Uno de los versículos más poderosos sobre la forma en que el Espíritu Santo se comunica con nosotros se encuentra en 1 Reyes 19:11-12. El Señor invitó a Elías a ir y ponerse “en el monte delante del Señor”.
“Y he aquí que Jehová pasaba, y un grande y poderoso viento rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento.
Y tras el viento, un terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto.
Y tras el terremoto, un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego, una voz apacible y delicada”.
Con frecuencia citamos este pasaje de las Escrituras para recordar que los susurros del Espíritu son exactamente eso: susurros.
Hay más probabilidades de comunicarnos con Dios cuando nos encontramos en momentos de tranquilidad y quietud en lugar de lugares ruidosos y llenos de distracción. Al entrar en sintonía con el Espíritu, la guía que necesitamos puede llegar a nuestra alma.
Para ayudarte a escuchar mejor la voz suave y apacible de Dios en tu vida aquí te compartimos tres consejos que te ayudarán.
1. Desarrolla tu Inteligencia Emocional
Aunque en la vida real no tenemos que pasar por terremotos o incendios constantes como en el pasaje de Elías, ciertamente nos toca enfrentar por los torbellinos emocionales que amenazan con hacernos caer.
Si bien el Señor está con nosotros a través de todas nuestras pruebas y dificultades, Él comprende que no podrá comunicarse con nosotros cuando estamos llenos de emociones fuertes e intensas. No porque no quiera, sino porque estamos tan distraídos por esos sentimientos como para escucharlo y dejarnos guiar por Su consejo.
Lo bueno de todo es que el Señor comprende esto y espera a que nosotros acudamos a Él. Para esto, es bueno darnos un tiempo para tranquilizarnos. Nos volvemos más receptivos cuando aprendemos sobre las emociones que vienen a nosotros y la manera en que podemos afrontarlas saludablemente.
Cuando empezamos a desarrollar inteligencia emocional, podemos saber cuáles son nuestras emociones, comprender por qué las estamos experimentando y comunicar nuestros sentimientos de manera efectiva a los demás.
Al comprender mejor nuestras emociones, hacemos espacio para que la voz de Dios llegue a nosotros y recibamos su consejo.
2. Aparta un espacio para comunicarte con Dios
El Espíritu Santo puede obrar en nosotros sin importar el lugar donde te encuentres o por lo que estemos pasando, sin embargo, es mucho mayor la probabilidad de sentir la influencia del Espíritu al apartar pequeños espacios o momentos en nuestras vidas.
Como ya lo habíamos mencionado, en la actualidad hay muchas cosas que pueden distraernos, es por eso que necesitamos estos espacios para desconectarnos del mundo y conectarnos con Dios.
Encuentra un lugar en tu casa que sea únicamente para meditar y orar. Trata de mantener esta área libre de obstáculos. Acude a este lugar cuando quieras hablar con Dios.
Si no puedes apartar este espacio en tu casa, puedes darte este tiempo en tu auto, en el trabajo o al aire libre. El propósito de apartar estas áreas es tener un lugar al que puedas acudir para escapar del día a día y pasar unos minutos con tu Padre celestial.
3. Busca guía mediante el estudio y la fe
Una de las maneras más fáciles de acceder a esa voz apacible y delicada es buscándola mediante el estudio diligente del Evangelio.
Esta decisión la puedes tomar hoy mismo, comprométete a mejorar tus hábitos de estudio. No se trata de pasar horas de estudio, sino el tiempo que te sea posible. Es como alimentar un pozo espiritual para que cuando lleguen los días que necesites guía, el Espíritu sepa de dónde sacar las respuestas.
Estas respuestas están en las Escrituras, los discursos de la Conferencia General y otros materiales inspirados de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
A medida que estudies, tu mente y tu espíritu se llenaran de lo necesario para que tu Padre pueda ayudarte y guiarte. Te volverás más receptivo a la voz de Dios.
Y a ti, ¿qué te ha ayudado a escuchar con la voz suave y apacible?
Fuente: LdsDaily
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