminamos las cosas. También, ponemos nuestro dinero donde están nuestros valores, donamos un integro 10 % de nuestros ingresos para apoyar a nuestra comunidad religiosa y las obras de caridad que patrocina. Estamos comprometidas.
2. Somos cultas y diversas
Claro que somos diversas. Existen más de 6 millones de mujeres mormonas en 188 países diferentes que representan docenas de idiomas y todas las clases socioeconómicas. Somos solteras, casadas, divorciadas, LGBT, heterosexuales, viudas y oscilamos entre los 17 y más de 100 años.
Muchas de las mujeres Santo de los Últimos Días también pasamos tiempo significativo fuera de nuestros países natales, inmersas plenamente en nuevos idiomas y culturas.
3. Respetamos la maternidad
Defendemos valientemente la importancia de honrar esta mayordomía. Pero ninguna de nosotras solo es madre. La mayoría de nosotras, las mujeres Santo de los Últimos Días, no pasaremos más de 50 años de nuestras vidas criando activamente a nuestros hijos.
4. Somos inversionistas
Como maestras y mentoras, invertimos en nuestro recurso más valioso: la creciente generación de niños y adolescentes. Como responsables del cuidado de los hijos, también atendemos respetuosamente las necesidades de la generación que envejece. Invertimos en construir una comunidad de múltiples generaciones y eso es algo que realmente admiro de nosotras, las mujeres Santo de los Últimos Días.
5. Amamos a nuestras familias
Y no de una manera con corazones rosados, dulces y empalagosos. Practicamos el amor real, que significa llegar a ser bondadosas y tolerantes incluso cuando es difícil y no vemos las cosas de la misma manera. Eso significa limpiar desastres que no son nuestros, escuchar, perdonar y organizar los hogares que son lugares seguros y alegres.
6. Somos santas, pero no siempre
Cometemos errores. Pecamos. Nuestras buenas intenciones a veces terminan mal. Malinterpretamos y metemos la pata. Pero, lo estamos intentando, somos reales. Además, las amistades forjadas por medio de la sinceridad y la imperfección realmente nos importan.
7. De hecho, tenemos una historia muy fortalecedora sobre el don divino de nuestra sexualidad
No nos conformamos con el deseo, entonces los demás podrían juzgarnos erróneamente como mojigatas, pero experimentamos este aspecto de nosotras mismas como algo sagrado, fortalecedor y hermoso.
8. Somos creativas
Con el arte, la música, el baile, las palabras y a veces, los presupuestos ajustados.
9. Somos emprendedoras y líderes
Ya sea, para empezar nuestro propio negocio, liderar una organización de cientos o tomar la iniciativa para panificar una reunión familiar, estamos a la vanguardia de hacer que sucedan las cosas.
Presidencia General de la Sociedad de Socorro Sharon Eubank, Jean B. Bingham y la hermana Reyna I. Aburto
10. Apoyamos a los hombres en nuestras vidas, pero no nos consideramos sus subordinadas
Cuando esto es acerca de cómo tratamos a los demás, tenemos expectativas altas sobre nosotras mismas, las mujeres Santo de los Últimos Días. Consideramos a nuestros hermanos en el evangelio con los mismos estándares. Creemos que Dios nos entiende y nos ayuda a poner fin a las relaciones con hombres que no siguen Su consejo para tratarnos con el mismo amor y respeto que Cristo.
11. No ignoramos
El hecho de que los hombres y las mujeres en nuestra iglesia tienen diferentes responsabilidades. Algunas de nosotras, las mujeres Santo de los Últimos Días, pasamos un momento difícil con eso. También, nos damos cuenta de que a lo largo de la historia del mundo las contribuciones y las historias de las mujeres han sido consideradas menos importantes, interesantes y significativas que las de los hombres.
Nosotras, las mujeres Santo de los Últimos Días, no vemos nuestras vidas a través de esa lente. Nuestra visión personal es más profunda y matizada.
12. Somos complejas
Podemos mantener las preguntas, las ambigüedades y las revelaciones que todavía se desarrollan con sabiduría y fe. No nos inclinamos a la oscuridad de no saberlo todo como un signo de obediencia débil y ciega. Vemos eso como un signo de madurez y fortaleza.
13. Somos felices
No somos perfectas y no siempre estamos alegres, pero estamos esforzándonos para ser felices. No somos falsas y no estamos a la defensiva. Estamos alineando nuestras vidas activamente con una de nuestras creencias fundamentales: esa parte del propósito de la vida es cultivar y compartir alegría.
14. Somos instruidas
Muchas de nosotras, las mujeres Santo de los Últimos Días, nos hemos graduado de instituciones académicas, institutos y universidades de todo el mundo. Tenemos una larga tradición de aceptar las verdades y buscar el aprendizaje en todas sus formas.
15. Y nos gusta la Coca Cola dietética
Bueno, al menos a mí.
Artículo originalmente escrito por Carrie Skarda y publicado en ldsliving.com con el título “15 Reasons We Can Be Proud and Own Being a Mormon Woman.”
