¿Quién dijo que era fácil aprender un nuevo idioma en la misión?

misioneros

¿Te acuerdas de la primera vez que asististe a la escuela para aprender a leer, escribir y hacer operaciones matemáticas? ¿Te acuerdas de cuando aprendiste a cocinar, a jugar fútbol, a tocar el piano o a coser?

¿Cuánto tiempo te lleva aprender algo nuevo?

Como misioneros Santos de los Últimos Días, también hay muchas cosas por aprender: las lecciones, el idioma, las personas, sobre uno mismo, sobre Dios, a escucharlo y a seguir las impresiones del Espíritu Santo. 

El Señor no espera que sepas todo para la próxima semana, aprendes “línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí” (2 Nefi 28:30). Incluso, Jesucristo “[creció] en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). 

personas aprendiendo

¿Cuánto tiempo te lleva aprender algo nuevo? Imagen: Canva

El presidente Russell M. Nelson se volvió un cardiocirujano exitoso después de muchos años de estudio y experiencia. 

El presidente Henry B. Eyring se convirtió en profesor e incluso presidente de una universidad después de años de experiencia. 

Y el presidente Dallin H. Oaks se convirtió en un abogado muy importante y, tras muchos años de experiencia, se convirtió en juez del Tribunal Supremo del Estado.

élder holland primera presidencia

La Primera Presidencia. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Un misionero que había luchado por aprender francés, dio este consejo que puede ayudarte a aprender cualquier cosa que necesites: 

“Ten calma y sé paciente, el Señor te llamó a servir en esta misión y Él te ayudará. Practica las palabras en tu mente y verás cómo el Espíritu Santo te dará poder para decir lo necesario. Ten paciencia, puedes tardar desde 3 hasta 7 meses o más en hablar bien y es normal que aún te cueste aprender algunas cosas”. 

El manual “Adaptación a la vida misional”, nos recuerda lo siguiente: 

Si te resulta difícil leer, estudiar o memorizar, ten paciencia. Toma breves descansos con frecuencia al principio; luego, de a poco y gradualmente, ve estudiando cada vez durante más minutos. Toma notas sobre lo que estás leyendo para que te resulte más fácil recordar.

Si te sirve de ayuda, lee en voz alta (discretamente). Trata de memorizar (1) repitiendo en voz alta, (2) leyendo o escribiendo las cosas varias veces o (3) y haciendo representaciones mientras aprende. Observa qué técnicas te resultan más útiles. Usa otros puntos fuertes que poseas, como contactar a posibles investigadores o estar alegre.

No pierdas el sentido del humor cuando cometas un error.

misioneras dando charlas

Misioneras enseñando. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Recuerdo que nuestro maestro nos habló de un joven misionero que servía en Japón y relató la Primera Visión en japonés y dijo: “Vi un pilar de luz sobre el brillo del sol, y en esa luz, vi dos zanahorias descendiendo en un plato de sopa”.

Todos se rieron, él se río y luego corrigieron la historia. Felizmente, la familia se bautizó. 

  • Halla fortaleza mediante una debilidad. A veces, el tener una debilidad nos enseña cosas buenas como compasión, empatía, paciencia, humildad y confianza en el Señor. En ocasiones, una debilidad (como el distraerse con facilidad) esconde una fortaleza (como notar cosas que otras personas pasan por alto). Busca las fortalezas que podría obtener por medio de sus debilidades.
  • Si sientes celos de las habilidades de otra persona, vuelve tu atención a tu misión personal. Pon tu energía en cultivar tus fortalezas y aportarlas a la obra. Esa es tu misión.

Aprender el idioma

misioneros sentados leyendo un manual

Misioneros. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Para aprender un idioma, ya sea una nueva lengua, como de adaptarse a acentos desconocidos:

  • Estudia Predicad Mi Evangelio, capítulo 7. Con espíritu de oración, aplica este capítulo: “¿Cómo puedo aprender mejor el idioma de mi misión?”.
  • Sigue trabajando arduamente.Confía en que el Señor te bendecirá con el don de lenguas en la medida en que lo necesites para lograr lo que Él desea. Recuerda que son pocos los misioneros que logran hablar con total fluidez un nuevo idioma. El Señor te conoce, te ha llamado y usará tus puntos fuertes para bendecir a otras personas. Él compensará las debilidades que tengas. Aporta todos los dones que tengas.
  • Diviértete con tu nuevo idioma. A veces es más fácil hablar un nuevo idioma cuando no esperamos ser expertos.

A pesar de que algunas de tus habilidades y capacidades no sean perfectas, el Señor compensará la diferencia mientras confíes en Él, le sirvas y sirvas a los que te rodean.

Sé que Él continuará bendiciéndote a medida que compartas Su evangelio con el mundo.

Fuente: Meridian Magazine

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