¡Así no se supone que deban ir las cosas!
¡No estoy donde quiero estar!
¡Las cosas deberían ser diferentes!
¿Esas frases te suenan familiar? Después, nos apartamos y preguntamos “¿Por qué Dios me hace esto?”, “¿dónde está Dios?”
Es fácil pensar que sabemos qué es lo mejor para nosotros cuando observamos las cosas con nuestros ojos mortales y con el conocimiento que se nos ha dado.
Cuando las cosas no se desarrollan como lo deseamos, le preguntamos a Dios por qué está actuando de esa manera con nosotros o nuestras situaciones.
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Como en Jacob 5:21, cuando el siervo le pregunta a su amo: “¿Por qué planta este árbol en el sitio más estéril de todo el terreno de su viña?” Nosotros le preguntamos a Dios: “¿Por qué me llevas al “lugar más estéril de toda la viña?”
Pensamos: “Nada bueno puede salir de esto”, “Él no se preocupa por mí”, “No estoy bajo Su cuidado”, “Seguramente me olvidó, no me ve, no soy importante”.
Pero, ¿qué pasa si te digo que Pedro no se hundió mientras trataba de caminar sobre el mar solo por las dudas? ¿Qué pasa si te digo que hubo algo más que causó que se hundiera?
Cuando veo el video sobre este pasaje de las escrituras, me gusta observar los detalles justo antes de que Pedro se hunda.
Cuando viene el viento y los truenos, Pedro comienza a mirar a su alrededor, se distrae de lo que está haciendo y pierde de vista a Cristo. Le sucedió lo mismo que a nosotros cuando nos distraemos con aquello que parece valioso, pero en realidad no lo es.
Olvidamos a Cristo y Su capacidad de hacer lo imposible, desafiando la lógica. Olvidamos que Él siempre está ahí extendiendo Su mano para ayudarnos.
¿Estamos perdiendo de vista lo más importante? ¿Nos hemos quedado atrapados en las excusas que no nos permiten ver la “labor diligente” que Él hace por nosotros, para nuestro bien?
Asimismo pensé en cómo José Smith pasó su tiempo mientas estuvo en la cárcel de Liberty.
Mientras los Santos sufrían, el Profeta le suplicaba al Señor que las cosas se terminaran y fueran diferentes. Y, ¿Qué pasó? Pasaron los meses y todavía seguía en la cárcel.
Pero, solo porque el tiempo parecía haberse detenido no significaba que Dios también.
Solo porque podamos estar esperando no significa que no debamos actuar.
Pienso en toda la revelación que José Smith recibió mientras estuvo en prisión, la cantidad de capítulos en Doctrina y Convenios que no tendríamos si José Smith se hubiera conformado con su situación, si hubiera dejado que el adversario invadiera su mente con pensamientos negativos que lo hubieran detenido o hecho retroceder.
Tal vez no solo se trata de salir con vida y llegar hasta el final, desear un nuevo año, o esperar una nueva temporada.
¿Qué pasa si, como sucedió con José Smith, se trata de lo que hacemos y aprendemos durante todo este tiempo difícil?
Entonces, la próxima vez que veas a tu alrededor y las cosas parezcan confusas; lo que deseas tome más tiempo de lo previsto; cuando parezca que estás trabajando en contra de la lógica y te preguntes qué cosa buena podrías conseguir de todo esto o cómo alguien podría crecer y prosperar bajo estas circunstancias; y te preguntes “¿por qué Dios me hace esto?”, “¿dónde está Dios?”; Piensa en los olivos.
Aquellos olivos que fueron plantados en un lugar ideal, no crecieron mucho ni dieron los mejores frutos. En cambio, el mejor fruto vino de los olivos que fueron sembrados en un lugar menos que ideal.
“No le aconsejes; [porque Él] sabe que es un lugar estéril”.
Él es quien prepara el camino, Él sabe qué es lo mejor para ti, Él sabe por qué te aparta de algunas cosas. El Señor ha estado nutriendo el terreno que ha designado para ti durante un largo tiempo para que pueda dar mucho fruto.
Así que ten fe, Él no te ha olvidado, está trabajando por ti.
Esta es una traducción del artículo que fue publicado originalmente en alcarraway.com con el título “This Isn’t How Things Should Be”.