“La fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que, si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas”. (Alma 32: 21)
Tener fe requiere una actitud frente a la duda y está estrechamente ligada a la confianza. Sin embargo, podemos tener fe y aun así no confiar en Dios.
Un ejemplo de esto lo encontramos cuando decimos:
“Sé que Dios vive, pero no sé cómo Él podría ayudarme en esta situación”; o “Me esfuerzo por guardar los mandamientos, pero no entiendo por qué Dios no ha respondido mi oración”.
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Como seres imperfectos, dependemos de Dios y Su Espíritu.
Podemos aprender a tener la fe para creer y la confianza para esperar, si nos esforzamos por ser lo suficientemente humildes para reconocer que lo necesitamos en todos los aspectos de nuestra vida.
Al comprender nuestro destino, nuestra ayuda y bendiciones estarán en Sus manos. Todo lo que necesitamos hacer es tener fe, confianza y obedecer.
Confiar en Dios también consiste en comprender que solo Él proporciona toda la sabiduría y el poder que necesitamos para el éxito que deseamos lograr, tanto en esta vida como en la eternidad (Alma 26:35).
El élder Dieter F.Uchtdorf enseñó:
“Sí, el mundo está en agitación; y sí, tenemos debilidades. Pero no tenemos que inclinar la cabeza desesperados, porque podemos confiar en Dios, podemos confiar en Su Hijo, Jesucristo, y podemos aceptar el don del Espíritu para que nos guíe en este camino hacia un vida llena de gozo y felicidad divina”.
A pesar de los tiempos particularmente difíciles que estamos viviendo, soportamos los desafíos mucho más y somos infinitamente más felices cuando confiamos en Dios y en nuestro Salvador, Jesucristo.
Las palabras de Alma a su hijo, Helamán, nos reconfortan con la seguridad de que si confiamos en Dios, recibiremos ayuda en todos nuestros sufrimientos y dificultades. Él dice:
“[…] Porque sé que quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día”. (Alma 36: 3)
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (3 Nefi 14: 8)
Que busquemos conocerlo, confiar en Su perfecto amor y en las promesas de esta dulce canción:
“Calma mi alma: Cristo está aquí,
ten paciencia en el pesar y dolor
confía siempre en que Él proporcionará el caminoÉl será tu guía y tu protector.
Ten paz alma mía porque el Dios del cielo, en las tinieblas, permanecerá fiel”.
Fuente: Mais Fe