5 mentiras que Satanás te hace creer cuando pecas

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Estas cinco mentiras de Satanás son algunas de las más poderosas y pueden alejarnos fácilmente de Dios si es que decidimos creer en ellas.

Todos cometemos errores, todos pecamos.

No creo que esta admisión sea fácil de hacer, para nadie, sin embargo, es una característica que une a la familia humana. Todos pecamos y nuestra lucha por vencer al hombre natural es una consecuencia del viaje terrenal al que nos hemos embarcado en este mundo caído. Como escribió Pablo, “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”.

Es nuestro deber esforzarnos por librarnos de los pecados que nos atan. Para esto debemos reconocer que Satanás tratará de agrandar nuestros pecados con mentiras crueles y retorcidas diseñadas para separarnos completamente del Padre Celestial y nuestro potencial divino.

Estas cinco mentiras son algunas de las más poderosas y pueden conducirnos fácilmente a nuestra muerte espiritual si es que decimos creer en ellas.

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1. No eres digno del amor de Dios

momentos difíciles 

Satanás sabe que la verdad más preciosa de la eternidad es que somos hijos amados de un amoroso Padre Celestial. Él siempre atacará la base de este principio porque si no creemos que nuestro Padre Celestial nos ama, gran parte de nuestro propósito en la tierra se viene abajo.

Medita en la siguiente enseñanza del presidente Thomas S. Monson:

“El amor de Dios está allí ya sea que sientan que merezcan amor o no; simplemente siempre está allí”.

Cuando pecamos, hay consecuencias. Podemos perder la compañía del Espíritu Santo. Experimentamos el dolor que proviene de la tristeza según Dios. Debemos enfrentar las repercusiones en nuestras relaciones con los demás y en nuestra vida cotidiana.

Perder el amor del Padre Celestial no es una consecuencia del pecado. No hay nada que puedas hacer para separarte del amor de Dios y Su hijo. El amor de Cristo siempre estará disponible para cada uno de nosotros. 

Es en tiempos de pecado y tristeza que Cristo quiere que aceptemos más Su amor.

2. Debes ocultar tu pecado

Los intensos sentimientos asociados con el pecado nos llevan a tratar de ocultarlos. Mentimos. Los evitamos. Nos desconectamos de todo. Si ocultamos nuestros pecados, nos decimos a nosotros mismos que estos simplemente desaparecerán.

Hay una serie de problemas en lo que respecta a ocultar nuestros pecados. Nos impide buscar la ayuda y el tratamiento del Padre Celestial, los líderes de la Iglesia y, quizá, ayuda profesional. 

Nos conduce al orgullo, donde nos importa más lo que el hombre piensa que Dios. Daña nuestras relaciones con las personas, incluso con nuestro Padre Celestial, ya que perdemos oportunidades para conectarnos con Él a un nivel más espiritual y sensible.

No debemos andar confesándole nuestros pecados a todas las personas. El pecado es personal y nuestra lucha contra ello es valiosa y sagrada. Contar tus pecados no es lo mismo que confesarlos, debemos confesar nuestros pecados al Padre Celestial sin dudar ni temer. Habla con un líder de la Iglesia. Busca maneras de compartir tus desafíos de manera adecuada.

No permitas que la frase “soy un pecador” te llene de vergüenza.

3. Debes obsesionarte con tu pecado

Si estás leyendo esto, es probable que desees hacer algo con tus pecados. ¡Esto es maravilloso! ¡Es glorioso! ¡De eso se trata el evangelio!

Sin embargo, Satanás puede llevarnos hasta el extremo, donde nos obsesionamos con nuestros pecados tan intensamente que sofocamos nuestras almas hasta la muerte. 

Satanás hará que cada momento de cada día sea consumido por lo que hemos hecho mal. No permitas que tus pecados se conviertan en la característica definitoria de tus pensamientos y acciones. No dejes que te defina.

Una de las formas más poderosas para combatir el pecado no involucra luchar contra la oscuridad. Por el contrario, se trata de agregar luz a nuestra vida. 

Deja de tratar de luchar con tus pecados hasta la muerte. Haz el bien. Ministra a tus hermanos y hermanas. Ora. Ama. Añade la luz de Cristo a tu vida y la oscuridad eventualmente se irá.

4. Eres malo por naturaleza

Cuando pecamos, experimentamos un dolor sano por nuestros pecados. Reconocemos que hemos hecho mal. Sin embargo, muchos de nosotros caemos en la trampa de hundirnos en la vergüenza. La vergüenza es un sentimiento intenso de culpa, pena e indignidad que daña nuestro espíritu. 

El dolor sano, la culpa que sentimos, nos dice que hemos hecho algo malo. La vergüenza nos dice que somos malos, que es nuestra naturaleza ser malos.

Debes recordar que eres un ser de luz. Tu herencia es divina. En tu esencia eterna hay un potencial ilimitado. El pecado no borra eso. El pecado no borrará tu progreso a menos que le des el poder para hacerlo.

Piensa en Moisés y su confrontación con Satanás, él se enfureció y arremetió contra Moisés cuando éste se negó a adorarlo. Las escrituras dicen que Moisés vio la amargura del infierno, pero aún así se mantuvo seguro de su naturaleza divina como hijo de Dios.

Cuando te enfrentes con la amargura del infierno por tus pecados, míralo directamente a los ojos y di lo mismo. Soy un hijo de Dios. Soy hija de Dios.

5. Nunca podrás cambiar

Satanás nunca podrá cambiar. Él nunca podrá progresar y su objetivo es hacernos sentir exactamente de la misma manera. 

Tal vez te encuentras luchando con el mismo pecado por años y te sientes agotado. Tal vez tu pecado se siente tan profundo y tan oscuro que no ves ningún camino de regreso.

Debes recordar algo: Puedes cambiar. Siempre puedes elegir arrepentirte. No es fácil, pero el proceso de utilizar la Expiación no dejará nada sin sanar. Seremos sanados gracias a ello. Completamente limpios. Completamente libres. Completamente fuertes. Completamente alegres.

Esto es evidente en el poderoso testimonio del élder Jeffrey R. Holland:

“Si han hecho convenios, guárdenlos; si no los han hecho, háganlos. Si los han hecho y los han quebrantado, arrepiéntanse y repárenlos. Nunca es demasiado tarde en tanto que el Maestro de la viña diga que hay tiempo. 

Por favor escuchen los susurros del Santo Espíritu diciéndoles ahora, en este mismo momento, que deben aceptar el don de la expiación del Señor Jesucristo y disfrutar de la hermandad de Su obra. No se demoren; se hace tarde.”

Fuente: ldsdaily.com

Comentarios
Este artículo, es de más infinito valor celestial que el milagro del perdón. Sale más de veinte dólares en los estándares, que chasco.
nestor
Puede dios perdonar un error desde k estaba llendo asta ahora de ir Ami rama un pecado postergado dando teniendo aún mi llamamiento de presbítero y puedo ir a una misión si me arrepiento y si lo decido oy mismo en salir. Para k me perdone
Alonzo Zeballos

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