Ver a un apóstol de la Iglesia de Jesucristo en persona no es una experiencia que se olvida fácilmente. Pasar un fin de semana con uno es algo francamente alucinante.
Eso fue lo que me pidieron que hiciera a principios del 2017. Había estado haciendo mi pasantía como estudiante de BYU en el Departamento de Asuntos Públicos de la Iglesia en el Área del Pacífico, con sede en Auckland, Nueva Zelanda.
Se había programado que un apóstol (junto con algunas otras Autoridades Generales) realizara un viaje a Tonga, y se me pidió que formara parte del equipo que cubriría el viaje para la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico.
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Una gran oportunidad, ¿verdad? No hace falta decir que estaba muy emocionado. Todos hemos leído acerca de los profetas de Dios en las Escrituras; los hemos escuchado hablar en la Conferencia General, pero yo iba a tener la oportunidad de echar un vistazo a lo que sucedía “detrás de cámaras”. Las cosas del día a día. Iba a ver qué pasaba después de las reuniones.
Tuve una mirada especial a la vida de un apóstol, y quiero compartir algo de lo que vi y aprendí.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Lo que estás a punto de leer es mi experiencia con un apóstol, aunque generalizaré lo que aprendí a todo el Quórum. Reconozco que esto podría ser una falacia lógica, ya que un apóstol podría ser muy diferente de los demás… aunque con los puntos que mencionaré, dudo que sea así.
Ellos creen. Realmente lo hacen
¿Alguna vez te has preguntado si los líderes de la Iglesia verdaderamente creen lo que enseñan, que tal vez nada de esto —el evangelio, las enseñanzas, Dios— es real?
Ellos en verdad lo hacen. Realmente creen en el evangelio. Estos hombres son sinceros. Practican lo que predican. Es parte de su ser. Ellos no regresan a su hotel y se ríen del elaborado esquema que han creado (créeme, estábamos en el mismo hotel). Ellos están de lleno en la obra.
Tienen una resistencia asombrosa
Todo lo que hice en ese fin de semana fue tomar fotos y escribir historias, pero al final de cada día terminé exhausto. El horario de un apóstol es una locura. Son reuniones tras otra y otra, una después de la otra, siendo ellos quién brinda el discurso principal en cada una de ellas. Su horario parecía un tablero de Tetris con esteroides. Tiran el horario de nueve a cinco por la ventana.
Y pensar que estos hombres no son exactamente jóvenes.
Tenía 25 años de edad en ese momento y me sentía agotado al final de cada día. Sinceramente, no tengo idea de cómo estos hombres tienen la energía para hacer todo lo que hacen. No tengo dudas de que reciben una pequeña ayuda del otro lado del velo, porque esa es la única explicación que puedo pensar.
Si la Iglesia fuera una mentira elaborada, ¿por qué los orquestadores de tal engaño trabajarían tan increíblemente duro sin recibir nada a cambio, en comparación con sus carreras tradicionales antes de formar parte del Quórum? No tiene lógica.
Tienen esposas increíbles
A menudo olvidamos eso, pero las esposas de las Autoridades están con ellos en cada paso del camino, y son grandes seres espirituales.
La esposa de este apóstol iluminó cada habitación en la que entraba. Si bien los mensajes del apóstol fueron indudablemente poderosos, personalmente me impresionaron las ideas que compartía públicamente su esposa y la amabilidad que ella demostraba.
Aunque rara vez son objeto de escrutinio público, nunca se debe subestimar a las esposas de los apóstoles.
Son la personificación de la humildad
A donde quiera que este apóstol iba, por defecto él era el centro de atención y no lo hacía para engrandecer su ego. Él era una persona de voz suave, manso y dispuesto a escuchar.
Vi como él estuvo frente a cientos de personas y les pidió que expresaran sus preguntas y preocupaciones.
Observé cuando pidió que le tomaran una foto a él junto con los hombres que lo llevaron a él y al resto de las autoridades generales a sus reuniones. Observé cómo estrechaba la mano de todos y cada uno de los jóvenes que bailaron en la pequeña celebración de bienvenida en el vestíbulo del hotel en el que nos hospedamos.
Fui testigo de cosas tan pequeñas como verlo caminar por la puerta de un palacio para reunirse con la Reina de Tonga, algo que impresionó a algunos funcionarios muy importantes, porque el restó tuvo que quedarse en la puerta principal.
Observé a un hombre que entendía el peso de su llamamiento y que lo sobrellevaba con gran humildad.
La Iglesia hace mucho más bien de lo que cualquiera de nosotros piensa
Como mayordomos de la Iglesia, los apóstoles supervisan los proyectos que se están llevando a cabo en todo el mundo, la mayoría de los cuales nunca hemos escuchado. Pude acompañar al apóstol y otras Autoridades Generales a muchos de estos lugares en Tonga.
Hay grandes granjas, proyectos humanitarios, increíbles iniciativas de autosuficiencia y mucho más que simplemente no vemos. La Iglesia es verdaderamente un ejemplo vivo de la escritura que nos dice:
“Quisiera que dieseis limosnas a los pobres; mas guardaos de dar vuestras limosnas delante de los hombres para ser vistos de ellos… no toquéis trompeta delante de vosotros… Mas cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha” (3 Ne 13: 1-3).
Y no se trata solo de miembros. Uno de los principales propósitos de reunirse con Su Majestad la Reina Nanasipau’u fue para hablar sobre cómo la Iglesia podía ayudar a todos en Tonga, sin condición alguna. La Iglesia es una fuerza para bien en el mundo más poderosa de lo que había imaginado.
Estás en la Iglesia correcta
Los apóstoles también son humanos. Se pueden enfermar. Pueden cometer errores. Pueden ofender a las personas. Pero no dudo ni por un segundo que están haciendo lo mejor que pueden, y que Dios los apoya en su llamamiento.
Un testimonio es personal, tienes que hacerlo crecer, usarlo y mantenerlo por ti mismo, es tranquilizador ver el poder del evangelio en acción. Es bueno ver por uno mismo que en verdad funciona, que es efectivo y que nuestros líderes saben eso, aun estando detrás de cámaras.
Este artículo fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “What It’s Like to Spend a Weekend With an Apostle”