Cuando mi esposo fue llamado como obispo hace más de cuatro años, fue una de las mayores bendiciones para nuestra familia.
Hicimos amistades maravillosas, tuvimos innumerables oportunidades de servicio y verdaderamente sentimos que nuestras cargas y responsabilidades eran más ligeras gracias al Señor.
Y, sin embargo, aunque el llamamiento de mi esposo ha sido algo maravilloso para nosotros, también descubrí que necesitaba el apoyo de otras personas que estaban pasando por la misma experiencia.
Con estas experiencias en mente, aquí te comparto algunas ideas sobre cómo puedes ayudar y apoyar a tu obispo y a su familia. Mi deseo es que estos consejos puedan generar mayor unidad en tu barrio.
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1. Respeta su tiempo
Los nuevos obispos tienen que aprender a equilibrar su llamamiento con otras responsabilidades en su vida, que pueden incluir ser esposos, padres, estudiantes o empleados.
El élder Bednar compartió:
“A veces, reflexionamos sobre todas nuestras responsabilidades en el hogar, la escuela, el trabajo y la Iglesia, y nos preguntamos cómo podemos lograr un equilibrio entre las muchas exigencias que compiten por nuestro tiempo.
En lugar de volvernos locos tratando de hacer todo al mismo tiempo, debemos determinar aquellas pocas cosas fundamentales que son nuestras prioridades más altas. Podemos, entonces, esforzarnos por darle a cada una de ellas la atención que necesitan, pero una a la vez”.
Los miembros del barrio pueden ayudar a respaldar estas prioridades al:
• Escudriñar las Escrituras para encontrar sus propias respuestas a preguntas espirituales o inspiración para otras áreas de su vida.
• Presentarse a las citas programadas y mantenerlas breves, si las circunstancias lo permiten.
• Ofrecerse como voluntarios cuando puedan en lugar de ir directamente al obispo para preguntarle en qué pueden ayudar.
• Estar dispuestos a reunirse con la presidenta de la Sociedad de Socorro o el presidente del Cuórum de Élderes en los casos en que no sea necesario reunirse con el obispo.
• Evitar llamar al obispo con asuntos que pueden ser asumidos por otros miembros. A veces, una pregunta sobre alguna organización auxiliar puede ser mejor contestada por los líderes de la misma.
2. Sé un amigo
Cuando una persona es llamada como obispo, su relación con los miembros del barrio puede cambiar a medida que cambia su mayordomía. Esto a veces puede aislar al obispo y a su familia.
Muchas esposas de obispos con las que he hablado mencionan que la soledad puede ser una de las partes más difíciles de este servicio. Continúa desarrollando y fortaleciendo tu amistad con el obispo y su familia para que sientan tu amor y apoyo.
3. Ora por él. Sé paciente
Los obispos suelen ser los primeros en decirte que no son perfectos y que a veces cometen errores. Su llamamiento no los hace hombres perfectos. Si es que en algo te llegaran a ofender, trata de perdonarlos y no demores en hacerlo.
Ora para que tengan la fuerza y la inspiración que necesitan para dirigir y apoyar al barrio. El Señor los ha llamado a servir, sin embargo, Él no les ha quitado sus debilidades. Él nos pide que apoyemos y sostengamos a los obispos a medida que se esfuerzan por mejorar y cumplir con su llamamiento.
4. Haz tu parte
La responsabilidad de velar por un barrio puede ser abrumadora, pero esta carga se aligera gracias al cuidado constante de los hermanos y hermanas ministrantes.
Cuando cada uno de nosotros ayuda a ministrar a los miembros del barrio, creamos una increíble red de apoyo y entablamos amistades a través de las cuales podemos aconsejarnos y fortalecernos espiritualmente.
Hacer lo mejor que podamos para cumplir con nuestros llamamientos en la Iglesia ayuda a fortalecer al obispo y a todos los líderes de nuestro barrio.
Además, desarrollar tu propia autosuficiencia espiritual y temporal puede ayudar a aligerar la carga del obispo. Cuando estamos mejor preparados para cuidar de nosotros mismos, estamos mejor preparados para ayudar a quienes nos rodean.
5. Comprende la responsabilidad del obispo para con la juventud
En el Manual General de La Iglesia de Jesucristo se nos enseña:
“La responsabilidad primordial del obispo es para con los de la nueva generación en el barrio, incluidos los jóvenes adultos solteros. Para permitirle concentrarse en esa responsabilidad, delega muchas asignaciones”.
En abril de 2021, el élder Quentin L. Cook describió lo que esto significa de esta manera:
“Los hombres jóvenes que son presbíteros y las mujeres jóvenes de la misma edad se hallan en una etapa muy importante de su vida y de su desarrollo.
Durante un breve período de tiempo, toman decisiones que tienen repercusiones significativas para toda la vida; estas determinan si reunirán o no los requisitos para entrar en el templo, si servirán en una misión, si se esforzarán para casarse en el templo y si se prepararán para la vida laboral.
Una vez que se han tomado, tales decisiones tienen profundas implicaciones espirituales y prácticas para el resto de la vida”.
6. Comprende la responsabilidad del obispo para con los adultos
El obispo desempeña un papel importante para con los adultos del barrio. Según el manual de la Iglesia, los obispos tienen cinco responsabilidades principales:
• Es el sumo sacerdote presidente del barrio
• Es presidente del Sacerdocio Aarónico
• Es el juez común
• Coordina la obra de salvación y exaltación, incluido el cuidado de los necesitados
• Supervisa los registros, las finanzas y el uso del centro de reuniones
Si bien el obispo supervisa gran parte de la obra de un barrio, esta se puede delegar a las presidencias del Cuórum de Élderes y de la Sociedad de Socorro las responsabilidades de llevar a cabo la obra del templo y de historia familiar, la obra misional, cuidar de los necesitados y la ministración.
Nuestra responsabilidad
Estas sugerencias no pretenden desalentar a nadie de acudir al obispo cuando sientan la necesidad de hacerlo. El obispo ama a todos los miembros de su barrio y desea servirlos de la mejor manera posible.
No obstante, es importante recordar que la obra de edificar y sostener el barrio depende de todos nosotros y no solo de los líderes del barrio.
Al compartir la carga del obispo, podemos aliviar sus cargas y las de su familia, desarrollar mayor unidad y amor entre nosotros.
Fuente: LdsLiving