En Latinoamérica convivimos con una diversidad de creencias todos los días. Y aunque cada fe tiene enseñanzas únicas, también descubrimos algo hermoso cuando conversamos con nuestros amigos de otras religiones. Compartimos deseos profundamente humanos y espirituales amar mejor, ayudar más, encontrar paz y acercarnos a Dios.

Este es un recordatorio poderoso de que el Padre Celestial obra en la vida de todas las personas que buscan lo bueno.

Valores que unen más de lo que pensamos

amigos
Cuando dejamos de mirar diferencias y empezamos a ver corazones, descubrimos que el amor, la bondad y el deseo de hacer el bien tienen un idioma común. Imagen: Canva

A veces creemos que las diferencias religiosas nos separan, pero cuando miramos más de cerca, encontramos puentes. El amor al prójimo, la compasión, el servicio y la búsqueda sincera de la verdad están presentes en muchas tradiciones del mundo.

El creador de contenido Khalid Al Ameri, un musulmán que compartió una cena con una familia Santos de los Últimos Días, lo resumió con mucha claridad

“Lo que aprendí hoy… es que las similitudes entre nuestras religiones tienen una base común ser buenas personas y ser amables con quienes nos rodean.”

Cuando entendemos eso, las barreras se vuelven más pequeñas y las amistades más profundas.

Ver lo bueno donde esté

Dios derrama luz en muchos lugares. Reconocer lo verdadero en otras tradiciones despierta gratitud y ensancha nuestra manera de entender Su obra. Imagen: Canva

Una de las enseñanzas más inspiradoras del Evangelio Restaurado es que todo lo que es verdadero, venga de donde venga, pertenece a Dios. Brigham Young enseñó que es nuestra responsabilidad reunir toda verdad que encontremos en el mundo, sin importar quién la comparta.

Ese principio también nos invita a reconocer virtudes en otras religiones como de los católicos, de los cuales aprendemos del compromiso global con el servicio y el alivio del sufrimiento. El papa Francisco lo resume así

“La Iglesia necesita sanar heridas y calentar el corazón de los fieles.”

Ese espíritu puede inspirarnos a ser más atentos a quienes necesitan consuelo.

Otras religiones también son:

  • De los evangélicos, su amor por la Biblia y su entusiasmo al compartir su fe pueden motivarnos a estudiar las Escrituras con más intención y a testificar de Cristo con más alegría.
  • Del judaísmo, su perseverancia, su amor por el aprendizaje y su compromiso con la familia reflejan una fe que se mantiene firme incluso en tiempos difíciles.
  • Del budismo, su búsqueda de paz, silencio y compasión nos recuerda la importancia de vivir con propósito y humildad, con un corazón más consciente y agradecido.
  • Del islam, su disciplina en la oración y su dedicación a la familia reflejan valores que también apreciamos profundamente como Santos de los Últimos Días.

Cuando reconocemos estos elementos, nuestro amor por el Evangelio crece y nuestro respeto por los demás también.

Qué podemos hacer para construir puentes verdaderos

Los puentes nacen cuando elegimos escuchar con empatía, respetar con sinceridad y acercarnos con la intención de comprender, no de comparar. Imagen: Canva

La realidad es que muchos Santos de los Últimos Días saben poco sobre otras religiones. Pero aprender sobre ellas puede cambiar por completo la manera en que vemos el mundo. Estas ideas pueden ayudarte a empezar:

  1. Conversaciones reales: Haz preguntas sinceras. Interesarte por la fe de alguien no compromete la tuya. Al contrario abre espacio para la empatía.
  2. Amistad sin condiciones: Compartir nuestra fe es hermoso, pero una amistad no debe depender de ello. El respeto es la base de toda relación genuina.
  3. Estudiar más: Cursos como “El Evangelio Restaurado y las Religiones del Mundo”, recursos del Instituto o buenos libros pueden ampliar tu perspectiva.
  4. Validar las experiencias espirituales de otros: El Espíritu testifica a todas las personas. Reconocerlo construye confianza y unión.
  5. Recordar que todos buscamos lo mismo: El élder M. Russell Ballard enseñó

“Nuestros vecinos de otras religiones son buenos y honorables… tan buenos como nosotros procuramos ser.”

Y esa visión humilde cambia por completo la manera en que convivimos.

El Evangelio nos enseña a mirar con un corazón más amplio

amigos en la cima de una montaña
Cuanto más aprendemos de los demás, más grande se vuelve nuestra fe y más parecido a Cristo se vuelve nuestro modo de amar. Imagen: Canva

A medida que exploramos otras creencias, descubrimos que muchas comparten ideas que resuenan con las nuestras misericordia, progreso espiritual, compasión universal y la búsqueda de propósito.
Eso no resta a nuestras creencias, más bien las ilumina.

Cuando elegimos ver lo bueno en cada tradición, nuestra fe se ensancha y nuestra capacidad de amar también. Tal vez hoy puedas, 

  • Preguntar a un amigo qué significa para él su fe.
  • Leer algo nuevo sobre otra religión.
  • Escuchar una experiencia espiritual sin juzgar.
  • Celebrar la bondad que ves alrededor, venga de donde venga.

El mundo se vuelve más pequeño, más cálido y más parecido al Reino de Dios cuando aprendemos a caminar junto a quienes creen diferente.

Fuente: Ask Gramps 

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