Garett Bolles, un jugador profesional de fútbol americano y Santo de los Últimos Días, es producto de segundas oportunidades.
Los fans de la NFL saben que Bolles tuvo una de las mejores temporadas de recuperación en 2020.
Bolles sufrió una lesión del tendón de Aquiles de su pierna izquierda.
Sin embargo, esa no fue la primera vez en la que Bolles experimentó un gran cambio en su vida. Cuando estaba en la secundaria, su padre lo expulsó de su casa por tener problemas con las drogas, el alcohol, problemas de conducta y las pandillas.
No obstante, tras lo sucedido, la familia Freeman decidió darle una segunda oportunidad y Bolles cambió su vida. Volvió a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Recientemente, en una entrevista de podcast, Bolles nos habló de la importancia de tomar segundas oportunidades.
También te puede interesar: Todos cometemos errores, pero por Su gracia tenemos una segunda oportunidad
Morgan Jones: Garett, te dieron una segunda oportunidad. Sé que tu madre, por su forma de hablar, cree en un Dios de segundas oportunidades.
Entonces, quisiera saber… cuando piensas en la forma en que Dios te dio una segunda oportunidad y la posibilidad de tener una vida muy diferente, ¿qué sientes en tu corazón? ¿qué tipo de gratitud sientes? ¿cómo crees que ahora puedes aprovechar eso y canalizarlo para seguir adelante y aprovechar al máximo esa segunda oportunidad?
Garett Bolles: Como dije, también creo firmemente en las segundas oportunidades.
No obstante, creo que lo que mi mamá quiere decir con eso es que creo que el Señor siempre te dará una segunda oportunidad cuando estés listo.
El Señor siempre puede darnos múltiples oportunidades. Sin embargo, siempre podremos utilizar nuestro albedrío para aceptar o rechazar esa gran segunda oportunidad.
Uno de los dones más grandes que Dios nos ha dado es el albedrío para elegir ser buenos o seguir cayendo.
Entonces, cuando vas por cierto camino, que es rocoso. O, si comienza bien y, luego, termina rocoso, siempre existe la posibilidad de que puedas hacer un giro de 360 grados y volver a donde está la luz.
A veces, puede que no lo veas al principio. En otras ocasiones, puedes negarlo y, luego, de repente, ocurre un gran evento en tu vida.
Entonces, dices, “Está bien, este es el Señor hablándome”. Eso es lo que siento, esa es la segunda oportunidad.
Por eso, estoy muy agradecido por esa segunda oportunidad. El Señor es uno de mis mejores amigos. Siento que está conmigo. Especialmente, en la NFL, donde ser miembro de la Iglesia o, simplemente, ser cristiano en general no es aceptado debido al adversario del mundo.
Al estar en el mundo de la NFL o el mundo de los atletas profesionales, debes elegir si vivir tu fe o no.
Siempre reflexiono con respecto a la decisión que tomé hace mucho: voy a elegir lo correcto.
No digo que sea perfecto, cometo errores. Sin embargo, siempre me esfuerzo por ser bueno.
Siempre tengo en mente que el Señor me recordará. Incluso, si cometo un error, siempre me dirá: “Oye, probablemente esa no sea la decisión más inteligente” u “Oye, yo no diría eso”.
Sé que el Señor siempre me enseña a ser un mejor hombre.
Siempre reflexiono sobre la expiación porque esa es otra de las cosas más grandes que Él también nos dio.
Nos dio la expiación de Jesucristo para fortalecernos y hacer cosas que nunca podríamos hacer por nosotros mismos.
Ese es un poder que podemos tener cuando dedicamos nuestras vidas al Señor. Él murió por nosotros y sintió todo lo que hemos sufrido en este mundo.
Podemos sufrir, pero nunca vamos a sentir lo que Él sintió ese día en el jardín de Getsemaní.
Si hacemos todo lo posible para volver a vivir con Él, Él nos dará esos recordatorios.
Así que me siento muy agradecido de tener esa oportunidad y seguir con mi vida gracias a esa segunda oportunidad.
Fuente: LDS Living
