Las preguntas relacionadas con la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre han atraído la atención de filósofos y científicos de todo el mundo durante milenios a una de las preguntas más intrigantes y relevantes de los estudios científicos: ¿Estamos solos en el universo?
Desde un punto de vista teológico, la doctrina de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es clara en su declaración de que vivimos en sólo uno de los muchos mundos creados por Dios en su propósito de “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39).
La doctrina oficial del evangelio no sólo proporciona una respuesta directa a la pregunta anterior, sino que también brinda detalles adicionales que nos ayudan a comprender la inmensidad del Plan de Salvación y la naturaleza de Dios.
Las revelaciones presentadas en la Perla de Gran Precio resumen los siguientes puntos sobre la vida en otros planetas:
1. Nuestra tierra no es más que una del número incalculable de planetas creados (Moisés 1:35).
2. Numerosos mundos recibieron habitantes, también llamados “hijos e hijas de Dios”, quienes probablemente también fueron creados a imagen y semejanza de Dio. (DyC 76:24).
3. Cada uno de estos mundos tiene sus propias leyes, ya sean de naturaleza teológica o física (DyC 88: 36-38).
4. Cristo es el Creador de todos estos mundos. (DyC 76:24; 93: 9-10).
Dichos pasajes ofrecen una amplia comprensión del propósito de la creación del universo, pero aún quedan muchas preguntas sin respuesta con respecto a los “incontables mundos” de Dios y los métodos específicos utilizados.
¿Podría Dios haber creado vida u otras civilizaciones no humanas? Si es así, ¿qué lugar ocuparían en el plan de salvación? ¿Podrían tales civilizaciones, humanas o de otro tipo, desarrollarse hasta el punto de que, como nosotros, puedan explorar el espacio y buscar contacto con otras creaciones?
Una vez más, no hay una respuesta detallada a cada pregunta planteada, pero el avance de la ciencia y la comprensión de la doctrina del evangelio nos ayuda a ampliar nuestras perspectivas sobre el tema.
La vida extraterrestre y la paradoja de Fermi
Desde el punto de vista de la ciencia actual, no existe una única evidencia de que haya existido o exista vida extraterrestre, ya sea inteligente o menos compleja, como las bacterias.
Sin embargo, diversas hipótesis científicas, calculan las probabilidades de la existencia de vida fuera de la tierra a medida que nuestra comprensión del universo y los requisitos para que la vida como la conocemos exista se expanden.
Aquí hay algunos datos interesantes que apenas podemos comprender (Keith B. Wiley; “The Fermi Paradox, Self-Replicating Probes, and the Interstellar Transportation Bandwidth”):
A. Se estima que el universo observable tiene un diámetro de al menos 90 mil millones de años luz (la distancia que viaja la luz en un año).
B. El universo tiene al menos 100 mil millones de galaxias. Cada galaxia tiene al menos 100 mil millones de estrellas iguales y diferentes del sol.
C. Recientemente hemos aprendido que los planetas que orbitan estrellas son realmente comunes, y dada la cantidad de estrellas existentes, posiblemente tendríamos billones de planetas en el universo, lo que significa billones de oportunidades para el desarrollo de la vida en el universo.
D. Los materiales que crean la vida tal como la conocemos en la Tierra son muy abundantes en el universo y podrían existir otras formas de vida basadas en elementos químicos desconocidos para nosotros (Keith B. Wiley; “The Fermi Paradox, Self-Replicating Probes, and the Interstellar Transportation Bandwidth”).
La vida humana en la tierra ha existido por “solo” cientos de miles de años o cerca de seis mil años para aquellos que simpatizan más con conceptos más literales de la creación (“How Long Have Humans Been On Earth?”– Universe Today).
El desarrollo de la tecnología, sin embargo, ha ocurrido exponencialmente en los últimos milenios y se estima que en los próximos mil años (si es que no causamos la destrucción de la vida en la Tierra) tendremos la suficiente tecnología como para colonizar otras estrellas, o tal vez nuestra galaxia entera.
La pregunta en cuestión es que si las posibilidades de vida son numéricamente altas, ¿en dónde están las otras civilizaciones que deberían, como nosotros, explorar el espacio y buscar contacto?
Si existieron otras civilizaciones antes que nosotros, en teoría tendrían un avance tecnológico más grande que el nuestro y podrían haber roto las barreras del viaje intergaláctico.
Aún así, todavía no hay una evidencia única de la existencia de tales civilizaciones. Este concepto con ideas contradictorias se conoce como la paradoja de Fermi y plantea preguntas interesantes sobre las limitaciones de innumerables civilizaciones creadas por Dios según el relato de las Escrituras.
