Mientras servía en un barrio de jóvenes casados en Hawái, le pregunté a un hermano si alguna vez se ponía nervioso cuando se presentaba en obras de teatro o musicales.
Él me dijo lo siguiente: “Sí, pero antes de eso, respiro”.
Aquella fue la misma respuesta que me dio una joven que tocaba la viola en una orquesta de la universidad. Lo mismo respondió una hermana que es soprano.
Empecé a creer que todos habían recibido el mismo patrón de ayuda.
Creía que seguían el mismo patrón. Imagen: Canva
Por otro lado, cuando asistí a un seminario para tratar mi trastorno por estrés postraumático, conocido como TEPT, el orador dedicó las dos primeras horas para hablar sobre las diferentes maneras de respirar, a lo que pensé:
“Bueno, ¿cuándo va a empezar a hablar sobre el tratamiento para el TEPT?”
La mente controla el cuerpo. Imagen: Canva
Luego de esto, él compartió algo importante:
“La mente controla al cuerpo y la respiración controla la mente”.
Si nuestras mentes y nuestros pensamientos son de preocupación o agitación, estos causarán una reacción a nuestro cuerpo.
Estos sentimientos pueden dificultar nuestra concentración. Imagen: Canva
En ocasiones, experimentamos sensaciones de ansiedad, tensión, nerviosismo, preocupación o miedo. Estos sentimientos pueden dificultar nuestra concentración y generan temor a perder el control.
Físicamente, nuestro corazón puede acelerarse, podemos tener los músculos tensos, temblores, dolores de cabeza, problemas estomacales, sensación de cansancio o debilidad o agotamiento fácil.
Una de las mejores formas para mejorar la salud mental es la respiración.
Si estás pasando por problemas de salud mental, estas son algunas de las cosas que puedes hacer para encontrar relajación.
Respiración total
Relaja todos tus músculos. Imagen: Canva
Inhala por la nariz y cuenta hasta cuatro. Luego, exhala por la boca y de igual manera cuenta hasta cuatro.
Mientras vas inhalando, siente cómo tu diafragma se expande y tu pecho se llena de aire. Cuando exhales, nota como tu cuerpo empieza a relajarse.
Ya sean tus hombros y tus brazos, observa como tu cuerpo se relaja completamente. Si observas alguna zona tensa, permite que se relaje al exhalar.
Respiración progresiva
Concéntrate en tu respiración y en tu cuerpo. Imagen: Canva
Al igual que la respiración profunda, existe la relajación progresiva, ambas pueden hacerse juntas. Para una relajación profunda, al inhalar, tensa suavemente tus músculos. Luego, mientras exhalas, permite que tus músculos se relajen completamente.
Contrae y relaja una zona a la vez: la cabeza y la cara, la mandíbula, el cuello, los hombros y la espalda, los tríceps y los bíceps, los antebrazos, las manos y los dedos, el pecho y el estómago, los muslos y las pantorrillas, los pies y los dedos del pie.
Concéntrate en tu respiración y en tu cuerpo, y deja que todos los demás pensamientos desaparezcan. Deja que tu respiración controle tu mente y que tu cuerpo se relaje por completo.
Tus cinco sentidos
Hay diferentes técnicas que pueden ayudarte a cambiar esos pensamientos. Imagen: Canva
A menudo, las personas utilizan la respiración y la relajación y, aun así, tienen dificultades para calmarse debido a los pensamientos que agobian su mente.
El élder Boyd K. Packer enseñó:
“La mente es como un escenario, excepto cuando dormimos porque el telón está levantado. Siempre hay alguna escena desarrollándose en ese escenario. Puede ser una comedia, una tragedia, interesante o aburrida, buena o mala; pero siempre hay algo representándose en el escenario de la mente”.
Hay diferentes técnicas que pueden ayudarte a cambiar esos pensamientos, puedes pensar en música inspiradora o tu escritura favorita, puedes recitar los 13 Artículos de Fe.
Otra herramienta efectiva es usar nuestros cinco sentidos para describir una escena que nos brinda calma y paz.
Lleva tus pensamientos tranquilizadores a tu mente y lo demás desaparecerá. Imagen: Canva
¿Qué vemos?, ¿qué escuchamos?, ¿qué olemos?, ¿qué sabemos?, ¿qué sentimos?
Cuando piensas en este tipo de escenas, todos los pensamientos se apartarán y no te causarán angustia. Lleva tus pensamientos tranquilizadores a tu mente y lo demás desaparecerá.
Escribe tus sentimientos y léelos. Combínalo con una práctica regular de respiración profunda y relajación para ayudar a controlar el estrés en tu vida.
Ahora ya lo sabes. Con esto, podrás mejorar y serás capaz de manejar los sentimientos de ansiedad que a veces invaden tu mente.
Fuente: Meridian Magazine
