“Muy a menudo juzgamos a las personas en base a nuestras primeras impresiones, sin llegar a verlos cómo Cristo los ve, así tengan barba o no.”
División. Desunión. Desorden.
Pablo escribió en su carta a los Corintios cómo podían abordar una controversia significativa en la comunidad de su barrio. Lamentablemente, la raíz de este problema se encuentra en todo los humanos: la división.
La división se crea cuando nos falta de caridad.
He escuchado algunas historias sobre nuestra falta caridad, nuestra tendencia a juzgar y crear controversia.
Una amiga mía es profesora en BYU y para ayudar a sus alumnos a que la conozcan mejor, siempre comparte una foto de su familia al inicio de cada semestre. En la foto se encuentra su esposo, quien tiene barba.
No hace mucho, varios estudiantes se acercaron a la profesora y le preguntaron cómo era posible que una miembro de la Iglesia que trabaja en BYU tenga un esposo que es ‘menos fiel’ que ella.
Los estudiantes asumieron que un hombre con barba no era fiel o activo en la Iglesia.
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Ese es un error común dentro de la cultura de la Iglesia. Muy a menudo juzgamos a las personas en base a nuestras primeras impresiones, sin llegar a verlos cómo Cristo los ve, así tengan barba o no.
Lo que le falta a esta historia, y a muchas otras historias similares, es caridad: Paciencia, bondad, consideración, comprensión, atención y empatía.
¿Estamos dispuestos a verificar nuestro juicio incial? ¿Conocer a otras personas? ¿Desafiar nuestras propias suposiciones? ¿Dejar de lado las creencias populares por los principios doctrinales?
Pablo y la división entre los Corintios
Pablo se enfrentó a problemas similares en su día, problemas de desunión y desorden, malentendidos y juicios apresurados causados por las expectativas culturales o tabúes.
¿Por qué los miembros del barrio corintio tenían ese tipo de desafíos? Algunos de los temas de controversia fueron los siguientes:
· Si estaba bien comer carne
· Cómo debían de peinarse
· Quién era el miembro de barrio más espiritual, basado en el prestigio de quién los había bautizado
· Qué comida se debía de llevar en un compartir de barrio y quiénes podían comer de ella
¿Suena familiar?
Los temas de controversia no deberían ser una sorpresa, ya que los miembros del barrio de la antigua Corinto eran tan humanos como cualquier otro miembro de la actualidad. A menudo nos fijamos en cosas que no tienen importancia.
Pablo habló sobre la división y la controversia que envolvía al barrio de los corintio citando las escrituras, apelando a la razón, contando historias y buscando llegar a un compromiso basado en los principios del Evangelio.
Por ejemplo, en 1 Corintios 8, sobre si estaba permitido comer la carne sacrificada a un ídolo, Pablo dio un consejo pragmático basado en el mandamiento de amar a nuestro prójimo.
Pero antes, necesitamos el contexto de la situación.
Carne sacrificada a los ídolos
Antiguamente, la carne no era tan abundante y fácil de obtener como lo es hoy. Gran parte de la carne que la gente consumía se adquiría a través de los servicios religiosos de sacrificio.
Aunque ahora nos parezca extraño, los puestos de venta de carne y la práctica de las ofrendas a los dioses e ídolos iban de la mano. Los sacerdotes también sabían de carnicería, preparaban a los animales sacrificados para el servicio de adoración.
La creencia era que el dios al que se adoraba consumiría una parte del sacrificio a medida que la carne se transformaba en humo y ascendía al cielo. El sacerdote consumía una porción de la carne, al igual que la persona que hacía el sacrificio, haciendo una cena sagrada para todos.
Coincidentemente, nuestro servicio sacramental sigue un patrón similar. Los poseedores del sacerdocio y nosotros participamos de una cena que representa el sacrificio del Cordero de Dios.
Así como comemos la carne (el pan) del cuerpo sacrificado de Jesús para simbolizar nuestro compromiso hacia Él, en la antigüedad, el comer la carne sacrificada de un ídolo o dios era una señal de compromiso hacia ese ídolo o dios.
Al final de los antiguos servicios religiosos paganos, si quedaba carne, se podía vender para su consumo. Cualquiera, incluidos los miembros del barrio en Corinto, podía comprar y consumir la carne sobrante que originalmente había sido parte de un servicio de sacrificio a un dios o ídolo.
Pablo señaló que dado que sólo hay un Dios, comer la carne sacrificada a esos ídolos no era un gran problema, ya que los otros dioses ni siquiera eran reales. El ritual era nulo y sin sentido. Pablo tenía la libertad de consumir la carne usada en los rituales paganos sin comprometer su fidelidad a Dios.
Sin embargo, Pablo sabía que algunos santos en el barrio eran “débiles”. Es decir, sabía que no tendrían mucha caridad, empatía o comprensión. No queriendo causarles confusión sobre sus hábitos de comer carne, Pablo decidió no comer carne sacrificada a un ídolo.
Pablo los instó a evitar la división causada por la confusión. Él no quería que un miembro del barrio se preguntara: “Si Pablo sigue a Dios, ¿por qué come la carne sacrificada a otros dioses? ¿Es Pablo seguidor de otro dios?
Por lo que, en 1 Corintios 8, Pablo predicó sobre el amor que debían tener hacia su prójimo, sin hacer nada que pudiera cuestionar su grado de fidelidad.
¿Qué significa esto en la actualidad?
¿Significa esto que los Santos de los Últimos Días con barba deberían afeitarse de inmediato para ayudar a que sus hermanos y hermanas no cuestionen su grado de fidelidad?
Claro que no.
Lo que necesitamos es un antídoto contra la división.
La caridad.
El hermoso discurso de Pablo sobre la caridad se encuentra en 1 Corintios 13, fue la instrucción que ayudaría al barrio corintio a superar la división que existía y poder ser uno en Cristo.
Si Pablo hubiera sabido que más santos corintios hubieran estado dispuestos a practicar diligentemente la caridad, él hubiera estado más dispuesto a consumir la carne sacrificada a dichos dioses o ídolos.
Ese mensaje es igual de relevante hoy.
En lugar de juzgar a mi hermano o hermana en Cristo, ¿qué pasaría si me sentara una tarde con ellos a escuchar la historia de su vida, escuchar con empatía sus triunfos y problemas?
¿Qué pasaría si los viera como hijos de Dios en lugar de juzgarlos por lo que creemos deben hacer o no? ¿Estoy demasiado ocupado con las cosas del mundo que no puedo darme un tiempo para escuchar, comprender y sentir empatía por mis hermanos santos?
La vida se trata de elecciones.
La caridad es una elección.
Ya sea en los días de Pablo, nuestros días, o dentro de 2,000 años, la caridad es la solución segura para superar toda división.
Este artículo fue escrito originalmente por Dr. Taylor Halverson y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “How the Beard Debate at Church Can Help Us Understand Paul’s Teachings on Unity”