“Aquí hay cinco cosas que Dios nunca tuvo que darnos, pero que de todos modos nos dio porque ama a cada uno de sus hijos.”
A veces damos las cosas por sentado porque estamos tan acostumbrados a tener muchas cosas a la mano que simplemente nos olvidamos de lo importantes que son para nosotros y no las apreciamos hasta que se van.
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Tal vez el aire acondicionado o el ventilador deja de funcionar repentinamente durante los meses de verano, o tal vez tienes gastos por pagar que te impiden darte algunos gustos en tus alimentos favoritos, o, en una situación más seria, pierdes a un miembro de tu familia.
El Señor puede darnos cosas como también podemos perderlas. Aquí hay cinco cosas que Dios nunca tuvo que darnos, pero que de todos modos nos dio, sin otra razón más que Su amor incondicional por cada uno de nosotros, Sus hijos.
1. El Color
Podríamos haber tenido una visión sin color. El ver en blanco y negro no habría cambiado ni un poco el Plan de Salvación. Todavía pecaríamos, necesitaríamos arrepentirnos, asistir a la Iglesia, orar, desarrollar los atributos de Cristo, todo lo que conlleva en Evangelio. Pero Dios, por alguna razón, nos dio la habilidad de poder ver a color.
Dios nos dio la oportunidad de detenernos a mirar una impresionante puesta de sol, de poder apreciar los vívidos colores del arco iris con nuestras familias y hasta podemos tomarnos hasta una semana para decidir de qué color pintar la cocina. Dios no tuvo que darnos una visión a color, pero lo hizo.
2. La Música
Lo mismo podemos decir de la música. Nada en el plan de Dios habría cambiado sin que tuviéramos eso, pero la tenemos. No comprendo qué hace que un ritmo esté de moda, o por qué algunas notas pueden estar “desafinadas” mientras que otras no. ¿Qué hace que Claire de Lune de Debussy sea tan hermosa, pero Six Little Piano Pieces de Schoenberg sean tan… extrañas?
Todo lo que sé es que tener música en nuestras vidas es una bendición que quizás no merecíamos, pero que tenemos de todos modos.
3. La Diversidad Geográfica
Tenemos montañas, valles, desiertos, junglas, tundras árticas, océanos, bosques, islas y continentes. ¿No hubiera sido más fácil para Dios simplemente diseñar la Tierra como una bonita esfera simple y redonda? Quizá, pero no lo hizo.
El Padre nos dio una amplia gama de características geográficas que hacen la vida más emocionante. La gente viaja por el mundo para ver las Cataratas de Iguazú, o el Mar Muerto, o la Cordillera de los Andes. ¿Era necesario para nuestra salvación que la Tierra fuera un lugar geográficamente variado para nosotros? No lo creo. Pienso que fue sólo otra señal de que Dios nos ama y nos da más en nuestra existencia mortal.
4. El Sentido del Olfato
¿Recuerdas cuando regresabas a casa después de un largo día cuando eras pequeño y entrabas por la puerta principal y ese olor familiar de la cena preparado de mamá flotaba por toda la casa directamente a tu nariz? Ya sea que se trate de un plato de comida caliente, un campo de flores silvestres o incluso de leche agria, nuestro sentido del olfato es otra bendición que probablemente no necesitábamos, pero afortunadamente tenemos.
Incluso los malos olores son una bendición. Nos avisan cuando los alimentos se han descompuesto o cuando algo ya no es comestible. Nuestras narices pueden ayudarnos de manera inmediata a identificar situaciones peligrosas, como una fuga de gas o humo que se filtra en un dormitorio por la noche. Nuestro sentido del olfato muy fácilmente podría haber sido una bendición reservada para nosotros en el más allá, pero tenemos la suerte de disfrutarlo aquí mismo en nuestra vida en la tierra.
5. El Humor
A todos les gusta reír, y es una bendición que podamos hacerlo. El sentido del humor es otro regalo de Dios que a veces damos por sentado. Proporciona una ruta de escape ante las constantes demandas de la vida.
Como la mayoría de todas las bendiciones de Dios, el adversario hace todo lo posible para usarlo con propósitos inadecuados. Gran parte del “humor” actual es grosero, básico y despectivo; pero nuestra capacidad para disfrutar de la vida, divertirnos y reírnos de un buen chiste provienen de Dios. Podríamos haber sobrevivido sin esa habilidad, pero de seguro que habría hecho de la vida mucho menos… divertida.
¿Nos falta otro más? (Definitivamente que sí) Haznos saber en la sección de comentarios qué otras bendiciones a veces damos por sentado.
Este artículo fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado por mormonhub.com bajo el título de “5 Things God Didn’t Have to Give Us, But Did Anyway”