La historia de Adán y Eva es la primera historia de la humanidad y, aunque es una de las más conocidas en toda la cristiandad, hay muchos conceptos erróneos que giran en torno a ella, en particular con respecto a Eva.
Normalmente, solo vemos su historia a partir del momento en que Eva come del fruto, ambos son expulsados del jardín, y tienen que trabajar con el sudor de su frente.
Esa es la historia que se conoce en forma general.
Sin embargo, somos tan bendecidos con el evangelio restaurado de Jesucristo y la revelación continua que nos permite tener también la primera mitad de esta historia.
En realidad todos pecamos y, al igual que ellos, podemos ser perdonados gracias al Salvador. Además, junto al albedrío, también sería necesario un arrepentimiento.
Sin embargo, la historia de Adán y Eva no es solo sobre el pecado y el arrepentimiento, sino, sobre la elección; sobre la hermosa decisión que fue posible gracias al don del albedrío.
El mundo piensa que la decisión de Eva era entre el bien y el mal, pero en realidad fue entre la certeza y la incertidumbre, la seguridad y el riesgo, el miedo y la fe.
Ella debía decidir si estancaría su progreso o confiaría en Dios.
A veces, esta hermosa historia se simplifica en pocas líneas sobre la decisión de Eva, pero no sabemos si los dos estuvieron en el jardín por eones.
Tenemos una idea del orden cronológico en que sucedieron las cosas debido a cómo se cuenta la historia en las Escrituras, la revelación y los profetas, pero no sabemos si esta decisión se produjo inmediatamente después de que se los colocara en el jardín, o si fue mucho tiempo después de las incalculables enseñanzas y conversaciones con mensajeros angelicales y sus Padres Celestiales.
El élder Holland describió que a Adán y Eva no se les enseñó cosas efímeras o triviales mientras estaban en el jardín, sino que estaban aprendiendo el evangelio en su totalidad.
Hay una diferencia entre ignorante e inocente. Adán y Eva tenían mucho conocimiento sobre el evangelio y sobre la ciencia del mundo, pero no tenían la experiencia de la vida, de la mortalidad.
No sabían cómo funcionaba un cuerpo y espíritu juntos, es por ello que tenían desafíos que no comprendían.
Entonces, después de todo, Eva tuvo un panorama general antes de tomar dicha decisión. Ella vio que habían dos mandamientos que se excluían entre sí.
Eva no podía obedecer ambos al mismo tiempo. Eran dos grandes opciones, y ambas tenían ventajas y desventajas.
En ese momento, podemos ver cómo se ve reflejada la libertad que tenían para escoger gracias a su albedrío.
Adán y Eva necesitaban saber que sería su decisión, no una que fue tomada por ellos. De esta manera, al mirar atrás en el futuro, no pensarían en ella como una decisión que se tomó porque se les obligó.
Adán y Eva necesitaban decidir en qué momento estarían listos para seguir adelante.
Ellos sabían lo difícil que sería, que habría un Salvador para ayudarlos a superar todo, y que todo funcionaría porque conocían y confiaban en Él.
Él fue nuestro Salvador desde el principio y lo será hasta el final de los tiempos.
*Foto de portada: “Adán y Eva” por Douglas M. Fryer
Fuente: LDS Living