Cuando se realizan investigaciones sobre la relación de las personas con la religión, no se limita a medir la asistencia a servicios religiosos.

Preguntan por creencias, identidad y prácticas cotidianas: ¿consideran importante la espiritualidad?, ¿se identifican como cristianos?, ¿creen en Dios o incluso en espíritus animales? 

También observan cómo oran, leen escrituras, meditan o participan en rituales.

mujeres jóvenes
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Estas respuestas permiten trazar el mapa de cómo individuos y naciones viven la religión y la espiritualidad.

El Pew Research Center realizó un estudio sobre las personas no afiliadas a una religión, conocidos como nones, en 22 países. El informe revela que muchas personas que no se identifican con una religión aún conservan creencias o prácticas espirituales, aunque con grandes diferencias regionales.

En Brasil, el 92% de los no afiliados dice creer en Dios, mientras que en Suecia solo un 10% comparte esa afirmación. América Latina y África muestran vínculos espirituales más fuertes que Europa o Australia, donde la religiosidad es mucho más débil.

Tres etapas del declive religioso

mujeres jóvenes; clase de jóvenes
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Un estudio publicado en Nature Communications describe la secularización como un proceso de tres fases: Participación, Importancia y Pertenencia.

  • Primera etapa: baja la participación en prácticas religiosas, sobre todo entre jóvenes. En Senegal, por ejemplo, el 78% de los adultos mayores asiste a servicios, frente a cifras 14 puntos más bajas en los jóvenes. Otros países en esta fase incluyen Guatemala, India, Túnez, Egipto y Sudáfrica.
  • Segunda etapa: la religión pierde peso en la vida personal y en el sentido de pertenencia. Estados Unidos es un caso claro: los adultos jóvenes acuden menos a los servicios y son un 45% menos propensos a declarar afiliación religiosa que los mayores. México, Brasil, Tailandia, Grecia, Italia y Canadá comparten este patrón.
  • Tercera etapa: se abandona la identidad religiosa de manera generalizada entre los jóvenes. En Dinamarca, el 79% de la población total se declara religiosa, pero solo el 53% de los menores de 40 años lo hace. Francia, Suecia, Estonia, Australia y China también se ubican en este nivel.
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Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La secularización no significa que la religión desaparezca por completo. En muchos contextos, persisten creencias y prácticas que influyen en la cultura, la política y la vida social.

Para las congregaciones, el desafío es claro: entender estas transiciones y crear comunidades donde las nuevas generaciones encuentren un sentido de pertenencia.

Fuente: Deseret News

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