Con la reciente pandemia de coronavirus que ha cambiado la vida de millones de personas, familias, comunidades y naciones alrededor del mundo, algunos de nosotros podríamos preguntarnos si es que podremos sobrevivir a esta crisis.
No se sabe cuándo exactamente disminuirá la propagación del coronavirus, ya que los casos confirmados continúan aumentando exponencialmente. Pero podemos estar seguros de que Dios nos conoce y que durante mucho tiempo nos ha estado preparando para enfrentar este desafío en particular.
A principios del 2019, la Iglesia introdujo el nuevo enfoque centrado en el aprendizaje del Evangelio en el hogar y apoyado por la Iglesia.
Este nuevo plan ha sido diseñado para fortalecer las relaciones familiares y testimonios personales al hacer del hogar un lugar de aprendizaje reverente sobre el Señor Jesucristo y Su evangelio.
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En retrospectiva, cuando se introdujo este enfoque, parecía algo difícil de lograr, sin embargo, desde ese entonces hemos visto a las familias realizar ajustes para que sus hogares sean más propicios para el aprendizaje del Evangelio.
Hemos observado que las personas se han vuelto más cuidadosas con el lenguaje que usan en casa, han fortalecido sus lazos familiares y hemos visto también que nuestros hogares se han convertido en lugares de mayor reverencia, adoración y refugio.
Poco más de un año después de que se introdujera este nuevo enfoque, La Primera Presidencia anunció que las reuniones y actividades de la Iglesia cesarían temporalmente, incluyendo las reuniones sacramentales, debido a la pandemia de coronavirus.
¿Coincidencia? La respuesta es un rotundo no. El Elder Neal A. Maxwell enfatizó:
“Coincidencia no es una palabra apropiada para describir la obra de un Dios omnisciente. No hace las cosas por “coincidencia” sino … por “designio divino””.
El Señor inspiró a nuestro profeta viviente al implementar estos cambios para prepararnos para este momento difícil.
Se nos ha aconsejado también que tengamos nuestro almacén de alimentos, de acuerdo a nuestras posibilidades. En el Antiguo Testamento, José interpretó que el sueño del Faraón significaba que necesitaban almacenar alimentos para prepararse para la hambruna.
A nosotros también se nos ha aconsejado que nos preparemos para los momentos difíciles de nuestras vidas, como los desastres naturales, el desempleo, la pandemia y otras circunstancias inesperadas.
Se ha establecido un periodo de cuarentena y/o cierre de ciudades en muchos países del mundo. Esto podría significar una disminución en el suministro de alimentos y otros bienes necesarios indispensables.
Este es un tiempo en que el almacenamiento de alimentos se ha vuelto una herramienta muy beneficiosa, no solo para nosotros y nuestras familias, sino también para aquellas personas a quienes Dios pondrá en nuestro camino para alimentar y socorrer.
Sin duda, habrá muchas oportunidades para extender una mano y convertirnos en la bendición que otros necesitan, aquellos que no tienen poseedores del sacerdocio en el hogar, aquellos que viven en una familia donde no todos son miembros o incluso un extraño que nos podría pedir que lo ayudemos de alguna manera.
Al enfrentar esta pandemia, podemos sentirnos consolados sabiendo que el Señor conoce cada detalle de nuestras vidas. Él conoce nuestras circunstancias y necesidades. Él escucha nuestras suplicas silenciosas. Puede sentir nuestros miedos.
A través del presidente Nelson, quiere asegurarnos que esta crisis “pasará en su debido tiempo”. Él ha prometido sostenernos y proporcionarnos de alimento espiritual, paz, esperanza y luz a cada uno de los que continúan buscándolo y escuchándolo.
Fuente: faith.ph