No hay mucho que se pueda decir sobre los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001 que ya se haya dicho.
Miles de personas murieron mientras millones de personas en todo Estados Unidos y el mundo observaban con horror cómo se desarrollaban los ataques.
Foto: ksat.com
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La Primera Presidencia emitió una declaración en la que informó que todos los misioneros en las áreas de las ciudades de Nueva York y Washington D.C. estaban a salvo.
Veintiún misioneros que salieron de Salt Lake City esa mañana del 11 de setiembre con destino a la ciudad de Nueva York aterrizaron en Denver. Por otro lado, los misioneros en otros vuelos desde Salt Lake City aterrizaron sanos y salvos en los Estados Unidos.
Por su parte, el élder Bednar, en ese entonces presidente de BYU-Idaho, se dirigió a los estudiantes. Se sintió inspirado a compartir un pasaje de las escrituras, DyC 45:32. Para dar un poco de contexto, el versículo 26 dice: “La Tierra estará en conmoción, y desmayará el corazón de los hombres”.
“Pero mis discípulos estarán en lugares santos y no serán movidos”.
Se había programado un devocional en BYU ese día de los trágicos eventos. El élder Bednar recibió muchas llamadas en las que le preguntaban si el devocional se realizaría y si se cancelarían las clases. Tanto el devocional como las clases siguieron en pie.
El entonces presidente Bednar explicó:
“En este día, de todos los días, nosotros, como discípulos del Salvador, tenemos la oportunidad de reunirnos y estar en lugares santos. Así que determinamos seguir adelante con las clases y con el devocional”.
Al hacer un llamado a los Santos a demostrar fe en el Salvador y unidad, el élder Bednar continuó:
“No es un momento para temer. Este es un momento para que nosotros, como discípulos del Salvador, estemos menos preocupados por la demostración pública y más preocupados por la devoción personal y privada. Este es un momento para que nosotros, como discípulos del Salvador, sigamos adelante, no nos detengamos”.
Fuente: Church News
