Algunas formas de abuso, como el maltrato físico, pueden ser más fáciles de detectar; sin embargo, con el abuso emocional ocurre todo lo contrario.
Las víctimas de este tipo de abuso no tienen una edad, un género o un entorno específicos; lamentablemente son el foco principal de una persona que las hiere mentalmente en todas las capacidades posibles.
El abuso emocional busca eliminar el albedrío de la víctima con el fin de poder tener total control sobre ella mediante palabras o conductas que manipulan sus emociones o decisiones con el fin de sentirse superior o validado.
El daño puede resultar en confusión, temor, vergüenza, desesperanza y sentimientos de baja autoestima.
Hablar con las víctimas puede ser un buen primer paso para comprender lo que está sucediendo, sin embargo, estas personas con frecuencia tienen dificultades para compartir que han sido o están siendo abusadas.
Por otro lado, están también las víctimas que no saben que sufren este tipo de abuso porque creen que es algo normal de acuerdo con la realidad en la que viven. Para esto, la Iglesia de Jesucristo publicó algunas conductas que una persona puede reconocer para saber si es víctima de abuso emocional:
- Te pone apodos o se refiere a ti de manera despectiva.
- Te avergüenza en público.
- Te critica y menosprecia tus logros y lo que haces.
- Te culpa por sus acciones y no se responsabiliza por las mismas.
- Te hace sentir culpable a fin de que hagas algo por él o ella solo porque hizo algo por ti.
- Te aísla de los demás y controla la manera en que empleas tu tiempo.
- Te amenaza si no actúas de cierta manera o hace ciertas cosas.
- Te priva de su afecto hasta que hagas ciertas cosas por él o ella.
- Te manipula espiritualmente utilizando creencias religiosas a fin de controlarte.
Cuándo una persona pasa por este tipo de abuso, también puede caer en pensamientos o decisiones que pueden mantenerla en aquella relación de abuso.
Puede que desee defender o justificar la conducta de quien la agrede, culparse por dicha conducta porque es algo que “se merecía”, ignorar el desapego emocional o que sus propias necesidades sean desatendidas por el agresor. Una víctima incluso puede llegar a sentir que no vale nada como persona, es un gran golpe a su autoestima.
¿Qué hago si soy víctima de abuso emocional?
Si has sido o estás siendo abusado o si no te sientes a salvo, es posible que necesites ayuda inmediata de tus autoridades locales, ya sea con servicios de protección infantil o de la mujer o profesionales de salud. También puedes buscar la ayuda de un abogado o defensor, la ayuda y el consejo de tus líderes de barrio de la Iglesia y de las personas de confianza que tengas a tu alrededor.
Busca la ayuda que necesitas, ningún hijo o hija de Dios merece un trato como este. El abuso, en cualquiera de sus formas, es una ofensa a la creación del Padre Celestial.
Si te sientes solo o sola, debes recordar que hay personas que te aman y desean ayudarte, incluidos tus Padres Celestiales, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo. El apoyo que buscas también puede venir de muchas formas y de una variedad de fuentes.
El Padre Celestial a menudo responde nuestras oraciones brindando consuelo a través de los demás. El Salvador mismo recibió apoyo de Sus discípulos y amigos. Recibir amor y apoyo es esencial para ayudarte a sanar.
Decidir cuándo y a quién pedir ayuda es una decisión personal. Pedir ayuda podría causarte temor, pero al hacerlo, te sorprenderá la cantidad de amor y aceptación que recibirás de los demás. Tu familias, tu líderes en la Iglesia y tu Padre Celestial desean lo mejor para ti.
¿Qué hago si conozco a alguien que sufre abuso?
Si sabes o sospechas que alguien está siendo abusado, debes denunciar el abuso a las autoridades correspondientes. Luego, ayuda a la persona a ponerse en contacto con otros recursos de protección y recuperación, incluida ayuda médica, los líderes de la Iglesia y personal profesional.
Sé amable, compasivo y sensible cuando hables con víctimas de abuso. Es posible que no estén listos para hablar sobre lo que han pasado rápidamente.
Si deseas hablar con una persona sobre su experiencia puedes seguir las siguientes pautas:
1. Tómate el tiempo para escuchar y mantener la calma. Recuerda que estás ahí para confortar no para criticar.
2. No tomes sus experiencias a la ligera. Aquella persona ya debe sentirse nerviosa al contarte lo que ha pasado, muestra empatía y sé comprensivo.
3. No culpes a la persona ni sugieras que el abuso fue de alguna manera culpa suya. Una víctima de abuso puede sentirse culpable y responsable, y asumir que tiene la culpa de lo que le pasó. Recuérdale que no hay nada que haya hecho que requiera este tipo de trato.
4. Busca la ayuda que sea necesaria, ya sea con las autoridades locales y los líderes de la Iglesia.
5. Comparte recursos de salud emocional, ayuda profesional y espiritual, servicios legales o de medicina.
Para mayor información también puedes visitar los recursos de la Iglesia de Jesucristo