Imagina una ciudad de 365 años – desaparecida. Todos sus habitantes – muertos. Todos los edificios – ya no existen. Todas las casas – desaparecieron. Todo se ha ido sin dejar rastro. Esto sucedió con la ciudad de Enoc.
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Por miles de años, las personas se han preguntado: ¿A dónde se fue? ¿Quién vivió ahí? Y ¿Dónde está ahora? Afortunadamente, las escrituras. Especialmente, La Perla de Gran Precio, brinda detalles sobre el destino divino y la historia de la ciudad de Enoc.
¿Quién era Enoc?
Cuando tenía 65 años, Enoc, el séptimo patriarca después de Adán, fue llamado por Dios para ser un profeta. Aunque la Biblia provea pocos detalles sobre Enoc como persona, encontramos en la Perla de Gran Precio que se consideraba a sí mismo como un “jovenzuelo” y “tardo en el habla” (Moisés 6:31) cuando Dios lo llamó para ser un profeta.
Aunque le preguntó a Dios “¿por qué soy tu siervo?” después de su llamamiento, el Señor le demostró a Enoc, y a nosotros, un poco más sobre el potencial divino del profeta:
Y el Señor dijo a Enoc: Ve y haz lo que te he mandado, y ningún hombre te herirá. Abre tu boca y se llenará, y yo te daré poder para expresarte, porque toda carne está en mis manos, y haré conforme bien me parezca.
Di a este pueblo: Elegid hoy servir a Dios el Señor que os hizo.
He aquí, mi Espíritu reposa sobre ti; por consiguiente, justificaré todas tus palabras; y las montañas huirán de tu presencia, y los ríos se desviarán de su cauce; y tú permanecerás en mí, y yo en ti; por tanto, anda conmigo.
(Moisés 6:32-34)
Después, encontramos en el libro de Moisés que las promesas de Dios a Enoc se cumplieron a medida que guiaba al pueblo de Dios contra sus enemigos.
Y tan grande fue la fe de Enoc que dirigió al pueblo de Dios, y sus enemigos salieron a la batalla contra ellos; y él habló la palabra del Señor, y tembló la tierra, y huyeron las montañas, de acuerdo con su mandato; y los ríos de agua se desviaron de su cauce, y se oyó el rugido de los leones en el desierto; y todas las naciones temieron en gran manera, por ser tan poderosa la palabra de Enoc, y tan grande el poder de la palabra que Dios le había dado.(Moisés 7:13)
Como líder y profeta del pueblo de Dios, Enoc se encontró personalmente con el Señor en diversas oportunidades durante su ministerio de 365 años. Lo sabemos porque Enoc recibió muchas visiones de Dios y “anduvo con él” (DyC 107:49) y habló con Él “cara a cara.” (Moisés 7:4)
Durante su ministerio, Enoc también construyó una ciudad para el pueblo de Dios o las personas que se arrepintieron y bautizaron. Esta ciudad, cuyos habitantes serían trasladados posteriormente, se conoció como la ciudad de Enoc o Sion.
¿Dónde se construyó la Ciudad de Enoc?
No se sabe con exactitud dónde se ubicaba la ciudad de Enoc. A partir de las escrituras, sabemos que Enoc vino al este de su tierra natal de Cainán para predicar el arrepentimiento a la gente. Caimán era la “tierra prometida” nombrada así por el tataranieto de Adán (Moisés 6:17).
También sabemos que Enoc no predicó a los cananeos, grupo de personas responsables de la devastación del pueblo de Shum (Moisés 7:7). Por eso, es más probable que Enoc no haya viajado a Canaán. (Moisés 7:12) Sin embargo, sabemos que recibió el mandamiento de predicar a aquellos en la “tierra de Sarón, y la tierra de Enoc, y la tierra de Omner, y la tierra de Heni, y la tierra de Sem, y la tierra de Haner, y la tierra de Hannanníah” (Moisés 7:9). Entonces, es posible que la ciudad de Enoc no pudiera haber estado en estas regiones bíblicas.
Cuando el pueblo de Dios fue atacado, sus enemigos huyeron a “una tierra de la profundidad del mar, y fue tan grande el temor de los enemigos del pueblo de Dios, que huyeron y se apartaron lejos y se fueron a la tierra que salió de lo profundo del mar” (Moisés 7:14), que pudo haber sido una isla o una península en la región general de la ciudad de Enoc.
Tenemos una posible descripción de dónde pudo haberse ubicado la ciudad de Enoc en Moisés 7:17, que señala que el pueblo de Enoc “fue bendecido sobre las montañas y en los lugares altos, y prosperó,” lo que hace posible que la ciudad de Enoc pueda haber sido construida en alguna zona montañosa. Sin embargo, “montañas” y “lugares altos” también pudieron significar santuarios o lugares de adoración, no necesariamente la ubicación de la ciudad.
Aunque existan diversas teorías sobre dónde se pudo haber ubicado la ciudad de Enoc, no existe evidencia suficiente que brinde información sobre la ubicación exacta de dónde se construyó.
¿Quiénes vieron en la ciudad de Enoc y que les sucedió?
Los habitantes de la ciudad de Enoc no se limitaron a un grupo o tribu. Enoc predicó el arrepentimiento a “todos los pueblos” salvo a los cananeos debido a que eran inicuos. (Moisés 7:12)
La ciudad de Enoc también era “una en corazón y voluntad,” unidos en su fe, y “no había pobres entre ellos.” (Moisés 7:18).
