Pregunta

¿Qué calamidades y desastres tendremos que enfrentar en los últimos días?

Respuesta

En un mundo cada vez más marcado por desastres naturales, conflictos sociales y pandemias globales, muchos se preguntan: ¿son estas calamidades las señales anunciadas por profetas antiguos y modernos?

¿Son estas calamidades las señales anunciadas por profetas antiguos y modernos? Imagen: Shutterstock

Como Santos de los Últimos Días, se nos enseña a prepararnos para la Segunda Venida de Jesucristo y las tribulaciones asociadas con ella.

La Proclamación sobre la Familia, emitida por la Iglesia en 1995, advierte sobre la desintegración del núcleo familiar y sus consecuencias. Declara:

“La desintegración de la familia traerá sobre las personas, las comunidades y las naciones las calamidades predichas por los profetas antiguos y modernos”.

Esta proclamación sirve como una advertencia para nuestros días que refleja el sentir de los textos sagrados, los cuales hablan de guerras, hambruna, pestes y desastres naturales como señales de los últimos días.

Se haba de hablan de guerras, hambruna, pestes y desastres naturales como señales de los últimos días. Imagen: Canva

En el Nuevo Testamento, Jesús profetizó:

“Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos y, en varios lugares, hambres y pestilencias; y habrá cosas terribles y grandes señales del cielo”. (Lucas 21:10–11)

Muchos interpretan estas palabras como indicadores de los tiempos tumultuosos que precederán la Segunda Venida. Sin embargo, estas profecías a menudo son simbólicas o ambiguas, lo que ha llevado a múltiples interpretaciones entre los creyentes.

Las calamidades mencionadas en las Escrituras pueden manifestarse de muchas formas: desastres naturales, disturbios sociales e incluso crisis personales.

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La Proclamación sobre la Familia, un consejo para nuestros días. Imagen: Canva

El élder Tad R. Callister, una Autoridad General emérita, señaló que muchos males sociales y desastres pueden vincularse con el abandono de los valores familiares, sugiriendo que estas problemáticas reflejan una decadencia moral más amplia.

Esta perspectiva destaca la conexión entre nuestras acciones individuales y los efectos sociales que pueden derivar de ellas.

Además, la Iglesia generalmente evita atribuir desastres específicos a juicios divinos. En su lugar, alienta a sus miembros a enfocarse en su preparación personal y en la fortaleza espiritual.

Esta postura está en línea con las enseñanzas de los profetas modernos, quienes recalcan la importancia de vivir rectamente y estar preparados para cualquier eventualidad.

En los últimos años, el mundo ha sido testigo de una serie de eventos sin precedentes: la pandemia de COVID-19, desastres naturales, disturbios civiles y crisis globales. Muchos se han preguntado si estas situaciones son las calamidades profetizadas en las Escrituras.

Debemos prepararnos espiritualmente ante cualquier incertidumbre. Imagen: Adobe Stock

Por ejemplo, la pandemia ha sido descrita como un “flagelo desolador” que ha afectado a millones de personas en todo el mundo, lo que ha dado pie a reflexiones sobre su posible significado profético.

Aunque algunos ven estos sucesos como señales del inminente regreso del Salvador, es importante hacerlo con cautela. Las Escrituras enseñan que “el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (2 Pedro 3:10), lo que indica que el momento y la forma en que ocurrirán estos eventos no siempre se darán con claridad o serán predecibles.

Esta ambigüedad nos recuerda la necesidad de prepararnos espiritualmente ante cualquier incertidumbre.

La Iglesia ha enseñado constantemente la importancia de la preparación individual. Esto no se limita a tener provisiones o suministros de emergencia, sino también a estar preparados espiritualmente. Como lo expresó el élder James J. Hamula:

“No hay preparación más esencial para el gran día del Señor que atender Su llamado a arrepentirse y ser santificados.”

mujer orando
Debemos tener una base espiritual firme. Imagen: Canva

Esta exhortación recalca la necesidad de tener una base espiritual firme, que nos permita resistir las pruebas que puedan presentarse.

Este énfasis en la preparación no es una respuesta reciente, sino un principio antiguo arraigado en las Escrituras. Los miembros son invitados a fomentar una cultura de preparación, que los fortalezca tanto en lo temporal como en lo espiritual.

Esta actitud proactiva también puede ayudar a reducir el temor y la ansiedad, y permitir que se enfoquen en servir y fortalecer a su comunidad.

Aunque las señales pueden parecer evidentes, su interpretación es a menudo subjetiva y está influenciada por nuestras creencias y experiencias individuales.

Fuente: Askgramps

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