“Robert L. Millet aclara alguno de los mitos que rodean los posibles escenarios sobre el Milenio. Aquí hay 5 que quizá creías eran verdad.”
Mientras completaba la redacción del libro “Vivir en la Undécima Hora” (Living in the Eleventh Hour), se me ocurrió que podría haber algún valor en continuar la caminata o completar la historia, si se puede decir. Honestamente, no había pensado en una secuela, sin embargo al siguiente fin de semana comencé, lo que podría llamarse, una revisión a las fuentes de información.
Revisé primero los trabajos estándar y quedé impresionado con lo mucho que los Profetas han hablado sobre el Milenio. Aunque estaba seguro de que gran parte de mis datos provendrían de Doctrina y Convenios, me quedé atónito por los detalles doctrinales del Antiguo Testamento. Sabía que el libro de Apocalipsis sería un terreno tremendamente fértil, pero no me había dado cuenta de que los cuatro Evangelios, las epístolas de Pablo y Pedro, las enseñanzas de los Profetas y Apóstoles modernos como José Smith, Brigham Young y Orson Pratt serían tan informativos.
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También fui muy consciente del hecho de que, con demasiada frecuencia, las escrituras en este campo de estudio conducen a especulaciones, inestabilidad espiritual y casi obsesión por detalles, especialmente cuando esos detalles no se han dado a conocer a través de adecuados canales autorizados.
Durante las semanas que siguieron a mi decisión de emprender este trabajo, hablé a menudo con los miembros de la Iglesia en un esfuerzo por pre-evaluar y determinar de manera informal sobre lo que entendía y no entendía acerca de la segunda venida de nuestro Señor, el Milenio, y lo que sigue a la resurrección y el juicio.
En el proceso, me encontré algo a lo que podría llamar “Cinco Mitos sobre el Milenio”
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Es posible que una persona que estudie los libros canónicos y las escrituras de los Profetas de los últimos días pueda trazar una secuencia precisa y completa de los eventos entre ahora y el regreso del Señor a la tierra.
No tardé mucho en descubrir que tal tarea no tendría éxito, porque simplemente no es factible. De hecho, el Señor y sus Profetas hablan en términos generales, a través de expresiones generales, y rara vez se vuelven brindan detalles específicos sobre el cuándo y el cómo.
El Elder Bruce R. McConkie lo expresó de esta manera: “No siempre es posible para nosotros, en nuestro estado actual de iluminación espiritual, poner cada evento en una categoría o marco de tiempo exactos. Tenemos que reflexionar y pensar sobre muchas cosas, tal vez para mantenernos alertas y atentos a obedecer los mandamientos por si el Señor viniera en nuestros días. Algunas de las expresiones proféticas se aplican tanto a los eventos anteriores como posteriores al milenio; algunos tienen un cumplimiento inicial y parcial en nuestros días y tendrán una segunda y mayor finalización en los días venideros.”
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El Milenio ya llegó. Ahora vivimos en él.
Este malentendido realmente me sorprendió. Conocí a un sorprendente número de Santos de los Últimos Días que comentaron que el Milenio comenzó hace algún tiempo, con la muerte del Profeta José Smith, el establecimiento del estado de Israel, la caída del Muro de Berlín u otra cantidad de eventos históricos.
Las Escrituras y los Profetas de los últimos días son muy claros e inequívocos sobre este asunto: el Milenio es un período de paz y rectitud de mil años que comienza con la venida de Jesucristo en poder y gloria para todo el mundo. Todos los hijos de Dios sabrán cuándo esto suceda.
La venida del Salvador en gloria será lo que las Escrituras llaman el “fin del mundo”, que es la destrucción del malvado y la purificación de la tierra (José Smith-Mateo 1:4, 31).
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El Milenio se llegará gracias a la bondad, la decencia y la civilidad cristiana las cuales darán como resultado un mundo listo para recibir a su Rey cuando regrese.
Esta perspectiva es esencialmente lo que algunos historiadores o teólogos llaman post-milenialismo. Se basa en gran parte en la idea de que dentro de la humanidad hay un deseo e impulso de progresar, avanzar, crecer y crear un mundo mejor.
Cualquiera que lea el periódico o vea las noticias en televisión miraría con recelo esta idea. Las cosas no están mejorando. Tampoco lo harán, al menos no de este lado de la venida del Señor en gloria. El Milenio será provocado por el poder del Salvador, y los malvados serán destruidos y enviados al mundo de los espíritus, donde permanecerán por mil años. Esa era milenaria, según Nefi, será mantenida por la justicia de las personas a quienes se les permite permanecer en la tierra paradisíaca (1 Nefi 22:15, 26).
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Los Santos de los Últimos Días serán las únicas personas en la tierra durante el Milenio.
Este mito puede ser producto de pensar que las bendiciones del evangelio de Jesucristo sólo llegan a aquellos que reciben las ordenanzas de salvación y luego viven de acuerdo con sus convenios. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la tierra milenaria será una tierra terrestre y que las personas nobles y temerosas de Dios vivirán ahí en ese día en que el dolor, la tristeza, la decadencia corporal y la muerte, el engaño y la tergiversación ya no existan.
La congregación de Israel en ese día se acelerará más allá de lo que ahora podamos comprender. El albedrío es y estará siempre vivo, por lo que no todos elegirán las bendiciones de la plenitud del evangelio.
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Debemos ser pacientes y perseverantes, y darnos cuenta de que la justicia llegará a nuestras vidas sólo después de que el Mesías del Milenio venga a morar en la tierra.
¿Paciente? Sí. ¿Perseverantes? Eso es un hecho. Algunas cosas no se llevarán a cabo, es decir no podrán darse, mientras la maldad y la rebelión espiritual contaminen la Tierra.
El Presidente Kimball señaló que cuando Satanás está atado en un sólo hogar o en el corazón de un sólo individuo, es cuando hemos comenzado a prepararnos de manera significativa para el Milenio (Enseñanzas de Spencer W. Kimball). El Presidente Gordon B. Hinckley también le dijo a los Santos: “ha llegado el momento de erguirnos un poco más, de elevar la mirada y ensanchar la mente para lograr una mayor comprensión y un mayor entendimiento de la gran misión milenaria de esta, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de Los Últimos Días. Esta es una época en que debemos ser fuertes, una época para avanzar sin vacilación conociendo bien el significado, la amplitud y la importancia de nuestra misión.” (Esta Es La Obra Del Maestro).
Miramos hacia el futuro con el ojo de la fe, con una perspectiva informada por las Escrituras y una perspectiva sostenida por el optimismo doctrinal y la alegría del evangelio.
La nuestra no es una religión de condenación y pesimismo, sino más bien una forma de vida que siempre nos señala a Aquel que nos dice: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo.”(Juan 16:33). Es en esa verdad maravillosa que nuestras almas pueden descansar.
“Este artículo fue escrito originalmente por Robert L. Millet y fue publicado por ldsliving.com bajo el título: “5 Millennium Myths You Thought Were True”