Como la hija menor en una familia de 5 fieles miembros de la Iglesia, cuando mis 2 hermanos mayores decidieron tomar distancia de la religión tras casi dos décadas asistiendo todos juntos, tanto mis padres como yo sentimos un inquietante vacío.
Una sensación extraña de desesperanza, debido al profundo respeto a nuestras decisiones personales que siempre nos dieron mis padres. Nadie sabía qué decir en aquel momento.
No creo que haya un manual para manejar este tipo de situaciones, sobre todo porque cada caso puede ser totalmente diferente, pero en el artículo de hoy te queremos compartir 5 sugerencias básicas para que tanto tú como tus hijos puedan atravesar este periodo con esperanza y aceptación.
1. No dejes de demostrarle tu amor
Tras compartir inolvidables experiencias durante 15 años en la Primaria y las Mujeres Jóvenes, mi amiga Cecilia nos comentó que ya no vendría más a la capilla.
Una decisión que, habitualmente, suele provocar en los padres una tristeza que termina desembocando en una actitud represiva: limitando sus salidas, evitando dar permisos y otro tipo de “castigos” con el afán de que regrese a la Iglesia.
Sin embargo, no debemos olvidar que Dios nos ha concedido a todos el divino don del albedrío para tomar nuestras propias decisiones. Él no solo quiere que simplemente obedezcamos Sus mandamientos, sino desea que escojamos andar por Su senda.
En ese sentido, la mejor reacción como seguidores de Cristo es demostrarles nuestro amor. Los padres de Cecilia se concentraron en dejarle claro que la amaban y querían mantener una relación con ella, pasara lo que pasara.
Una respuesta opresiva usualmente conduce a un distanciamiento mayor no solo del evangelio, sino también de la familia. Y en momentos en los que se encuentran alejados de Cristo, necesitan más que nunca la influencia y el ejemplo de sus padres: la ilustración perfecta del amor incondicional que ofrece el Salvador:
“¿Quién nos apartará del amor de Cristo? […] ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8:35 y 38).
2. Resalta sus atributos cristianos
Otra actitud que llamó mi atención de los padres de Cecilia fue su generosidad para destacar constantemente las cualidades de su hija.
“Nos esforzamos conscientemente por ver sus atributos de Cristo, escribirlos y luego destacarlos”, contó su mamá Selene. “No siempre los llamamos atributos de Cristo, pero tal vez le digo: ‘Oh, tu solidaridad es fenomenal. Aprendí mucho al observar cómo compartes con tus amigos y la gente que te rodea. Eres un regalo’”.
La hermana Selene también se esmera por escuchar atentamente, lo que la ayuda a elogiar los valores comunes que ve en acción en la vida de su hija.
3. Mantengan una relación feliz
Si bien puede ser desafiante, la mamá de Cecilia se esfuerza por demostrarle a su hija que su decisión no ha sido una aflicción para ella ni el resto de la familia. Por el contrario, le recalca a los miembros que su hija jamás será una decepción para ella:
“Al principio, [mi hija] solía decir: ‘Sé que estás decepcionada conmigo’. Y nosotros le decíamos: ‘Cariño, estamos superando estas cosas igual que tú, te adoramos y te amamos. Lo superaremos. No te preocupes. Lo resolveremos’”.
“Y fue muy tranquilizador. Me di cuenta de que, aunque al principio ella se puso a la defensiva y se resistió un poco, para ella fue tranquilizador ver que estábamos tranquilos”, confiesa.
La tristeza, en estos casos, es inevitable, y no pedimos que la ocultes, pero sí que puedas manejarla al frente de tus hijos para que no carguen con una culpa extra. No se trata de ti, sino de ellos.
La hermana Selene cuenta que no siempre se sentía tranquila por dentro, pero que estaba comprometida a mantener la normalidad. Y, con la práctica, se volvió más fácil.
4. Abandona el lenguaje negativo
Con frecuencia, usamos palabras como “perdido”, “abandonado” y “extraviado” para describir a quienes se han alejado de la Iglesia. Pero esos términos pueden ser hirientes.
¿Te gustaría que se refieran a ti como un “perdido”? Esa palabra, para un adolescente afrontando una diversidad de cambios o un joven adulto asumiendo nuevos retos, puede ser mentalmente abrumadora, especialmente si viene de su familia.
Las palabras equivocadas pueden convertirse en una barrera para que las personas vuelvan a la Iglesia. La forma en la que hablamos puede crear muros involuntariamente entre nosotros y nuestros seres queridos. En cambio, podemos centrarnos en un lenguaje que una y dé la bienvenida.
Asistir con regularidad a la Iglesia no significa que no tengamos debilidades ni estemos cometiendo errores. Debemos, entonces, recordar las sabias palabras del rey Benjamín:
“Pues he aquí, ¿no somos todos mendigos? ¿No dependemos todos del mismo Ser, sí, de Dios, por todos los bienes que tenemos; por alimento y vestido; y por oro y plata y por las riquezas de toda especie que poseemos?” (Mosíah 4:18).
5. No tengas miedo de compartir
La hermana Selene halló fuerza y revelación al hablar de su experiencia de manera sincera y abierta con los demás.
Ella considera que las conversaciones reales eliminan la vergüenza o la culpa, que provienen de Satanás, que pueden sentir ocasionalmente los padres. Reconocer que ninguna familia es perfecta es sanador:
“Cada individuo es diferente, cada historia es única, todos aprendemos algo, y creo que si pudiéramos recopilar todo lo que hemos aprendido, podríamos hacer una especie de manual con formas de superar los momentos difíciles, porque todavía llegan”.
Finalmente, recuerda que no estás solo en este proceso. El Salvador comprende a la perfección cada uno de nuestros dolores, tanto físicos, mentales, emocionales como espirituales. Y siempre será el mejor guía para estos momentos:
“Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus debilidades tomará Él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, a fin de que sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con sus debilidades” (Alma 7:11).
Fuente: LDS Living
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@masfe.org Uno siempre extrañará esos lugares en donde fue verdaderamente feliz. Vuelve a la iglesia, Dios te está esperando con los brazos abiertos. Te prometo que aunque volver sea difícil al principio, al final valdrá mucho la pena 🥺❤️🩹 #volver #iglesia #predicar #volveralcamino #cristianos #sud #jesus #felicidad #extrañar #teextraño #biblia