Debido a la predicación y liderazgo de Enoc, las personas de la ciudad de Enoc eran tan rectas que “el Señor vino y habitó con su pueblo” mientras vivían en la tierra (Moisés 7:16).
Eventualmente, los habitantes de la ciudad de Enoc fueron trasladados y retirados de la tierra. Sin embargo, eso no significaba que aquellos que no estuvieron en la ciudad en ese momento no tuvieron suerte. Incluso, después de que Sion fuera retirado de la tierra, todavía quedaron algunos residentes en la ciudad. “Y Enoc vio que descendían ángeles del cielo, dando testimonio del Padre y del Hijo; y el Espíritu Santo cayó sobre muchos, y fueron arrebatados hasta Sion por los poderes del cielo.” (Moisés 7:27)
Respecto a su ubicación actual, es bastante probable que los habitantes de la ciudad de Enoc aun residan ahí. Sin embargo, sabemos de la Historia de la Iglesia que aquellos que son trasladados a menudo reciben asignaciones de ministración, como Enoc.
Ahora bien, este Dios Enoc se reservó a Sí mismo, para que no muriera en ese momento, y le asignó un ministerio para los cuerpos terrestres, de los cuales apenas se ha revelado. . . Él [Enoc] es un ángel ministrante, para ministrar a aquellos que serán herederos de la salvación y se apareció a Judas como Abel lo hizo a Pablo; por lo tanto, Judas habló de él (Historia de la Iglesia, 4: 209).
Es muy probable, entonces, que los habitantes de la ciudad de Enoc tengan sus propias asignaciones de ministración y sean “ángeles ministradores en diferentes planetas,” (Historia de la Iglesia, 4:210).
¿Dónde se ubica la ciudad de Enoc ahora?
Mientras conversaba con el Señor, Enoc expresó su total confianza en Sion, diciendo “Ciertamente Sion morará segura para siempre.” (Moisés 7:20). No obstante, la respuesta del Señor reveló que había más en espera para la ciudad de Enoc que su morada terrenal.
Y aconteció que el Señor le mostró a Enoc todos los habitantes de la tierra; y vio, y he aquí, con el transcurso del tiempo, Sion fue llevada al cielo. Y el Señor dijo a Enoc: He allí mi morada para siempre. (Moisés 7:21)
Así comenzó la visión de lo que sucedería con la tierra desde ese entonces hasta el Milenio y dónde se ubicaría Sion eventualmente.
En esta visión, Enoc vio al resto del mundo hundiéndose en la iniquidad, con Satanás sosteniendo “en su mano una cadena grande que cubrió de obscuridad toda la faz de la tierra; y miró hacia arriba, y se rio, y sus ángeles se alegraron.” (Moisés 7:26)
Vio al Padre Celestial llorar mientras veía la iniquidad del mundo y la eventual inundación que destruiría a los inicuos, eventos que no sucederían durante cientos de años.
En esta visión, Enoc también vio el destino divino de Sion. Vio a Dios recibir a Sion “en su propio seno” (Moisés 7:69). Sabemos que el uso de la palabra “seno” en este ejemplo significa más que simplemente una ubicación vaga y celestial. Seno en este contexto se refiere al trono de Dios, Su verdadera morada.
No obstante, no permanecerían ahí para siempre. En Moisés 7:62-64, vemos que la ciudad de Sion volvería a la tierra durante el reinado de Cristo en el milenio:
Y justicia enviaré desde los cielos; y la verdad haré brotar de la tierra para testificar de mi Unigénito, de su resurrección de entre los muertos, sí, y también de la resurrección de todos los hombres; y haré que la justicia y la verdad inunden la tierra como con un diluvio, a fin de recoger a mis escogidos de las cuatro partes de la tierra a un lugar que yo prepararé, una Ciudad Santa, a fin de que mi pueblo ciña sus lomos y espere el tiempo de mi venida; porque allí estará mi tabernáculo, y se llamará Sion, una Nueva Jerusalén.
Y el Señor dijo a Enoc: Entonces tú y toda tu ciudad los recibiréis allí, y los recibiremos en nuestro seno, y ellos nos verán; y nos echaremos sobre su cuello, y ellos sobre el nuestro, y nos besaremos unos a otros;
Y allí será mi morada, y será Sion, la cual saldrá de todas las creaciones que he hecho; y por el espacio de mil años la tierra descansará.
Eventualmente, Enoc y los de la ciudad de Enoc se reunirán con los justos en la tierra. Esta no será una reunión casual, de “los recibiremos en nuestro seno” que no representa un lugar sino una forma de saludo: “nos echaremos sobre su cuello, y ellos sobre el nuestro, y nos besaremos unos a otros.”
La reunión de la ciudad de Enoc con la tierra en el Milenio será su lugar final de descanso y la morada de Dios durante este periodo de 1000 años.
Y allí será mi morada, y será Sion, la cual saldrá de todas las creaciones que he hecho; y por el espacio de mil años la tierra descansará. (Moisés 7:64).
Artículo originalmente escrito por Katie Lambert publicado en ldsliving.com con el título “The City of Enoch: Where It Is Now + More Fascinating Facts.”