“El proceso disciplinario puede causar un poco de temor, pero hay mucho que puedes hacer mientras esperas recuperar tus derechos como miembro de la Iglesia.”
Hace algún tiempo, un amigo, que no era miembro de la Iglesia debido a una acción disciplinaria reciente, preguntó: “¿Qué puedo hacer mientras espero? En los últimos días, se me hizo muy evidente lo que no puedo hacer. Puedes decirme y a otros en mi situación qué es lo que podemos hacer.”
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A medida que trate de responder la petición sincera de una buena persona, tal vez también estoy dirigiendo mis sugerencias a sólo a unas pocas personas, pero aún así esas pocas son muy importantes.
Me esforzaré por infundir esperanza en lugar de desesperación a aquellos que han perdido temporalmente ciertos poderes y privilegios.
Algunas de estas personas, en esta categoría, ya no se atreven a esperar por miedo a sentirse decepcionadas. Espero que aquellas familias y esas personas sean confortadas con pensamientos que traigan un sentido de acción, consuelo y valor personal.
Evitar y Participar
Recuerdo vívidamente, la petición adicional de este amigo: “Por favor, no me digas que sea paciente, cariñoso, dulce y comprensivo. Necesito más que eso. Necesito una dirección sólida. Tengo una urgente necesidad de superar mis sentimientos de frustración y seguir adelante con mi vida. Por favor ayúdame.”
En 3 Nefi recibimos esta cálida invitación:
“Sí, en verdad os digo que si venís a mí, tendréis vida eterna. He aquí, mi brazo de misericordia se extiende hacia vosotros; y a cualquiera que venga, yo lo recibiré; y benditos son los que vienen a mí.” (3 Nefi 9:14)
Este versículo indica que en la vida no hay un período de espera antes de que podamos regresar a Dios. Aún en nuestra debilidad sabemos a dónde podemos recurrir para obtener fortaleza.
¡Qué buen consejo y sabia dirección para nuestras vidas se puede obtener a través del estudio de las Escrituras! La autoestima se puede renovar y la fuerza para hacer Su voluntad puede regresar. La gente siempre debe importar más que un horario o plan.
Ahora en cuanto a la pregunta de mi amigo, “¿Qué puedo hacer mientras espero?” Aquí hay algunas sugerencias que pueden hacerse usando dos palabras efectivas: evitar y participar. Evitar significa evadir algo deliberadamente de manera constante, rehuir. Participar, uno forma parte de o tiene algo en común con los demás.
Evitar los patrones negativos
Recomendaríamos que uno debería:
1. Evitar los sentimientos de resentimiento, amargura y contención hacia las personas que tomaron las decisiones disciplinarias.
Cuando se administra un tipo de disciplina, hay una tendencia de parte de algunas personas a tener resentimiento hacia los individuos e instituciones que han tenido que hacer el juicio.
Debemos permitirnos hacer un análisis personal antes de “lanzar la primera piedra”. El resentimiento y la ira no son buenos para el alma. Son cosas desagradables. La amargura debe ser sustituida con humildad. En verdad, la amargura hiere a quien la porta; enceguece, lastima, y deja heridas.
Algunos de nosotros estamos inclinados a ver las debilidades y deficiencias de otros para expandir nuestra propia zona de confort. Un sistema de apoyo personal valioso en casos como este debe incluir la familia, los amigos y los conocidos que estén dispuestos a ayudarnos a enfrentar lo que vemos y experimentamos.
Moroni nos dio a todos algunos consejos.
“No me condenéis por mi imperfección, ni a mi padre por causa de su imperfección, ni a los que han escrito antes de él; más bien, dad gracias a Dios que os ha manifestado nuestras imperfecciones, para que aprendáis a ser más sabios de lo que nosotros lo hemos sido.” (Mormón 9:31)
La persona arrepentida elegirá su propio camino y procederá con confianza. No tiene necesidad de proteger a su propio ser herido. No se permitirá sentir la peligrosa simpatía autoinfligida. De manera general, es una buena medicina el simpatizar con los demás, pero no uno mismo.
2. Evitar el desánimo.
Una de las herramientas más poderosas de Satanás es el desánimo. Susurros tales como “no puedes hacerlo”, “no eres bueno”, “es demasiado tarde”, “¿para qué te sirve?” o “las cosas no tienen solución” son herramientas de destrucción. A Satanás le gustaría que creas eso, que porque cometiste un error, todo se acabó.
Quiere que dejes de intentarlo. Es importante que el desánimo sea expulsado de las vidas de aquellos que están en espera. Esto puede requerir una cantidad definitiva de trabajo y energía, pero se puede lograr.
3. Evitar las salidas fáciles.
Hay quienes te recibirán en grupos rebeldes o apóstatas. Nunca podremos volver a levantarnos con un nuevo propósito si nos unimos a las filas de aquellos que critican y pretenden derribarnos. Es más fácil degradar y culpar a los demás por nuestra situación que arrepentirse y crecer.
Algunos que se proponen herir y destruir a otras personas terminan perdiéndose en el proceso. Las drogas, la bebida, los materiales pornográficos y las asociaciones de subcultura también son rutas de escape, salidas fáciles. Las actitudes de “no importa ahora” o “ya no hay nada que hacer” son totalmente inadecuadas.
“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” (Santiago 1:27).
