Por razones que solo Dios conoce, algunos espíritus pueden manifestarse ante nosotros y, entre ellos, los de bebés que aún no nacen
Los sentimientos más conmovedores que tenemos en esta existencia terrenal a menudo involucran la conexión profunda que tenemos con nuestros hijos y nietos.
Hay cierto lazo de familiaridad que a menudo está presente en estos niños incluso antes de que nazcan, especialmente porque el velo es muy delgado…
También te puede interesar: “Élder Uchtdorf: “Confía en Dios. Si haces tu parte, las cosas saldrán bien””
La presencia de los espíritus
Un par de días después del nacimiento de mi segundo hijo, pero de mi tercer embarazo, me encontraba en mi cama descansando, cuando de pronto sentí claramente la presencia de alguien más en la habitación a mi lado izquierdo. Tuve la extraña sensación de que eran mis hijos por nacer y estaban allí observándome y las circunstancias en las que nacerían.
En ese momento sucedió algo extraordinario. De repente sentí el anhelo de tener más hijos. ¡Esto no era normal! Mi posición predeterminada después de tener un bebé era generalmente algo como: “¡Nunca más volveré a pasar por esto!”.
Pero, curiosamente, apenas uno o dos días después del nacimiento de este hijo, quería recibir a nuevos espíritus a mi hogar. Me maravillé del cambio de opinión que me brindaron.
La oportunidad de sentir a los niños no nacidos es siempre sagrada y enternecedora. En esta ocasión muchas personas han estado dispuestas a compartir sus maravillosas historias conmigo y se me ha dado permiso para compartirlas con ustedes.
“¡Ahí está Mi Madre!”
Shelli Dimig tuvo una experiencia similar a la mía, donde sintió que uno de sus hijos la estuvo observando antes de nacer. Ella compartió:
“Una tarde de 1999, mientras entraba a mi habitación para dejar una cesta de ropa en mi cama, me sentía muy, muy mal debido a la acidez estomacal y las náuseas matutinas. Tenía unos cuatro meses de embarazo.
Mientras dejaba la canasta sobre la cama, escuché un clic en la esquina superior izquierda de mi habitación. Volteé a mirar e inmediatamente escuché la voz de un hombre adulto decir: “Ahí está mi madre”.
¡Quedé completamente sorprendida, no esperaba que ocurriera tal cosa! Me quedé allí y me pensé que debía estar embarazada de un niño y que aparentemente había traído a un amigo suyo a ver a su futura madre a través del velo.
En ese momento me encariñé mucho con mi futuro hijo y deseé volver a encontrarme con él y criarlo. Meses más tarde, mi hijo Jay nació en esa casa, en esa habitación, a solo unos metros de donde escuché el clic. Fue un espacio sagrado para mí”.
“¡Te conozco!”
Diane Chase me contó cómo después del nacimiento de su quinta hija, se volvió a familiarizar con el espíritu de su hija. Mientras la sostenía en el hospital, se miraron a los ojos y el mensaje que claramente recibió fue: “¡Te conozco!”.
Qué mensaje tan poderoso fue ese, y desde entonces la hermosa relación con su hija nuevamente comenzó.
A veces, los padres sienten que sus hijos no nacidos se comunican con ellos para saludarlos, aconsejarlos, guiarlos o consolarlos.
La vacilación de un espíritu preexistente
En esta historia, los mensajes fueron recibidos por una abuela que pudo darle ánimos a su nieta para que venga a la tierra.
Laurel Larsen Stokes compartió la siguiente experiencia.
“Hace apenas un año, me encontraba relajándome después de un ajetreado día en el trabajo, estaba acostada en mi cama entre leyendo y durmiendo.
De repente, mis antepasados literalmente me despertaron y, de pronto, tuve el “conocimiento” abrupto, emergente y sobrecogedor de que había un problema con mi nieta que estaba a punto de nacer por cesárea ese día.
Sabía que había algún tipo de emergencia, por lo que tomé medidas de inmediato, llamé a mi hija para ver si había algún problema con la bebé antes de su cesárea.
