“Cada persona tiene sus propias inseguridades que se esfuerza por superar y lo que podemos hacer es recordarles el amor de Dios a través de cumplidos que verdaderamente edifiquen.”
Una de las primeras cosas que mi mejor amiga escuchó de su madre mientras la abrazaba en el aeropuerto de Salt Lake City al regresar de su misión, con la mochila misionera todavía en la mano y la placa con su nombre todavía en el suéter, fue: “Cariño, estoy muy orgullosa de ti. ¡Un año y medio rodeada de platos franceses y todos esas crepes, y te mantuviste delgada!”
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Si bien la intención detrás de este cumplido fue dulce, el mensaje general que envió se perdió su objetivo. ¿Qué hay de su año y medio de dedicado servicio al Señor? ¿Qué hay de su nueva confianza espiritual? ¿Qué hay de su fluidez para hablar un segundo idioma? De todas las cualidades que esta madre podía haber elegido para elogiar a su hija que sirvió honorablemente en una misión, eligió el aspecto de su cuerpo.
Este comportamiento no es raro ni inusual. Echa un vistazo a los comentarios de cualquier selfie. Los cumplidos superficiales inundan Facebook, Pinterest e Instagram. Muchos de estos comentarios fomentan comportamientos que son ridículos y, hasta cierto punto, peligrosos.
Es tentador pensar que cualquier cumplido hacia una mujer es un buen cumplido, pero ese no es el caso. Muchos elogios llevan un trasfondo o carga emocional que nosotros ni siquiera podemos conocer. Estos elogios, aunque destinados a ser edificantes, en realidad pueden ser perjudiciales para la autoestima de una mujer. Si bien me concentro en ejemplos orientados hacia mujeres, es importante darse cuenta de que este tipo de cumplidos son perjudiciales para cualquier persona.
El objetivo de este artículo no es avergonzar a los demás o hacernos sentir mal y desconfiados a la hora de dar cumplidos. No hay forma más sencilla de seguir el mandato de Cristo para animar a los demás que compartir palabras y pensamientos amables y agradables.
Cada persona tiene sus propias inseguridades que se esfuerza por superar y lo que podemos hacer es recordarles el amor de Dios y los talentos o bendiciones que tienen al apreciarlas y hacérselo saber. Así mismo, hay algunas cosas de las que podemos ser conscientes cuando elogiamos a los demás.
Debido a que nuestra cultura está tan saturada de muchos cumplidos superficiales, la mayoría de nosotros los usamos como una fuerza de hábito, sin siquiera pensar en lo que decimos. Si bien nunca debemos tener miedo de compartir un cumplido, poner un poco más de consideración en nuestros elogios puede ser de gran utilidad para comunicar lo que realmente queremos decir y ayudarnos a evitar mensajes peligrosos e involuntarios que tal vez no sepamos que estamos enviando.
Cumplidos por la talla
Los cumplidos que solo enfatizan la talla o el peso crean una mentalidad inadecuada de que el la talla y el peso de una mujer afecta directamente su valor individual. Es bueno reconocer cuando alguien está tratando de tomar decisiones más saludables, pero al elogiar la pérdida de peso, comenzamos a alentar la pérdida de peso a cualquier costo.
Otro buena amiga mía decidió que ella necesitaba hacer algunos cambios en su estilo de vida. Ella comenzó a hacer ejercicio diariamente y a comer más alimentos frescos y como resultado, ella perdió peso. Sus familiares y amigos se dieron cuenta y ella recibió más elogios que nunca sobre su apariencia. Su confianza y sentimientos de apreciación personal se dispararon, sin embargo, cuando alcanzó un peso saludable, su pérdida de peso se detuvo y con eso también los cumplidos.
Pronto, sus sentimientos de apreciación personal comenzaron a debilitarse, sus sentimientos de autoestima se habían mezclado tanto con la idea de perder peso que la única forma en que podía sentirse atractiva nuevamente era perdiendo más peso, incluso si eso significaba que prácticamente se estaba muriendo de hambre.
Afortunadamente, mi amiga fue capaz de superar esa mentalidad poco saludable antes de que pudiera convertirse en algo más serio. Hasta el día de hoy, a veces todavía necesita recordarse a sí misma que la talla de su pantalón o esa galleta de más de ninguna manera reflejan quién es ella como persona.
En lugar de usar cumplidos que se enfocan en los resultados (como la pérdida de peso) y reforzar conductas potencialmente peligrosas, deberíamos centrar nuestros elogios en la razón detrás de estos cambios deseables, es decir, ejercicio regular y una dieta saludable.
En lugar de decir “Te ves más delgada. ¿Has perdido peso?” Podemos decir “Te ves en forma y feliz”. Estos cambios sutiles siguen recibiendo el mensaje positivo de “te ves bien”, pero también son más profundos; comunican que notamos sus esfuerzos y nos preocupamos por la felicidad y el bienestar de la otra persona, no sólo por su apariencia.
Cumplidos que se fijan sólo en un atributo
Por supuesto, que cada mujer quiere escuchar que es inteligente, hermosa, encantadora, amable y divertida. ¿Quién no? Pero estos cumplidos pueden volverse peligrosos si se unen o se enfocan en un atributo. Ninguna chica quiere ser solamente inteligente o hermosa o encantadora o amable o divertida.
Cuando estaba en la escuela secundaria, me inscribí para lo que me prometieron sería un programa de becas, no un concurso de belleza. Necesitaba el dinero para la matrícula el año siguiente, así que pensé, ¿por qué no? Me encantó el programa local. Conocer a las chicas, aprender a entrevistar, interpretar música para una audiencia en vivo, todo fue divertido, interesante y estimulante.