El perseverar y el estar en recuperación requieren disciplina y paciencia. Evita a los que se edifican haciendo daño a otros.
4. Evitar el deseo de volverse anónimo.
Cuando surgen las dificultades, algunos quieren desvanecerse entre la multitud y perderse y quedar en el anonimato. Cualquier persona se puede dar cuenta de que hay un maravilloso sistema de apoyo disponible para aquellos que están incluidos en los registros de la Iglesia.
Hay personas que escucharán, ayudarán y enseñarán. Habrá oportunidades para estudiar las escrituras, reflexionar y orar. Las personas amorosas y un Dios amoroso quieren saber en dónde estás. Todos necesitan ser conocidos, reconocidos y amados.
Los corazones y las almas buscan una asociación nutritiva y significativa. Incluso aquellos que afirman que sólo quieren quedarse solos, en realidad están buscando su propia identidad.
Algunos privilegios y poderes se pierden cuando perdemos nuestra membresía en la Iglesia, pero no debemos de perdernos a nosotros mismos en el proceso de encontrarnos de nuevo. Nunca debemos perder de vista lo que podemos llegar a ser y lo que somos.
Participar mientras se espera
Mientras esperas, hay muchas formas de participar:
5. Participar con la familia.
Los miembros de la familia son posesiones de valor incalculable. Ofrecen amor y fuerza. Pero aún más, los miembros de la familia se necesitan mutuamente. Puede elegir estar al tanto de las necesidades de cada miembro de su familia y hacer su parte para ayudar a satisfacer esas necesidades.
Algunos necesitan una persona para escuchar; Algunos pueden necesitar un cumplido o un refuerzo positivo. Hay fuerza y satisfacción al involucrarse en proyectos familiares. Fomenta el amor familiar el ser accesibles incluso cuando sientas que tienen motivos para rechazarte.
El primer paso para buscar la aceptación familiar es cambiar para mejor.
6. Participar en actividades y reuniones de la Iglesia.
Acepta oportunidades para tomar asignaciones apropiadas cuando se te dé la oportunidad. Siempre estaré agradecido con el hermano que ayudó a nuestros niños de manera continua aunque no le fue posible participar en todos las actividades de la Iglesia. Él fue muy querido, y amó a los niños a quienes brindó su tiempo y orientación.
Practica la fiabilidad y el compromiso. Adáptate a las condiciones existentes. Hay lugares para servir en donde eres necesario. Cuando alguien declara: “No tengo nada que hacer”, debes recordar que eso simplemente no es verdad. Algunas veces hacemos esa declaración porque hemos aprendido a vivir con nuestras circunstancias presentes y a resistirnos a las nuevas oportunidades.
7. Participar en proyectos comunitarios dignos, incluyendo servicios y voluntariado.
A menudo, nuestros propios problemas parecen disminuir cuando nos damos cuenta de los desafíos que enfrentan los demás.
Cuando mi esposa se ofrecía como voluntaria en uno de nuestros hospitales locales, notó que algunos de los médicos le recomendaban a sus pacientes que se sentían deprimidos, tristes o con enfermedades emocionales que se unieran a la organización de voluntarios.
Esa solución a menudo funcionaba mejor que la medicina encontrando alegría en ayudar a los demás.
No hay restricciones en participar en buenas obras. No hay razones para esperar mientras los hijos de Dios necesitan tu amor y servicio. El amor debe ser un medio que te permita servir sin límites. Jesús siempre estuvo muy interesado en las personas más que en sus circunstancias.
8. Alguien con quien “compartir”.
Parte de tu responsabilidad al regresar, es encontrar a alguien con quién puedas compartir tus inquietudes, preguntas y progreso.
John Powell, en su libro The Secret of Staying in Love, nos dice que “la clave de la comunicación es la capacidad de ser totalmente honesto y amable al mismo tiempo.” (Valencia, California: Tabor Publishing, 1974, p.131.)
Busca este tipo de persona en tu vida. Los problemas a menudo parecen disminuir cuando son vocalizados. El punto de vista de otra persona puede ayudarte a obtener una perspectiva diferente ante una situación.
Es reconfortante tener a alguien con quien puedas compartir tus sentimientos y respete tus necesidades. La comunicación debe ser amable, suave, abierta y constructiva.
Un mensaje de amor
Una de las mayores bendiciones disponibles para todos es la oración personal. De esta manera, todos pueden dan un “informe” a un Padre comprensivo que ama a todos Sus hijos. Dios conoce los sentimientos en cada corazón humano.
Él puede suavizar el dolor y guiarnos cuando parece que no hay luz. La oración puede dar orientación y confianza. Nos recuerda que nadie necesita estar solo en este mundo. Si todo lo demás falla, recuerda que Dios y otra persona pueden ser parte de tu familia.
Mi súplica e invitación para todos, especialmente para aquellos que han perdido temporalmente ciertos privilegios es: Regresa. Sus vidas son tan importantes para nosotros como deberían serlo para ustedes.
Les amamos. Les conocemos y cuidamos de ustedes. Todos somos hijos de Dios, y para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y sus miembros preciados, no es necesario que haya un período de espera. En su lugar, trabajaremos juntos por su valor personal y la victoria final de este proceso.
Este artículo fue escrito originalmente por Marvin J. Ashton y es una adaptación de “Repentance” y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “8 Things You Can Do as You Wait to Regain Your Membership in the Church”