“Nuestro comportamiento puede cambiarlo todo. El civismo eleva a la gente. La incivilidad acaba con nuestro rendimiento. Le roba a la gente su potencial.”
Todos hemos pasado por alguien, como un miembro de la familia, un compañero de trabajo o un perfecto desconocido, que nos dice o nos hace algo que es completamente irrespetuoso. Tal vez fue un comentario grosero, una broma ofensiva o algún otro signo de falta de respeto. Sí, todos hemos estado en el extremo receptor de tal incivilidad, y quizás, de vez en cuando, también hemos sido los emisores de tal comportamiento.
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¿Por qué pasa esto? ¿Es porque dejamos que el estrés y el ajetreo de la vida acabe con nuestros nervios y debilite nuestro autocontrol? ¿Acaso es porque algunas personas creen realmente que la descortesía es buena para el éxito? Quizás piensan que ser impetuoso e impulsivo de alguna manera les ayuda a salir adelante en la vida.
Las investigaciones demuestran lo contrario. La profesora de la Universidad de Georgetown, Christine Porath, quien ha investigado el civismo durante muchos años, descubrió que las personas que son corteses y civiles son vistas como mejores líderes. Su civismo eleva a las personas que lideran, lo que resulta en más productividad y más ideas creativas.
“El civismo eleva a la gente”, dice ella. “Haremos que las personas den más y se comporten de la mejor manera si somos corteses. La incivilidad acaba con nuestro rendimiento. Le roba a la gente su potencial. …Cuando tenemos más entornos civiles, somos más productivos, creativos, serviciales, felices y saludables. Podemos mejorar. Cada uno de nosotros puede elevar a los demás.”
Para lograr eso, hay algunos comportamientos obvios que debemos evitar: la critica, el burlarse o ignorar a los demás. Pero igual de importantes son las cosas que hacemos en su lugar.
¿Felicitamos a las personas por un trabajo bien hecho? ¿Escuchamos y buscamos entender los puntos de vista de otra persona? ¿Damos a los demás el beneficio de la duda? ¿Nuestras palabras, nuestras acciones e incluso la expresión de nuestra cara comunican a las personas que nos rodean que los valoramos y respetamos?
Piensa lo que podría suceder en nuestros hogares, centros de trabajo, aulas, entre otros lugares si tratamos a otros con más civismo. Piensa lo que podría suceder con nuestras relaciones con los demás, con nuestra salud y bienestar.
Sí, la vida es estresante y a menudo dura, pero podemos cambiar eso, poco a poco, a medida que decidimos abrazar la civilidad en nuestras vidas.
Este artículo fue escrito originalmente por Church News Staff y fue publicado originalmente por thechurchnews.com bajo el título “Music and the Spoken Word: How to reduce stress, increase happiness in your relationships”