Un templo dedicado a Huitzilopochtli, el dios de la guerra, y a Tláloc, dios de la lluvia y la agricultura, dominaba el Recinto Sagrado de la gran capital azteca, Tenochtitlán. Comúnmente conocido hoy como el Templo Mayor (Gran Templo), contaba con dos torres (santuarios) que se elevaban por encima de una base que medía aproximadamente de 100 a 80 metros.
Por lo general, los templos aztecas se expandieron con el tiempo basándose en sus predecesores, utilizando la edificación anterior como base para crear una edificación nuevo y más grande.
El Templo Mayor no fue una excepción. Inicialmente construida inmediatamente después de la fundación de Tenochtitlán en 1325 d.C., fue reconstruida en otras seis ocaciones durante sus casi dos siglos de existencia.
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Se han excavado versiones posteriores de la estructura, exceptuando a la primera, porque el alto nivel freático de Tenochtitlán o Ciudad de México (la ciudad azteca era una isla pantanosa ubicada en el lago Texcoco) hace que la excavación sea excepcionalmente difícil, si no imposible. Asimismo, la estructura original, relativamente modesta, probablemente se construyó a base de tierra y madera.
Cuando los españoles conquistaron Tenochtitlán en 1521, inmediatamente destruyeron el Templo Mayor para dar espacio a lo que se convertiría en la principal iglesia cristiana de la capital de la Nueva España.
Los español reutilizaron las piedras del santuario azteca para la construcción de la nueva iglesia.
La actual Catedral Metropolitana de la Asunción de la Santísima Virgen María a los Cielos, en la plaza principal de la Ciudad de México, se encuentra en lo alto del antiguo Recinto Sagrado de la cultura Azteca.
Esta práctica de erigir un lugar sagrado sobre las ruinas de un santuario perteneciente a la cultura o pueblo conquistado puede ilustrarse en distintas ocasiones en la historia del mundo. Aquí te compartimos algunos ejemplos.
1. El Convento de Santo Domingo
El Convento de Santo Domingo en Cusco, Perú, antigua capital del Imperio Inca, descansa sobre una base construida con las piedras del increíblemente opulento Qorikancha, el Templo Dorado, el santuario más importante de los Incas hasta que los españoles tomaron la ciudad de Cusco en 1533.
2. La Mezquita de los Omeyas
La Mezquita de los Omeyas, o la Gran Mezquita de Damasco, se encuentra en un sitio que ha albergado el culto de muchos desde aproximadamente el año 1000 a.C., y quizás desde antes.
El templo para Baal (Ba’al Haddad o Señor Haddad), el dios cananeo de la lluvia y el trueno, fue reemplazado bajo el Imperio Romano por un enorme templo a Júpiter, a quien asociaron con los rayos.
A finales del siglo IV, el emperador cristiano romano Teodosio I transformó el templo de Júpiter en una catedral, que finalmente fue dedicada a San Juan Bautista. Esa catedral fue arrasada bajo el dominio de los musulmanes, y la enorme mezquita actual fue terminada en el año 711 después de Cristo. La mezquita contiene un santuario dedicado a Juan el Bautista.
3. La Cúpula de la Roca
El califa musulmán Abd al-Malik erigió la Cúpula de la Roca en el Monte del Templo en Jerusalén, donde primero se encontraba el templo de Salomón y luego el de Herodes.
Anteriormente, los cristianos bizantinos habían convertido el recinto del antiguo templo en el basurero de la ciudad como una muestra de desdeño contra el judaísmo. Los musulmanes retiraron la basura y recuperaron el sitio.
En la actualidad, entre las principales inscripciones en las paredes de la Cúpula de la Roca se encuentra la afirmación musulmana de la profecía de Jesús, junto con una negación de su divinidad. La Cúpula de la Roca es en sí misma una declaración polémica.
4. La mezquita de Santa Sofía
La mezquita de Santa Sofía o Hagia Sophia, es un ejemplo claro de que el santuario de una fe anterior no siempre se destruye sino que se reutiliza.
La gran Santa Sofía, dedicada por el emperador bizantino Justiniano I en el año 537 d.C. como una iglesia cristiana, la más grande del mundo durante casi exactamente mil años, para la capital de Constantinopla, se convirtió en la mezquita principal de Estambul en 1453, cuando los otomanos turcos tomaron la ciudad.
En 1935, la República secular de Turquía convirtió la mezquita en un museo. A principios de julio de 2020, en medio de una controversia internacional, el presidente islamista de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, la volvió a clasificar como mezquita.
5. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción
La hermosa Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en Córdoba, España, fue fundada originalmente por el emir musulmán Abd al-Rahman I en el año 785 d. C. como mezquita, en el mismo lugar de una iglesia dedicada a San Vicente, edificio que adquirió de los Cristianos para luego destruirlo.
6. La Catedral de San Isaac
La Catedral de San Isaac en San Petersburgo, Rusia fue dedicada en el año 1858, después de 40 años de construcción. Esta catedral fue edificada sobre una iglesia de madera dedicada a un monje llamado Isaac.
En 1931, el régimen comunista de Stalin transformó la Catedral de San Isaac en un museo antirreligioso.
7. La Catedral de Kazán
La Catedral de Kazán en San Petersburgo, Rusia, comenzó su edificación en el año 1801, sobre una antigua iglesia de piedra. El emperador Pablo I mandó que la catedral fuera construida bajo el modelo de la Basílica de San Pedro en Roma.
En 1932, pasó a convertirse en el Museo de Historia de la Religión y el Ateísmo.
Tales destrucciones y transformaciones tienen diversas motivaciones, a menudo, los santuarios precedentes simplemente ocupaban un terreno deseable. Asimismo, con frecuencia los nuevos gobernantes buscaban celebrar su victoria o conquista, quitando de raíz la lealtad previamente existente o apropiarse de la reverencia asociada a dicho lugar sagrado.
Fuente: deseret.com