Pregunta
Siento que con frecuencia estoy haciendo algo mal con mi esposo y eso me duele. Hace poco, por ejemplo, él estaba animando a nuestras hijas a leer las Escrituras y percibí que su tono era demasiado fuerte.
Quise ayudar sugiriendo que escucháramos el audio de las Escrituras en el auto, pensando que sería una manera más sencilla de motivarlas. Sin embargo, él lo entendió como una crítica frente a nuestras hijas y me dijo que no lo apoyo en su papel de líder espiritual.
Me disculpé de inmediato, pero aun así me quedó la sensación de que, haga lo que haga, casi siempre termino molestándolo.
Quiero aprender a expresarme mejor. ¿Cómo puedo comunicarme con más amor, sin que él sienta que lo contradigo o lo desautorizo? ¿Estoy siendo realmente una mala esposa?
Respuesta
Muchas mujeres consideran que los problemas del matrimonio son su responsabilidad, pensar que “todo lo hago mal” o que “siempre soy la que arruina las cosas” puede convertirse en una carga insoportable y al mismo tiempo una versión distinta a lo que se percibe.
En una relación de pareja, los dos influyen en cómo se desarrollan las conversaciones, y no es justo que una sola persona cargue siempre con la culpa.
No eres una “mala esposa” por sugerir algo distinto o por equivocarte en la manera de decirlo. El simple hecho de reflexionar sobre tu manera de comunicarte y buscar mejorar ya demuestra amor y compromiso.
Una persona indiferente no se detendría a cuestionarse cómo puede hacer las cosas mejor. Reconocer esto es fundamental para no dejar que la culpa se convierta en el centro de tu identidad como esposa.
También es importante admitir que tu esposo tiene su parte en esta dinámica. Puede que tú caigas en aconsejar cuando él espera apoyo, y que él reaccione de manera defensiva ante tus palabras.
No se trata de señalar culpables, sino de entender que ambos tienen algo que aportar para cambiar los patrones de comunicación que generan roces.
El hogar debe ser un refugio emocional, no un campo de batalla. El élder Jeffrey R. Holland enseñó que la vida ya es lo suficientemente difícil afuera como para que dentro de casa el cónyuge se convierta en quien erosiona la confianza y la paz.
Eso significa que los errores y malos entendidos deben manejarse con ternura y paciencia, no con críticas hirientes. El matrimonio se fortalece cuando existe estabiladad emocional, cuando cada uno sabe que puede equivocarse sin miedo a ser ridiculizado o despreciado.
Claves para mejorar la comunicación
El Libro de Mormón enseña que la caridad “no se irrita fácilmente, no piensa mal, no se regocija en la iniquidad,” (Moroni 7:45). Ese consejo puede guiar la vida diaria en el matrimonio: elegir paciencia en lugar de ofensa y asumir la buena intención antes que el juicio.
Algunas herramientas sencillas ayudan a que las conversaciones sean más sanas:
-
Usar frases en primera persona, como “yo siento” en vez de “tú nunca”, para que el mensaje no suene n ataque.
-
Escuchar activamente y repetir con tus palabras lo que entendiste, lo cual demuestra respeto.
-
Escoger el momento adecuado para hablar, evitando momentos donde uno de ustedes se sienta cansando o enojado.
-
Reconocer lo positivo de tu pareja para equilibrar las tensiones y suavizar el ambiente.
El matrimonio no exige perfección, sino constancia. Habrá comentarios que no salgan como esperabas o reacciones más duras de lo debido. Lo importante es no quedarse atrapados en la culpa, sino ver cada día como una oportunidad para ajustar, aprender y demostrar amor con más paciencia.
Si alguna vez vuelves a pensar “soy una mala esposa”, recuerda: el hecho de querer mejorar ya es una señal de fortaleza. Los errores no te definen,
No te definen los errores, sino tu disposición a crecer y elegir el amor por encima de la culpa. Ese es el verdadero valor de una compañera en el matrimonio.
Video relacionado
@masfe.org Y es que con Dios todo es mejor 💜 #masfe #diosteama #contenidocristiano #fyp ♬ sonido original – Masfe.org
