La Conferencia General tiene el poder de cambiar vidas y lo hace cada seis meses con las palabras y discursos inspirados de los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Aquí te compartimos cuatro historias reales en las que la Conferencia General produjo milagros en las vidas de aquellos que pudieron participar de ella.
Nota: Los nombres han sido cambiados para preservar su identidad.
1. Fe para hacer convenios con Dios
Ana era una joven universitaria que tenía decisiones importantes que tomar sobre situación amorosa, su estilo de vida y su futuro.
Había estado a punto de comprometerse, pero sintió que la respuesta debía ser “no” cuando preguntó en oración a Dios si debía casarse o no con su novio. Ella actuó con fe y dio por terminada su relación.
Luego, durante la Conferencia de octubre de 2021, Ana escuchó al presidente Nelson decir:
“Si pudiera hablar con cada hombre y cada mujer que anhelan el matrimonio, pero que aún no han encontrado a su eterno compañero o compañera, los instaría a que no esperen a casarse para recibir la investidura en la Casa del Señor. Empiecen ahora a aprender y a experimentar lo que significa estar armado con el poder del sacerdocio.”.
Escuchar estas palabras encendió en Ana el deseo de querer conocer mejor al Señor y recibir poder de Él. Ella actuó de inmediato y antes de que finalizara el mes de noviembre, recibió sus investiduras.
Si bien este puede no ser el resultado que todos recibiremos, su acto de fe sí tuvo frutos: Ana conoció al joven que se convertiría en su eterno compañero.
2. Fe para cambiar
Noé estaba casado con una hermosa mujer que era miembro de la Iglesia, sin embargo, a él no le interesaba mucho la religión. Él apoyaba su asistencia a la capilla, pero no quería participar de ella.
Durante una conferencia de octubre, Camila, la esposa de Noé, se encontraba en casa escuchando a los líderes discursar. Ella tenía el deseo de tener hijos, pero sabía que era algo que Noé por ahora no quería.
Su esposo no esperaba que la Conferencia General fuera especial para él, pero cuando la escuchó desde el otro lado de la casa, sintió en su corazón el testimonio de un líder que hablaba sobre la alegría de los niños y la vida familiar.
El Espíritu confirmó este mensaje y en un instante, el corazón de Noé fue cambiado. Tenía el deseo de tener hijos y sentir la alegría de la vida familiar.
Conmovido por su experiencia en la Conferencia General, Noé comenzó a interesarse en la Iglesia. A medida que él y Camila empezaron a tener hijos, su interés creció. Se reunió con los misioneros y empezó a creer en la veracidad del Evangelio, pero tenía un gran problema: El diezmo.
Sin los ingresos de Camila, quien se había quedado en casa con sus hijos, los ingresos de Noé no eran suficientes y no estaba seguro de que pudieran vivir con solo el 90% de su salario.
Poco tiempo después, la Conferencia General nuevamente llegó a su hogar. Al final del segundo día de conferencia, la copa espiritual de Noé estuvo llena y se comprometió a pagar el diezmo, sin saber cómo lo haría.
Una semana después de pagar el diezmo, Noé recibió un ascenso en su trabajo y recibió un aumento sustancial. Él continuó pagando el diezmo, se bautizó y finalmente se selló a su esposa e hijos en la Casa del Señor.
3. Fe para superar los días más difíciles
Isabel estaba en penúltimo año de secundaria cuando la pandemia de COVID-19 cubrió el mundo. Unas semanas más tarde, el élder Jeffrey R. Holland pronunció el discurso titulado “Un fulgor perfecto de esperanza”.
En aquella sesión del domingo por la mañana, Isabel sintió que había escuchado que realmente necesitaba empaparse de estas palabras, tenía la clara impresión de que necesitaba un conocimiento profundo de este discurso.
Esa misma noche, Isabel se encontraba hablando con un amigo que admitió que estaba teniendo algunos problemas de salud mental. Sus palabras eran sombrías y profundamente preocupantes.
En ese momento de dificultad, la mente de Isabel se volvió a las palabras del élder Holland: “No [llegamos] tan lejos solo para llegar hasta aquí”. Ella compartió las palabras de un profeta de Dios y le testificó a este joven de su preciado valor ante su Padre Celestial.
El amigo de Isabel luego le confió que había planeado quitarse la vida esa noche, pero cambió de opinión porque las palabras del élder Holland seguían resonando en sus oídos. No había llegado tan lejos solo para llegar hasta ahí.
La Conferencia General no solo cambió la vida de este joven… sino que la salvó.
4. También puede cambiar tu vida
La Conferencia General invita al Espíritu, responde tus preguntas, fortalece tu fe y puede cambiar tu vida. Date la oportunidad de permitir que el Señor y Su Espíritu puedan obrar en ti y en las personas a tu alrededor.
¿De qué manera cambiaría tu vida?
Fuente: LdsDaily