La guía de estudio de las escrituras contenida en las escrituras canónicas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días contiene numerosas referencias sobre los “ángeles”, en particular, enumera una lista de referencias a los “ángeles ministrantes”.
El término “ángel de la guarda”, sin embargo, no se usa en las Escrituras. El concepto más cercano a esta definición se puede ver en algunos versículos. Por ejemplo: “Os he encomendado a las huestes celestiales y a mis ángeles” (DyC 84:42; véase también DyC 109: 22) y “mis ángeles subirán delante de vosotros” (DyC 103: 20).
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Las escrituras son claras sobre el papel de los “ángeles ministrantes”, Mormón testificó lo siguiente:
“Y es por la fe que aparecen ángeles y ejercen su ministerio a favor de los hombres; por tanto, si han cesado estas cosas, ¡ay de los hijos de los hombres, porque es a causa de la incredulidad” -Moroni 7:37
¿Qué hacen los ángeles cuando “aparecen y ejercen su ministerio a favor de los hombres”? Las escrituras nos dicen que:
- Anuncian y testifican eventos relacionados con la obra y la gloria de Dios (véase Mateo 1: 20–21; 28: 1–6; Lucas 1: 11–20; 2: 8–14; Apocalipsis 14: 6; DyC 88: 92-110).
- Predican el evangelio y ministran a “los hijos de los hombres, para manifestar concerniente a la venida de Cristo” (Moroni 7:22; véase también Moisés 5:58).
- Declaran “la palabra de Cristo a los vasos escogidos del Señor, para que den testimonio de él” (Moroni 7:31; véase también Mosíah 3: 1–27).
- Traen a la tierra “sus derechos, sus llaves, sus honores, su majestad y gloria y el poder de su sacerdocio” (DyC 128: 21; véase también 27:12; 110: 11–16; JSH 1 : 68-70).
- Protegen y guían a los siervos de Dios en tiempos de problemas para que puedan cumplir sus propósitos (véase Hechos 5: 18–20; Daniel 3:28; 1 Nefi 3:29; Helamán 5).
- Brindan consuelo, instrucción y advertencia a las personas fieles en tiempos de necesidad (véase Génesis 16: 7; Éxodo 23: 20–23; Mateo 2:13, 19–20; 1 Nefi 11: 14–15: 30; Alma 8: 14-18).
¿Quiénes son estos ángeles? El Señor reveló que “no hay ángeles que ministren en esta tierra, sino los que pertenecen o han pertenecido a ella” (DyC 130: 5).
Tales personajes pueden ser espíritus que aún no han nacido en esta tierra o que han vivido en ella pero que aún no han resucitado, o son seres con cuerpos tangibles que han resucitado o han sido trasladados.
Doctrina y Convenios 129: 1-9 explica que uno de los significados del término “ángeles” es “seres resucitados” y hace una distinción entre ellos y los “espíritus”, reconociendo que ambos pueden aparecerse ante los hombres. Otras escrituras ilustran que el término “ángeles” puede referirse tanto a espíritus como a seres resucitados o trasladados).
El presidente Joseph F. Smith nos ha brindado información sobre los ángeles que sirven a las personas que están en la tierra:
“Cuando son enviados estos mensajeros a ayudar a los habitantes de esta tierra, no son extraños, sino nuestros parientes y amigos, semejantes y consiervos. Los antiguos profetas que murieron fueron los que vinieron a visitar a sus semejantes sobre la tierra. Vinieron a Abraham, Isaac y Jacob; fueron estos seres… los que sirvieron al Salvador y lo instruyeron en el Monte.
El ángel que visitó a Juan cuando estaba en el exilio y le dio la visión de los acontecimientos futuros en la historia del hombre sobre la tierra era un ser que estuvo aquí, que obró y sufrió junto con el pueblo de Dios.
Del mismo modo nuestros padres y madres, hermanos, hermanas y amigos que han dejado ya esta tierra, por haber sido fieles y dignos de disfrutar de estos derechos y privilegios, pueden recibir una misión de visitar nuevamente a sus parientes y amigos en la tierra, trayendo de la Presencia divina mensajes de amor, de amonestación, o reprensiones e instrucción para aquellos a quienes aprendieron a amar en la carne”.
¿Tenemos todos un Ángel de la Guarda?
Pero, ¿tenemos cada uno de nosotros nuestro propio ángel de la guarda, un ser que nos acompaña durante toda la vida?