Su única respuesta fue que la operación se había retrasado un par de horas, pero que la bebé estaba bien. Le envié un mensaje de texto a mis otras dos hijas y les pedí que orarán, también hablé con mi esposo pidiéndole que orara.
Sentí que mis antepasados sabían que tenía que hacer esas cosas mientras me esperaban. Regresé a mi habitación, me senté en mi cama sintiendo que volvían a acompañarme.
Luego pude ver a mi bisabuela, una de las primeras parteras de la Iglesia en el norte de Utah. Aunque sólo he visto fotos de ella de cuando era mayor, ahora podía verla como una joven adulta, tuve el “conocimiento” de saber quién era.
Ella me acompañó hasta un área donde había otros espíritus. Sin decir palabra alguna, me transmitió a través de pensamientos que mi nieta estaba allí y que tenía muchas dudas con respecto a su nacimiento.
¡Le comuniqué a mi nieta sin hablar que estaríamos allí para ella y que la ayudaríamos! Luego me enviaron de regreso a mi entorno físico.
Mi nieta nació sana y salva dos horas después”.
Quién sabe qué hubiera pasado si no se le hubiera permitido a Laurel intervenir.
Tragedia y milagros
Teiva Kubiak y su esposa Haunui viven en la isla de Moorea, cerca de Tahití. Haunui ha tenido dificultades con sus embarazos en los siete años que llevan casados.
En el embarazo al que me referiré, ella tenía casi cuatro meses cuando comenzó a tener problemas, hasta que finalmente perdió todo el líquido amniótico que rodeaba al bebé.
Cuando esto sucedió, su bebé [a quien llamaron Nuihere] falleció. Estaban devastados porque habían estado orando para recibir un milagro de sanación. Sin embargo, sus milagros se produjeron de manera inusual.
Una secuencia asombrosa de eventos espirituales comenzó unos cinco días antes de que su bebé falleciera. En ese momento, no sabían el sexo del bebé, por lo que fue esclarecedor cuando Haunui tuvo una visión de una mujer joven que reconoció instantáneamente como su hija.
En la visión, esta hermosa joven se estaba despidiendo de ella, por lo que Haunui estuvo atenta a lo que se avecinaba.
Unos días después, cuando se requirió que Haunui fuera transportada en ambulancia desde su casa al hospital, ella misma falleció por un corto tiempo. En el mundo de los espíritus, vio a esta misma hija, vestida de blanco al lado de Cristo.
¡Fue una experiencia magnífica e increíble! Haunui quería desesperadamente quedarse allí con ellos, pero tanto Nuihere como el Señor le dijeron que no ella había terminado su misión en la tierra y que necesitaba regresar con su esposo Teiva porque él la necesitaba más.
Haunui recobró el aliento y pudo regresar a casa.
Una semana después, Teiva y Haunui fueron al templo para expresar su enorme gratitud al Padre Celestial por su recuperación. Teiva continúa la historia con sus propias palabras:
“En el salón celestial, mientras oraba, le pedí profundamente a nuestro Padre Celestial que permitiera que Nuihere me visitara. Mientras oraba, pude sentir su amor por mí.
Ella estaba conmigo, como si me abrazara. Fue un momento que apreciaré por siempre. Incluso al escribirlo ahora hace que se me caigan las lágrimas.
Sentí su amor por 5 minutos y luego desapareció, pero nunca lo olvidaré. Solo unas pocas personas conocen esta historia, pero me complace compartirla ahora como testimonio de que la familia es eterna”.
Experiencias que no se olvidan
Cada historia compartida ilustra formas diferentes y hermosas de volver a ver a seres queridos conocidos que ya no están con nosotros o que un día nos acompañarán.
Por razones que solo Dios conoce, algunos espíritus pueden manifestarse ante nosotros. Cuando sentimos, escuchamos o vemos sus espíritus en este reino, es una experiencia muy sagrada que abre la puerta de un mundo a otro y nos permite saber cuán delgado puede ser el velo.
Fuente: Meridian Magazine