Este artículo está basado en la historia de Sabrina Bojikian Rissi.
En los últimos meses, mi familia y yo hemos pasado por momentos desafiantes y difíciles, pero el conocimiento del evangelio de Jesucristo y las palabras del profeta me ayudaron a seguir con fe, superar y encontrar goo en medio de esta dificultad.
En la conferencia general de octubre del año pasado, el presidente Nelson dio un discurso llamado “Pensamiento Celestial” donde compartió:
“Cuando afronten un dilema, ¡piensen de manera celestial! Cuando la tentación los ponga a prueba, ¡piensen de manera celestial! Cuando la vida o sus seres queridos los decepcionen, ¡piensen de manera celestial! […] Cuando las exigencias de la vida los invadan, ¡piensen de manera celestial! […]
A medida que piensen de manera celestial, el corazón les cambiará poco a poco… verán las pruebas y la oposición con otros ojos… su fe aumentará”.
En diciembre de 2023, cuando estaba con 10 semanas de embarazo, mi bebé fue diagnosticado con anencefalia, una condición en la que el cerebro no se desarrolla correctamente. Escuché de varios médicos que mi bebé era “incompatible con la vida”.
Seguí el consejo del profeta
Saber de este diagnóstico fue extremadamente difícil. Sentí miedo, incertidumbre y no entendía por qué estaba pasando por esto.
El consejo de los médicos era interrumpir el embarazo, pues, según ellos, no valía la pena seguir adelante con el embarazo de un bebé que iba a nacer muerto o vivir por poco tiempo. Sin embargo, para mí esa no era una opción.
No tuve que pensarlo dos veces, iba a seguir con el embarazo y respetar el tiempo de desarrollo de mi hijo Albert.
Teniendo conocimiento del Plan de Salvación, y sabiendo que la vida en la Tierra es solamente una etapa, seguir el consejo del profeta de “Pensar Celestial” fue lo mejor que podía hacer.
Creer que puedo ver a mi hijo de nuevo y que las familias son eternas alivia el dolor, y con la ayuda de mi psicólogo y la terapia, en vez de lamentarme y llorar, pude aprovechar cada minuto del embarazo, cada movimiento que mi bebé hacía, dando gracias y sintiendo alegría por cada momento.
Las Escrituras nos enseñan que debemos “adorar y dar gracias en todo”. Y todo significa TODO. Adorar y agradecer cuando Dios no responde tu oraciones, adorar en los momentos de alegría y también de tristeza, adorar y dar gracias a Dios por encima de todo, incluso en un día del luto.
Albert recibió un nombre y una bendición
No sabía si llegaría al final de la gestación y, si llegaba, no sabía si Albert iba a nacer con vida. Le pedí mucho a Dios para tener unos minutos con Albert vivo en mis brazos, porque estaba pensando de manera celestial y para mí era muy importante que José, mi esposo, le diera un nombre y una bendición tan pronto como naciera.
Y así sucedió, Albert nació con vida, y aún en la sala de cirugía, recibió un nombre y una bendición. Sorprendiendo a todos en la familia y el hospital, vivió por 3 días.
En esos tres días, no hubo espacio para la tristeza o lamentación. Albert conoció y pasó tiempo con sus hermanos, abuelos y tíos. Lloró, orinó, hizo popó, le di un baño, hablé mucho con él, le conté todo sobre nuestra familia, escuché música con él e incluso lo amamanté, teniendo la mayor conexión que una madre puede tener con su hijo.
Casi vino a casa con nosotros, pero creo que eso no estaba en los planes de nuestro Padre Celestial. Pedí por algunos minutos y tuve 3 días hermosos con mi hijo.
Ver a Albert partir fue muy difícil, mucho más difícil de lo que pensé que sería, pero sé que no fue un adiós, sino solo un hasta luego. Albert, sin decir una palabra, nos enseñó que cada instante es precioso.
La esperanza de verlo de nuevo
En su breve paso por el mundo terrenal, nos enseñó que el valor de la vida no está en el tiempo que vivimos, sino en la calidad e intensidad con que dedicamos amor y cariño a nuestra familia y a las personas que amamos.
Pensar de manera celestial definitivamente ayudó a aumentar mi fe, como prometió el profeta. Claro que el dolor y la nostalgia continúan aquí.
Aún lloro, pero cada día que pasa me siento un poco mejor, y los recuerdos y la gratitud por todo lo que pasé están siendo arraigados en mi corazón, con la esperanza de ver a Albert un día nuevamente.
A veces pienso cómo será, mi espíritu encontrándose con el de él y nosotros abrazándonos.
Sé que Dios vive, sé que Jesucristo es nuestro Salvador, y sé que si ponemos a Dios en primer lugar, y si seguimos el consejo del profeta y pensamos de manera celestial, las cargas se volverán más ligeras y podemos encontrar alegría en los momentos de dificultad.
Fuente: Masife.org