Pero, una vez que llegué al nivel estatal, las cosas cambiaron. Todo se volvió sobre en dónde compré mi vestido y “no preocuparse tanto de lo que dices, sino por la forma en que lo dices.” Recibí más elogios en esa semana de lo que había escuchado en toda mi vida hasta ese momento. Todo lo que escuché fue que las chicas hablaban efusivamente sobre lo bonita que era y lo linda que se veía mi falda y mi cabello. Me sentía vacía, como un empaque vacío. Empecé a preguntarme si eso era lo que todas las chicas veían en mí.
Ninguno de esos cumplidos me llevó a desarrollar relaciones más profundas con las chicas. Al final, ninguna de ellas me hizo sentir más bella. Después de escuchar algo mil veces, te vuelves completamente insensible. Todo lo que escuché en esa lista de cumplidos fueron las cualidades que me faltaban.
Como observó el Elder Holland:
“Tal vez digan de la manera más positiva que “Susana es bonita y Sandra es muy inteligente”, pero todo lo que Susana recordará es que ella no es inteligente; y Sandra, que ella no es bonita. Elogien a cada hijo individualmente por lo que es, y ayúdenlo a escapar de la obsesión que tiene nuestra cultura de comparar, de competir y de nunca sentir que son lo “suficientemente” buenos.” (Elder Jeffrey R. Holland, “La lengua de los ángeles”, Liahona, mayo de 2007).
Los elogios excesivos pueden hacer que alguien se sienta incompleto, sin mencionar que son extremadamente incómodos. Estos pensamientos no son los mejores porque intentan definir a una persona basándose en un solo atributo. “Usted es así” puede ser escuchado como “usted es sólo eso” o “usted sólo tiene eso”.
En lugar de caer en estos clichés, ¿por qué no intentar agregar algo de creatividad a nuestros cumplidos al reconocer algo nuevo y genuino sobre la otra persona? Agrega algo de variedad a la conversación. Pruebe algo así como: “No sólo eres inteligente, también cocinas muy rico”. Evita definir a la persona en sus cumplidos y hazle saber que son más de lo que creen que los define.
Cumplidos que se usan para comparar
“Tienes el cabello rizado más bonito. Ojalá el mío fuera más así”. Alto ahí. En el momento en que empiezas a halagar al cumplido, ya has cometido un error gigantesco.
En primer lugar, los cumplidos están destinados a edificar a otros, no a degradar. Todo lo que alguien oye cuando le haces un cumplido como este es que no estás contento contigo misma. El aspecto negativo supera con creces lo positivo. Si te comparaste en ese momento, es probable que hayas hecho lo mismo con la mitad de las personas en tu barrio.
Un ejemplo: Hace varios años trabajé como tutora de jóvenes que se preparaban para convertirse en graduados universitarios. Llegar a la universidad ya es bastante difícil, pero estos chicos estaban solos, no tenían a nadie de su familia para pedir consejo.
Un día, poco después de tomar el examen de admisión por primera vez, los chicos estaban celebrando con entusiasmo el haber terminado la prueba cuando de pronto una joven dijo: “Bueno, mi puntuación apesta. Definitivamente voy a tener que volver a tomar el examen.”
Todos a mi alrededor se quedaron en silencio. Todos sabían que esa joven tenía uno de los puntajes más altos en la clase. Los estudiantes que acababan de presumir de haber sobrevivido a la prueba ahora miraban sombríamente sus escritorios. Incluso escuché a una chica decir: “Bueno, si ella piensa que su puntaje es muy bajo, ¿por qué debería siquiera molestarme en presentarme a la universidad?”
La verdad es que cuando decimos algo negativo acerca de nosotros mismos, es probable que haya alguien en la habitación que tenga problemas con el mismo problema y todo lo que estamos haciendo es aumentar sus inseguridades junto con las nuestras.
En segundo lugar, este tipo de elogio hace que el destinatario se sienta culpable por cualquier hermosa cualidad o característica que admires en ellos.
En tercer lugar, es muy incómodo. Quiero decir, en verdad, ¿cómo se supone que debes responder a algo como eso? ¿Dices gracias y reconoces que eres mejor que otra persona? ¿Tratas de consolar ala persona sobre sus inseguridades profundamente arraigadas? ¿Te haces el sordo y no dices nada?
Por último, y lo más importante de todo, el alimentar ese juego de comparaciones no es bueno, es muy malo y peligroso, un juego que nunca ganarás. Te contaré un pequeño secreto: Es un juego que nadie gana.
Hay muchos problemas con las comparaciones, una de ellas es que se autoperpetúan y nunca terminan, permiten comparar las cosas equivocadas, hacer criticas basadas en las apariencias y no en la realidad, comparar nuestras inseguridades con las de los demás, crear envidia y orgullo, y se enfocan a menudo en cosas que no podemos cambiar, impidiéndonos desarrollarnos y trabajar en las cosas que sí podemos cambiar. Al igual que nuestra perspectiva.
Entonces, cada vez que sientas la tentación de entrar en la conversación de cumplidos, detente. Enfócate en lo positivo porque la mejor manera de fortalecer tu propia imagen y nivel de confianza es ayudando a fortalecer la de otro.
Recuerda que el éxito de otra persona no disminuye el tuyo. Eres hermosa de una manera diferente a cualquier otra persona. Eres talentosa, única, amable e inteligente. Lo más importante es que eres amada por tu Padre Celestial. Él se enorgullecerá de tu bondad al elevar a otro a través de palabras reflexivas que tienen el poder de cambiar las perspectivas y pensamientos y recordarnos lo que más importa.
Este artículo fue escrito originalmente por Dannielle B. Wagner y fue publicado por ldsliving.com bajo el título de “3 Compliments That Hurt Women More Than Help Them”