Mi esposo y yo no siempre fuimos “mi esposo y yo.” Tenemos pasados muy diferentes que solo Dios pudo unir. Crecí en la iglesia mientras que Victor, mi esposo, creció en las calles. Me divertía practicando deportes, uniéndome a clubes en la escuela y pasando el tiempo con mis amigos y familia. Victor se divertía consumiendo drogas, involucrándose con mujeres y utilizando a sus amigos y familia. Para cuando me gradué, había participado de un campeonato de atletismo, había sido presidenta de la clase de las Laureles y tenía un novio que estaba sirviendo en una misión. Cuando Victor se graduó, había ido a la cárcel, se había convertido en padre y tenía una misión a cargo. Crecí en Burley, Idaho. Victor creció en Las Vegas, Nevada. Entonces, ¿cómo se chocaron nuestros caminos? ¿Cómo comprender el evangelio y la expiación cambió nuestras vidas?
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Mi historia
Un año después de que me gradué de la escuela secundaria, decidí que necesitaba salir de Burley por un rato además decidí postular a un trabajo como niñera. Obtuve el trabajo en Nueva Jersey con una familia maravillosa y pasé el siguiente año de mi vida aprendiendo y progresando en todos los aspectos de mi vida, pero sobre todo, aprendí cómo construir una relación con mi Padre Celestial y Jesucristo.
El barrio al que asistí estaba conformado en gran parte por conversos. Un día, escuché un testimonio de un investigador que cambió mi vida para siempre. Este hombre apenas empezaba sus charlas con los misioneros y se levantó a compartir su testimonio de cuán verdadero es el Libro de Mormón y cómo había cambiado su vida. El Espíritu era tan fuerte y nunca había escuchado un testimonio tan poderoso sobre el Libro de Mormón. Sin embargo, pronto ese espíritu cambió cuando dijo la palabra “pero.”
“Pero, el libro de Doctrina y Convenios no es verdadero” fue lo siguiente que dijo y todos en la capilla quedaron atónitos.
“No confíen en mi palabra. Los animo a ir a casa, orar y descubrir por ustedes mismos que el libro de Doctrina y Convenios es falso.”
“¿Orar sobre Doctrina y Convenios?” pensé. “¡Eso es algo que nunca antes había pensado! Y, si necesito orar sobre Doctrina y Convenios, ¿también no debería orar sobre Biblia?”
Mientras progresaba en el evangelio nunca antes había tenido esos pensamientos y no podía creerlo. ¿De qué más me estuve perdiendo mientras he estado yendo a la iglesia todos estos años? Entonces, decidí desde ese momento en adelante que realmente iba a empezar a prestar una atención más cuidadosa a lo que escuchaba regularmente en la iglesia e intentar aumentar mi testimonio.
Después que lo hice, en verdad empecé a ver cómo el evangelio y la expiación cambiaban la vida de las personas y cómo estaba cambiando la mía. Veía cómo las personas dejaban que Cristo cambiara sus vidas de ser miembros de una banda criminal a ser miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y finalmente, obtuve mi propio testimonio de que esta iglesia es verdadera.
Su historia
Desde los 10 años, Victor creció en las calles de Las Vegas, Nevada. Su madre trabajó fuerte para llevar la comida a la mesa, pero como resultado, no estaba mucho tiempo en casa. Esto hizo que Victor y sus hermanas se defendieran solos y conocieran realmente los caminos del mundo. Victor comenzó a fumar, consumir drogas, vender drogas, tomar alcohol, ser promiscuo y robar durante su adolescencia. Para el momento en que cumplió 18, se había convertido en padre, estaba en el camino rápido hacia la cárcel y tenía una vida lejos de todo lo que alguna vez pude haber imaginado.
Unos años más tarde, después de tener otro hijo y una pareja de gemelos, Victor fue a la cárcel nuevamente con una sentencia de dos años y medio a cinco años.
Mientras estuvo en la cárcel, Victor comenzó a subir de “rango” y pronto, se descubrió haciendo todo el trabajo sucio en la prisión para su “grupo.” Un día, después de que hubo completado otra tarea, le dijeron que podía recibir sus tatuajes de la cárcel. Así, le tatuaron el brazo desde el hombro hasta la muñeca.
Cuando le estaban haciendo los tatuajes, Victor comenzó a pensar, “¿esto es lo que realmente quiero para vivir? ¿Quedarme en la cárcel toda mi vida? ¿Qué tipo de ejemplo les estoy dando a mis hijos? ¿Alguna vez volveré a ver a mis hijos? ¿Alguna vez volveré a ver a mi familia? ¿En verdad deseo convertirme en este tipo de persona?”
Se dio cuenta de que estaba asustado. No de alguien más sino de la persona en que se estaba convirtiendo y la persona en que se convertiría si seguía este camino. Esa noche hizo su primera oración, algo así: “Dios de mi madre, no sé si estás ahí pero si lo estás, necesito pedirte ayuda. Si me mantienes a salvo y apartado del camino malo por el resto de mi sentencia, te prometo que no volveré al estilo de vida que he tenido. Te prometo que no volveré a la relación abusiva en la que estaba y te prometo que mi fe en ti nunca entrará en duda.”
Después de un tiempo breve, le dijeron a Victor que se mudaría a un nuevo lugar donde podría “descansar” y no tendría que involucrarse en el trabajo sucio nunca más. Victor sabía que Dios estaba ahí y que ahora tenía que cumplir su parte del trato.
Su conversión
Cuando Victor salió de la cárcel, se mudó a Burley, Idaho, donde se había mudado su madre. Mientras trabajaba para una empresa de construcción, un joven de 18 años quería ser su amigo.
