Robert L. Millet es miembro de la Iglesia de Jesucristo, escritor y ex decano de educación religiosa de Brigham Young University (BYU).
Millet es autor de más de 70 libros sobre temas religiosos y, recientemente, en una entrevista, respondió algunas preguntas sobre el sacerdocio y el estudio del evangelio.
¿Cómo definiría un estudio exitoso de las Escrituras?
Creo que, si al terminar de leer las Escrituras, una persona siente un espíritu tranquilo, reparador y pacífico, su estudio ha sido exitoso.
Cuando estoy muy preocupado y recurro a las Escrituras, no busco necesariamente aprender alguna verdad nueva, busco sentir el Espíritu de una manera que no sería posible con solo ocuparme de mis asuntos habituales.
Diría que, es un asentamiento del alma.
¿Qué aspecto de las bendiciones del sacerdocio comúnmente se pasa por alto?
Hace algún tiempo, mi esposa y yo asistimos a un bautismo, y cuando llegó el momento de la confirmación, quien estaba efectuando la ordenanza extendió maravillosos consejos, instrucciones y sugerencias, pero no bendijo a la persona.
De manera similar y con frecuencia, al nombrar y bendecir a los bebés, el padre no bendice a su hijo o hija; el padre ora para que el Padre Celestial bendiga a dicho niño o niña.
El hecho es que el poseedor del sacerdocio tiene el derecho de buscar inspiración y dar la bendición en lugar de pedirle al Padre Celestial que lo haga.
Creo que ese es un aspecto de las bendiciones del sacerdocio que frecuentemente se pasa por alto.
¿Qué otras verdades sobre el sacerdocio agregaría?
Obtener poder en el sacerdocio está indisolublemente vinculado con mantener el don del Espíritu Santo en nuestra vida. Esto sucederá a medida que busquemos, como diría el presidente Nelson, la compañía constante del Espíritu Santo.
¿Qué significa para usted vencer al mundo y encontrar descanso en Jesucristo?
Es habitual que diga en mis oraciones: “Padre Celestial, ayúdame a pensar lo que debo pensar y a sentir lo que debo sentir”.
Le pido al Señor constantemente que haga que mi corazón se preocupe y sienta lo mismo que Él. Imploro esas cosas a Dios porque cuando pensamos y sentimos lo mismo que Él, nuestro comportamiento cambia.
Comenzamos a enfocarnos más en los asuntos del Padre y lo que realmente importa en la vida, ya sea convertirte en un mejor esposo o esposa, un mejor estudiante, etc.
Vencemos al mundo cuando rendimos nuestro corazón a Dios y nos mantenemos enfocados en nuestras metas eternas.
*Portada: Imagen de la Iglesia de Jesucristo
Fuente: LDS Living