Los ángeles de la guarda se mencionan en numerosas bendiciones, experiencias y discursos de varios líderes de la Iglesia. En una bendición dada a Newel K. Whitney en octubre de 1835, el profeta José Smith dijo:
“Los ángeles cuidarán de su hogar y protegerán la vida de su posteridad”. -“The Personal Writings of Joseph Smith”
En julio de 1854, el élder Orson Hyde describió a Moroni como “el ángel de la guarda de América”.
Desde los inicios de la Iglesia, los ángeles han servido a los fieles siervos del Señor. En una sesión del sacerdocio de la Conferencia General de 1968, el presidente David O. McKay compartió una experiencia de su misión en Escocia:
“Después de una serie de reuniones, una reunión del sacerdocio verdaderamente extraordinaria tuvo lugar durante la conferencia en Glasgow, Escocia. Recuerdo como si fuera ayer, la intensidad de la inspiración que sentí en esa oportunidad.
Todos los presentes percibimos la abundante de fusión del espíritu del señor… En el transcurso de la reunión uno de los élderes se levantó y dijo: “Hermanos hay ángeles en esta sala”.
El presidente James L. McMurrin, presidente de la Misión Europea, se levantó y confirmó esa declaración, señalando a un hermano sentado frente a mí y diciendo:
“Sí, hermanos, hay ángeles en esta habitación, y uno de ellos es el ángel de la guarda de ese joven sentado allí” y señaló a uno que luego se convirtió en patriarca … Señalando a otro élder, dijo:
“Y uno es el ángel de la guarda de aquel joven allí…” Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de ambos misioneros, no de dolor, sino como una expresión de lo fuerte que se sentía el Espíritu. De hecho, todos estábamos llorando”. -Conferencia General, octubre de 1968
En la Conferencia General de abril de 1973, el presidente Harold B. Lee contó que recibió una bendición de un mensajero celestial:
“Sufría yo en aquel entonces de una úlcera que empeoraba poco a poco. Mi esposa Joan y yo nos encontrábamos de visita en una de las misiones de la Iglesia, y en determinado momento sentimos la imperiosa necesidad de regresar a nuestro hogar, tan pronto como fuera posible, aun cuando habíamos hecho planes de asistir a algunas reuniones más.
Durante nuestro viaje de regreso, nos encontrábamos sentados en la parte delantera del avión; otros miembros de la Iglesia que nos acompañaban en el viaje se encontraban en la otra sección. En determinado momento sentí que alguien me ponía las manos sobre la cabeza. Al mirar hacia arriba para ver de quién se trataba, comprobé que no había nadie a mi lado que pudiera haberlo hecho.
Lo mismo volvió a suceder antes de llegar a nuestra casa, repitiéndose en forma similar a la primera. Quién lo hizo o por qué medio nunca lo sabré, pero lo que sí supe fue que recibí una bendición que, según más tarde pude comprender, necesitaba desesperadamente.
Tan pronto como llegamos a casa, mi esposa llamó al doctor… Por teléfono el médico me preguntó cómo me encontraba, a lo cual le contesté que estaba muy cansado, pero que creía que no era nada de importancia.
Pero poco después experimenté una hemorragia masiva que si hubiera tenido lugar durante el viaje de regreso, muy probablemente no me encontraría hoy aquí, hablando con ustedes.” -Liahona, marzo de 1974, págs. 44-45.
El presidente Lee también prometió a los jóvenes de la Iglesia la ayuda de los ángeles:
“Puede tratarse de una tormenta en la que se desata la furia de la naturaleza, o de una tormenta emocional o mental que amenaza destruirlos.
Pero, no importa cuál sea la causa, por medio de la fe, fortalecida con el ayuno… podrán como Pablo recibir durante esa ‘noche’ de tempestad la visita de un ‘ángel del Dios de quien “sois y a quien servís”. -“Decisions for Successful Living”
En nuestros días, tanto el presidente Joseph Fielding Smith como el élder Bruce R. McConkie dijeron que podemos recibir ayuda de ángeles ministrantes en momentos difíciles, pero que el llamado “ángel de la guarda” que se supone acompaña a todos los mortales es el poder y la guía que están a nuestra disposición por medio de la Luz de Cristo y del Espíritu Santo. (Joseph Fielding Smith, “Doctrina de Salvación”, tomo 1, pág. 51.)
Entonces, lo que sabemos de los “ángeles de la guarda” es:
- A veces se mandan ángeles para guiar, consolar, proteger e instruir a los siervos del Señor y a las personas fieles en tiempos de necesidad.
- Los ángeles, ya sea que podamos verlos o no, que vienen a nuestro rescate pueden ser nuestros antepasados, que están al tanto de nuestras circunstancias y se preocupan por nuestro bienestar.
- La fe es un elemento muy importante en el ministerio de ángeles.
Fuente: lachiesarestaurata.it
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