“El amor verdadero dura para siempre”. – Joseph B. Wirthlin
Que lindo es enamorarse y que triste es cuando llegan los desafíos a una relación. Sin embargo, estas pruebas son necesarias para fortalecer nuestro amor.
En lugar de ver estos desafíos como amenazas, podemos decidir verlos como oportunidades para fortalecer nuestro amor.
Así que, como deseo que tu amor dure para siempre, compartiré un ejercicio que ayudará a hacer más fuerte tu relación.
Este ejercicio lo encontré mientras navegaba por Internet y pensé que sería útil para ti. ¡Veamos!
Un ejercicio de amor
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Este ejercicio requiere que se ubiquen en ese momento en el que se dieron cuenta de que estaban verdaderamente enamorados.
No basta con reflexionar sobre el amor pasado y sus resultados. Tienen que recordar cómo era el amor en ese momento.
En el momento en el que estaban enamorados, ¿consideraron que su relación sería temporal o permanente?
Nuevamente, recalco que no solo deben recordar cómo resultó, sino cómo se sintieron en ese preciso momento.
¿Pensaron que su amor sería deshonesto o transparente? ¿Desearon un amor a medias o un amor completo? ¿Ofrecieron un amor condicional o incondicional? ¿Era un amor infructuoso o un amor fecundo y vivificante? ¿Estaban siendo egoístas o generosos?
Una vez más, recuerda no solo lo que sucedió, sino cómo estaban en ese momento. ¿Estaban ofreciendo un amor controlador o un amor liberador?
Obviamente, cuando estamos profundamente enamorados de alguien, tenemos un intenso deseo por la segunda de todas estas opciones.
Queremos que nuestro amor y el amor del otro sea fiel, total, incondicional, fecundo y vivificante, entregado y liberador.
Ahora bien, debido a que no somos perfectos, estos deseos rara vez se cumplen tal y como los imaginamos. Sin embargo, si estamos sanos en todos los sentidos, somos conscientes de que esos son nuestros deseos y los fundamentamos en Dios.
El uno para el otro y los dos para Dios
Es más, vemos estas cualidades en el amor que Dios nos demostró a través de Su Hijo, Jesucristo.
Jesús nos muestra cómo ser plenamente humanos, amar como Dios, ya que Dios es amor.
Este siempre es el contexto en el que la Iglesia comprende y enseña sus creencias sobre el matrimonio y la ley de castidad.
La Iglesia no inventa sus enseñanzas. Se basa en Dios, quien es el símbolo del amor verdadero y nos llama a ese amor.
Aunque sabemos que nuestros intentos no igualarán el inmenso amor de Dios, hacemos el esfuerzo, mediante Su gracia, para seguir a Jesús, que es el camino, la verdad y la vida.
Comprender Su amor, nos hace anhelar el amor verdadero que solo se satisfará en Dios.
Busquemos descansar en el Señor y Su gran amor por nosotros como la fuente segura para satisfacer nuestra sed de Él y amor.
“Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en Él”. (1 Juan 4: 16)
Fuente: faithmag.com