Una reflexión compartida en el espacio transmitido de “The Spoken Word” sobre la amistad, el amor fraternal y su importancia en nuestra vida.
En el funeral de estado para el ex presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush, en diciembre de 2018, el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney terminó el panegírico de su querido amigo con estas palabras:
“Hay barcos de madera, hay barcos de vela, hay barcos que navegan en el mar. Pero los mejores barcos son el de las amistades, y lo serán siempre.”
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¿De qué otra forma podemos esperar para atravesar los mares agitados de la vida? Las amistades hacen que el viaje no sólo sea posible sino también agradable. Entre las bendiciones más grandes de la vida está la amistad.
Si bien las olas y los vientos pueden separar a los buenos amigos por un tiempo, incluso años, cuando los amigos reúnen, el tiempo y la distancia se desvanecen casi instantáneamente.
Quizás hayas tenido una experiencia similar a la de dos amigos queridos que perdieron el contacto. Muchos años y muchos kilómetros más tarde, uno de ellos recordó y extrañó aquel lazo de amistad, por lo que decidió tomar la iniciativa tratando de encontrar a su vejo amigo.
Después de décadas, los amigos se reencuentran y la feliz reunión desapareció los años ausentes. Sus corazones se llenaron de felicidad y los buenos recuerdos retornaron mientras reían juntos y compartían sentimientos afección. Era como si nunca se hubieran separado, como si todavía vivieran en la misma ciudad y compartieran las mismas experiencias.
La mayoría de nosotros podemos recordar a amigos que han tocado nuestras vidas para bien a lo largo de los años. Es posible que algunos de esos amigos ya se hayan ido, pero el recuerdo de su amor, ejemplo y bondad aún pueden darnos ánimos e inspirarnos.
El amor y la confianza, el escuchar con atención y el cuidado, el tiempo compartido y las experiencias nunca nos dejan realmente porque nos han hecho quienes somos.
Aunque a veces podamos parecer fuertes independientemente, nadie cruza sólo las aguas de la vida. Necesitamos tener, y debemos ser, verdaderos amigos. Una reflexión del poeta John Donne inspiró estas letras que capturan una verdad perdurable:
“Ningún hombre es una isla; ningún hombre está solo. La alegría de cada hombre es una alegría para mí; la pena de cada hombre es mía. Nos necesitamos unos a otros, así que defenderé a cada hombre como mi hermano, a cada hombre como mi amigo.”
Fuente: thechurchnews.com