Creo que todos en algún momento de nuestra vida nos hemos preguntado cuándo es el momento en que debemos tomar la decisión de alejarnos de alguien que simplemente no nos edifica ni nos impulsa a hacer lo bueno.
Las escrituras nos ofrecen respuestas a todas nuestras preguntas y, esa duda, no es la excepción.
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Los versículos 16 y 17 del capítulo 7 de Moroni nos brindan la respuesta:
“Toda cosa que invita a hacer lo bueno, y persuade a creer en Cristo, es enviada por el poder y el don de Cristo, por lo que sabréis, con un conocimiento perfecto, que es de Dios.
Pero cualquier cosa que persuade a los hombres a hacer lo malo, y a no creer en Cristo, y a negarlo, y a no servir a Dios, entonces sabréis, con un conocimiento perfecto, que es del diablo; porque de este modo obra el diablo, porque él no persuade a ningún hombre a hacer lo bueno, no, ni a uno solo; ni lo hacen sus ángeles; ni los que a él se sujetan.”
Ahí tenemos claro el estándar que debemos seguir, si alguien nos incentiva a hacer los bueno y a creer en Cristo, entonces esa persona es una buena influencia para nosotros. ¡Una que debemos mantener cerca!
Por otro lado, si alguien nos persuade a hacer lo malo, a no creer en Cristo, a negarlo, a no guardar los mandamientos, podemos tener certeza que viene del enemigo, por tanto, debemos mantener nuestra distancia.
Fuente: maisfe.org