Victor no estaba interesado y pensaba, “¿Qué podría hacer por mí un niño de 18 años que no tiene experiencia en la vida?”
Día tras día, este niño se aproximaría a Victor para preguntarle si deseaba ir a la iglesia, la noche de hogar, jugar básquet en la iglesia, etc. Y, cada día Victor decía que no. Cada noche, Victor iba a casa y oraba, “Dios, ¿Qué deseas que haga? ¿Cómo puedo cumplir mi parte del trato?” Y, todos los días invitaban a Victor a una actividad.
A Victor le tomó un tiempo darse cuenta de que este joven era la respuesta a sus oraciones y que necesitaba darle una oportunidad. Así que un día cuando le preguntaron si deseaba ir a una noche de hogar, Victor aceptó.
A partir de ese momento, a pesar de sus tatuajes, su piercing en la ceja, sus expansores y el olor a tabaco que lo perseguía, lo aceptaron en el barrio de solteros. Después de poco tiempo de que empezó a ir a las actividades, comenzó a reunirse con los misioneros y tuvo una fecha bautismal programada para el 09 de marzo de 2013.
Minutos antes de que Victor se bautizara, miró al espejo y observó los expansores que aún estaban en sus orejas. Se dio cuenta de que si realmente deseaba cambiar y tener un inicio fresco, necesitaba dejar ir todo su pasado. Así que se quitó sus expansores y entró al agua.
Nuestra historia
Victor y yo nos conocimos por primera vez, casi ocho meses después de que se bautizó, cuando compartió su testimonio en la reunión sacramental de mi barrio de solteros. Pasaron muchos años desde que regresé a casa de Nueva Jersey y no había escuchado una historia como la suya, así que me acerqué a él después y simplemente le dije, “gracias.”
Nos convertimos en grandes amigos pocas semanas después. Cuando me invitó a salir, mi mamá me preguntó si veía un futuro y le aseguré que solo éramos amigos. Seis meses más tarde, Victor me pidió matrimonio y nos sellamos en el templo de Idaho Falls el 12 de setiembre de 2014.
Ese día no solo me convertí en una esposa, me convertí en la madrastra de cuatro niños impresionantes. Estaba muy nerviosa de hacerme cargo de ese título no porque no quisiera ser mamá sino que estaba preocupada por lo que pensarían los demás. “¡Una joven de 22 años con cuatro hijastros! ¿En qué estaba pensando?” “¡Él es un criminal y un adicto!” “¿Está segura de lo que está haciendo?” “¿Realmente ha cambiado o recaerá?”
Hicieron todos esos comentarios y más desde que nos casamos y ha sido difícil. No puedo decirte cuantas veces he llorado después de escuchar comentarios sobre cómo Victor no debe estar en la iglesia porque tiene tatuajes o cómo los mexicanos no deben casarse con gente blanca o cómo Victor recaerá en la adicción. Pero, a pesar de toda la negatividad, nunca nos sentimos solos ni como si no nos aceptaran aquellos que realmente entienden la Expiación. A pesar de los comentarios negativos, siempre ha existido una oportunidad para compartir el evangelio con aquellos que todavía no comprenden cuan real es la Expiación.
Debido al pasado de Victor, tengo cuatro niños hermosos de quien ser madre mientras luchamos para tener nuestros propios hijos. Tuvimos oportunidades para compartir el evangelio y dar esperanza a aquellos que luchan con la adicción y sus familias, hemos sido capaces de progresar y aprender desde las perspectivas diferentes en que fuimos criados. Hemos sido capaces de dejar a Dios ser lo principal en nuestro matrimonio y guiarnos en las direcciones que Él desea que vayamos y hemos sido capaces de ver milagros a medida que continuamente nos convertimos al evangelio cada día.
Siempre me digo a mí misma que no escogí una vida fácil, pero escogí la vida que quiero. No solo la vida que deseo en esta tierra, sino la vida que deseo para siempre. Deseo estar con alguien que me ayudará a progresar y convertirme en mi mejor versión. Deseo siempre recordar que esta vida no se trata de llegar al final sino de progresar, aprender y convertirse en alguien como nuestro Padre en los cielos. Jesucristo vino a esta tierra y nos demostró que no se suponía que esta vida fuera fácil y que esas cosas difíciles sucederían. Él nos mostró cómo amar, enseñar, aprender y enfrentar incluso las pruebas más fuertes.
Mi vida no está ni cerca de donde pensé que estaría o donde los demás me dijeron que debería estar. Mientras crecía me enseñaban que debía casarme con un misionero retornado. Nunca nadie me dijo que mi misionero retornado sería un hombre que fue a una “misión” a vender drogas y “retornaría” de la cárcel para ser un hombre mejor. Nadie me dijo que estaba bien casarse con un hombre con tatuajes. Nadie puede decirte qué te depara el futuro o cómo necesitas vivir tu vida. El Señor tiene un plan para cada uno de nosotros y solo Él te puede preparar para ese plan. No dejes que la influencia de los demás se interponga en el camino de recibir revelación personal de Aquel que te conoce mejor. Sé que la Expiación de Jesucristo es real y que Él no solo nos brinda la expiación para usarla sino que Él también nos muestra cómo usarla. Sé que el Señor no nos da ningún desafío sin que pueda ayudarnos a aprender del mismo. Sé que aprender es el único camino para convertirnos en alguien como Él. Sé que mi vida no es de la manera en que la planifiqué. ¡Sé que es incluso mejor!
Artículo originalmente escrito por Juli Jaime y publicado en ldsliving.com con el título “Why God Led Me to Marry a Felon Instead of an RM.”