Viajes en el tiempo y espacio
Descartando las declaraciones de la Ufología, que no es una ciencia y no tiene evidencia de sus creencias, ¿podrían las civilizaciones de estos mundos creados visitar nuestro planeta? Al menos en parte, la respuesta es sí.
Distinguidos visitantes del “espacio” han venido a la tierra durante miles de años con instrucciones y mandamientos a los hijos de Dios.
Para Dios y los ángeles que envía, la barrera de las enormes distancias espaciales son un mero detalle, ya que emplean medios que nosotros desconocemos para moverse desde diferentes puntos del universo.
Cuando Moroni regresó a los “cielos” después de una de sus visitas, José describió haber visto “algo como un conducto que iba directamente hasta el cielo, y él ascendió hasta desaparecer por completo” (José Smith Historia 1:43).
Tal concepto sobre viajes instantáneos entre puntos opuestos del universo se visualiza en la Teoría general de la relatividad de Einstein y se conoce como agujeros del gusano, algo parecido a un “túnel” en la estructura del espacio que hipotéticamente permitiría el acceso a áreas distantes del universo en un abrir y cerrar de ojos.
Dios y los 4 tipos de civilización
Otro punto interesante a reflexionar entre las teorías científicas existentes y lo que sabemos del evangelio es el hipotético grado de evolución entre las diferentes civilizaciones.
La conocida Escala de Kardashev tiene como objetivo clasificar la posibilidad de la vida en el universo en las siguientes 3 categorías (“The Kardashev Scale – Type I, II and III of Civilizations”):
Tipo 1: Civilizaciones que han logrado el desarrollo necesario para explotar todas las formas de energía en su propio planeta. Para ejemplificar la idea, la raza humana se consideraría 0.72 en esta escala.
Tipo 2: Civilizaciones que han logrado el desarrollo necesario para aprovechar toda la energía de su propia estrella.
Tipo 3: Civilizaciones que han logrado el desarrollo necesario para explotar todos los recursos y energía disponibles en toda su galaxia.
Si bien no estamos seguros de dónde están en esta escala las otras creaciones de Dios, entendemos que los seres exaltados constituyen lo que podríamos llamar una civilización de “Tipo 4”.
En otras palabras, las civilizaciones de seres que han logrado todo el desarrollo que el universo puede ofrecer, todo el conocimiento del tiempo y el espacio, y todo el poder o “tecnología” necesaria para manipular la materia existente en el cosmos para crear nuevos mundos.
Dicha civilización al llegar a este punto de desarrollo buscaría elevar las formas inferiores de vida al estado que han alcanzado, lo que podría llamarse el Plan de Salvación.
El ex profesor de BYU Kent Nielsen, refiriéndose al ascenso de la raza humana a tal estado de desarrollo, declaró:
“Como coherederos de todo lo que tiene el Padre, podemos seguir usando estos poderes para organizar otros mundos a través de los materiales desorganizados que existen en la inmensidad del espacio.
Creando otros mundos, habitándolos con nuestra propia posteridad eterna… y dándoles a conocer los principios de salvación del Evangelio eterno, para que puedan tener las experiencias que tenemos ahora y ser exaltados cuando llegue su momento: esa es la vida eterna.” – “People in Other Worlds”, Kent Nielsen.
Conclusión
Los profetas también han tomado una posición sobre el tema. El presidente Joseph Fielding Smith declaró:
“No somos las únicas personas que el Señor creó. Tenemos hermanos y hermanas en otras tierras. Se parecen a nosotros porque también son hijos de Dios y fueron creados a su imagen, porque también son Su posteridad” -Doctrina de Salvación 1:62, énfasis agregado.
El apóstol Neal A. Maxwell también dijo sobre el tema:
“No sabemos cuántos mundos habitados existen ni dónde están. Pero ciertamente no estamos solos… Todo es más de lo que podemos entender en este momento” – “A Wonderful Flood of Light” y “Not My Will, But Thine”; Neal A. Maxwell
Si bien especular sobre la existencia de la vida fuera de la tierra no es un tema vital para nuestro desarrollo en el Evangelio, comprender la inmensidad de la creación de Dios nos ayuda a comprender un poco más sobre la naturaleza de Dios y Su propósito de elevar al hombre al estado y condición que Él posee.
Tal comprensión ya ha sido explorada por revelaciones antiguas y modernas, y avances científicos nos anima a recibir el conocimiento que nos espera, ya sea que provengan de la ciencia, los profetas o ambos.
Este artículo fue escrito originalmente por Luis Botelho y fue publicado originalmente por mmaisfe.org bajo el título “O Evangelho de Cristo e a Certeza de Vida Extraterrestre”
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