Un concepto que cambiará totalmente la forma en que compartes el Evangelio

El Honor.

Es un concepto que a menudo lo relacionamos con los militares. Como “el código de honor” o la medalla de honor.

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Es un concepto que podríamos relacionar con los Diez Mandamientos. Como “honra a tu padre y a tu madre”.

También es un concepto que podría cambiar totalmente la forma en que compartimos el evangelio con los demás.

Al entablar conversaciones sobre religión, es imperativo que lo hagamos con una mentalidad de honor hacia la persona con la que estamos hablando. El honor nos permite comunicarnos con amor y compasión. 

Cuando tenemos este tipo de conversación, será mucho más fácil que el Espíritu Santo esté presente y se encargue de realizar la verdadera enseñanza.

Aquí hay tres formas en que podemos honrar a nuestros amigos y familiares mientras compartimos el Evangelio con ellos:

1. Podemos honrar su condición como un hijo de Dios.

niños

Después de todo, todos somos hermanos y tenemos la semilla de la divinidad dentro de nosotros.

José Smith dijo una vez: 

“Aunque una porción de la raza humana juzga y condena al otro sin piedad, el Gran Padre del Universo mira a toda la familia humana con un cuidado y consideración paternal; Él los ve como su descendencia.”

Podemos hacer lo mismo.

2. Podemos honrar su albedrío.

compartir el evangelio

La libertad religiosa es algo que debemos valorar, ya sea nuestra, o la de alguien que cree de forma diferente a nosotros.

El Elder Dallin H. Oaks estuvo de acuerdo:

“Debemos amar a todas las personas, ser buenos oyentes, y demostrar interés por sus creencias sinceras. Aunque podamos estar en desacuerdo, no es apropiado ser desagradables. Nuestra postura y comunicaciones relacionadas con temas polémicos, no deben ser contenciosas… Exhortamos a todos para que pongamos en práctica la regla de oro del Salvador: “…las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12).”

Esto se aplica especialmente cuando compartir el Evangelio no cambia la opinión de alguien sobre sus propias convicciones. Algunos investigadores afirmaron que, al decidir no bautizarse, sus amigos miembros de la Iglesia se distanciaron y perdieron interés en la amistad que tenían. 

Nuestras acciones nunca deben difundir el mensaje de que nuestra relaciones con los demás dependen de la aceptación que tenga la otra persona del evangelio. A medida que respetamos las elecciones de nuestros amigos, independientemente de las que sean, estaremos mostrando un comportamiento cristiano.

3. Podemos honrar su perspectiva.

compartir el evangelio

Una de mis frases favoritas es: “Las personas tienden a comportarse de acuerdo con lo que creen”. 

Todas las personas tienen un conjunto único de circunstancias que han moldeado sus vidas, personalidades y sistemas de creencias. Si entendemos las perspectivas de una persona y con qué tipo de lente ven el mundo, es mucho más fácil presentar nuestras creencias de una manera que puedan entender. Incluso Ammón sabía cómo hacer esto cuando le enseñó al Rey Lamoni y usó el término “Gran Espíritu” para ayudar al rey a comprender quién era Dios.

Honrar la perspectiva de otra persona significa amar a nuestros vecinos y tratarlos amablemente. El Elder M. Russell Ballard instruyó: 

“El Señor espera mucho de nosotros. Padres, les ruego que enseñen a sus hijos y que ustedes mismos practiquen el principio de la inclusión y no el de la exclusión debido a diferencias religiosas, políticas o culturales.”

Vivir en el mundo que tenemos, con la contención y la intolerancia llenando los canales de las redes sociales y apareciendo incesantemente en las conversaciones religiosas y políticas, el honor es un concepto que se necesita más que nunca. 

Sin honor, recurrimos al miedo, a la coacción y a la vergüenza para tratar de convencer a alguien a que vea las cosas de la manera en que nosotros lo hacemos. El Espíritu no está en una atmósfera de miedo, sino en una de fe y amor.

Finalmente, cuando comenzamos a compartir nuestras creencias como se nos manda en DyC 38, “con mansedumbre y humildad” “[estimando] a [nuestro] hermano como a [nosotros] mismos”, realmente, entonces, seremos testigos de como el Espíritu Santo toca corazones y brinda a otros la oportunidad de no sólo escuchar sobre el Evangelio, sino de también verlo en acción.

Este artículo fue escrito originalmente por Jasmine Turner y fue publicado por mormonhub.com bajo el título de “One Concept That will Totally Change the Way You Share the Gospel

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