La inmortalidad siempre ha sido un concepto muy arraigado al pensamiento humano.
El primer hombre en la Tierra, Adán, vivió 930 años (Génesis 5:5; Moisés 6:12); y Matusalén, hijo de Enoc y abuelo de Noé, vivió 969 años (Génesis 5:21–27; Lucas 3:37; Moisés 8:7).
A diferencia del pasado, según las Naciones Unidas, en la actualidad la media de la esperanza de vida se estima que aumentará, de manera global, de 72,8 años en 2019 a 77,2 en 2050. Esta es una gran diferencia.
Si bien científicos y místicos han intentado alcanzar la inmortalidad, públicamente no es conocido que se haya logrado este hito por poder del hombre.
Sin embargo, las Escrituras han presentado directa e indirectamente que la inmortalidad no solo se ha logrado por nuestro Salvador Jesucristo, sino que también por 4 individuos sumamente especiales.
En este artículo veremos quienes son.
Juan, el apóstol amado de Jesucristo
La cercanía de Juan con Jesucristo era especial. Arte: “La última cena” por Carl Bloch
Uno de los 4 evangelistas, Juan, fue un apóstol de Jesucristo. Probablemente, el más conocido después de Pedro.
En sus propios escritos se refiere a sí mismo como “el discípulo al cual Jesús amaba” (Juan 13:23; 21:20) y “a quien amaba Jesús” (Juan 20:2).
Esto claramente demostró su cercanía con Jesús. También es conocido como el ‘Revelador’ o ‘Teólogo’ debido a que él escribió el libro del Apocalipsis (Apocalipsis 1:9).
Además, Juan fue uno de los apóstoles que presenció más milagros de la mano del Salvador. Junto a Pedro y Santiago, su hermano, ellos tres formaron un círculo íntimo apostólico que estuvo cerca a los momentos terrenales más significativos de Jesús.
Pedro, Santiago y Juan estuvieron en los momentos terrenales más importantes del ministerio de Jesucristo. Arte: “La Transfiguración” por Giovanni Bellini
Estuvieron presentes en cuando la hija de Jairo fue sanada (Marcos 5:37; Mateo 9:23-26; Lucas 8:51).
También acompañaron al Salvador en el Monte de la Transfiguración, donde vieron a Jesús revelado en Su gloria y escucharon la voz del Padre testificar que Jesús era Su Hijo en quien estaba complacido (Marcos 9:2-10; Mateo 17:1-8; Lucas 9:28-36).
Presenciaron la profecía final sobre los últimos días sobre el Salvador en el Monte de los Olivos (Marcos 13:3-37); y estuvieron junto a Él en el jardín de Getsemaní, cuando comenzó Su gran obra expiatoria (Marcos 14:32-34; Mateo 26:36-38).
Juan siempre estuvo cerca al Salvador. Arte: “La Transfiguración” por Carl Bloch
Conociendo su gran cercanía con el Salvador, y el gran amor que Él tenía por Juan, el inicio de su inmortalidad se registra en su evangelio:
“Volviéndose Pedro, vio a aquel discípulo a quien amaba Jesús, que los seguía, el que también en la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
Así que cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y este, qué?
Jesús le dijo: Si quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
Entonces se dijo entre los hermanos que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?”. (Juan 21: 20-23)
Es gracias a este registro que tenemos conocimiento de que Juan, el amado apóstol de Jesucristo, se quedaría hasta que Él regrese en Su Segunda Venida, es decir, que viviría hasta el retorno de nuestro Salvador.
Juan el amado recibió la inmortalidad de la mano del Señor Jesucristo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Esto también se ve reflejado en el libro de Doctrina y Convenios:
“Y el Señor me dijo: Juan, mi amado, ¿qué deseas? Pues lo que quieras pedir te será concedido.
Y yo le dije: Señor, dame poder sobre la muerte, para que viva y traiga almas a ti.
Y el Señor me dijo: De cierto, de cierto te digo, que porque deseas esto, permanecerás hasta que yo venga en mi gloria, y profetizarás ante naciones, tribus, lenguas y pueblos”. (Doctrina y Convenios 7:1-3)
Juan, en su noble deseo de trabajar en la obra del Señor, le pidió al Salvador, su amado Maestro, que le otorgue la inmortalidad para poder predicar el evangelio hasta que Él retorne. Jesucristo, en definitiva, se la otorgó.
Los tres apóstoles nefitas
Jesucristo también otorgó la inmortalidad a algunos de Sus discípulos aquí en el continente americano. Arte: “Jesucristo visita las Américas”, por John Scott
En su ministerio por el continente americano, después de aparecerse al pueblo nefita, Jesucristo, ya resucitado y en Su gloria celestial, llamó a 12 discípulos para que ministraran en Su nombre para cuando ascendiera a los cielos.
Estos 12 discípulos fueron escogidos y se registraron sus nombres (3 Nefi 19:4). Ya después de las enseñanzas que dejó el Salvador, como instituir Su nombre en Su Iglesia (3 Nefi 27:3-10) y mostrarnos el camino para llegar al Padre (3 Nefi 27:27), Jesús le habló a Sus discípulos:
“Y sucedió que cuando Jesús hubo dicho estas palabras, habló a sus discípulos, uno por uno, diciéndoles: ¿Qué es lo que deseáis de mí después que haya ido al Padre?
Y contestaron todos, salvo tres, diciendo: Deseamos que después que hayamos vivido hasta la edad del hombre, que nuestro ministerio al cual nos has llamado se termine, a fin de que vengamos presto a ti en tu reino.
Y él les dijo: Benditos sois porque deseasteis esto de mí; por tanto, después que hayáis llegado a los setenta y dos años de edad, vendréis a mí en mi reino; y conmigo hallaréis reposo”. (3 Nefi 28:1-3)
Jesucristo con Sus 12 discípulos en las américas. Arte: “Cristo con los 12” por Jorge Cocco
Hasta este momento, 9 de los 12 discípulos pidieron estar en Su reino, pero los 3 restantes no dieron respuesta alguna.
Y algo muy interesante es que ellos no se atrevían a decirle lo que deseaban (3 Nefi 28:5), pero esta fue la respuesta del Salvador:
“Y él les dijo: He aquí, conozco vuestros pensamientos, y habéis deseado lo que de mí deseó Juan, mi amado, quien me acompañó en mi ministerio, antes que yo fuese levantado por los judíos.
Por tanto, más benditos sois vosotros, porque nunca probaréis la muerte; sino que viviréis para ver todos los hechos del Padre para con los hijos de los hombres, aun hasta que se cumplan todas las cosas según la voluntad del Padre, cuando yo venga en mi gloria con los poderes del cielo.
Y nunca padeceréis los dolores de la muerte; sino que cuando yo venga en mi gloria, seréis cambiados de la mortalidad a la inmortalidad en un abrir y cerrar de ojos; y entonces seréis bendecidos en el reino de mi Padre”. (3 Nefi 28:6-8)
Jesucristo y los tres nefitas. Foto: La Iglesia de Jesucristo
En conclusión, estos 3 nefitas, cuya identidad hasta el día de hoy son una incógnita, obtuvieron la inmortalidad al igual que Juan.
A ellos 4 se les prometió que no probarían la muerte, sino que vivirían hasta que Cristo venga por segunda vez.
Ahora ya conoces a los 4 personajes de las Escrituras que realmente son inmortales, y nunca probarán los dolores de la muerte ni el pesar, y tendrán una plenitud del gozo.
Idea originalmente dada por Hyrum Egúsquiza Rodríguez.
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