Lo que nos hace dignos en los ojos de nuestro Padre Celestial

amor de Dios

Todos sabemos que nuestro Padre Celestial nos ama a todos.

Pero decir que simplemente nos ama no se acerca a la gran paradoja de la relación entre Dios y el hombre. Nuestro Padre Celestial ha dicho referente a la humanidad que “ni un cabello de su cabeza caerá a tierra inadvertido”. (DyC 84:80). Y que Su obra y Su gloria es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre”. (Moisés 1:39).

Quizás entendemos eso también, pero… ¿Sabemos por qué somos dignos de tanta devoción?

Comparado a Dios, el hombre es nada, y aún así somos todo para Él porque nos ama.

El hombre es nada

Dentro del universo visible, hay dos trillones de galaxias.

Permíteme repetir eso.

Dentro del universo visible, hay 2.000.000.000.000 galaxias. Dentro de cada galaxia hay un estimado de 100.000.000 estrellas. Sabemos que alrededor de esas estrellas hay un sinnúmero de sistemas solares aún desconocidos para la humanidad, y dentro de esos sistemas hay mundos infinitos.

Incluso, todo esto es sólo un pequeño vistazo de las obras de Dios. Nuestro Padre Celestial le dijo a Moisés en la cima de la montaña que “ningún hombre puede contemplar todas mis obras sin ver toda mi gloria; y ningún hombre puede ver toda mi gloria y después permanecer en la carne sobre la tierra”. (Moisés 1:5).

Y esas son solamente Sus palabras. Cuando se trata de nuestro Padre Celestial, Él describe a sus hijos “innumerables como las arenas del mar”.

Es interesante pensar que para describir a Sus hijos, el Padre Celestial utiliza la metáfora “arenas del mar”. No solamente la arena del mar es innumerable, sino que también es prácticamente inútil. La arena no tiene ningún valor monetario, ni valor estético, y es también usada para describir a las personas que son “tan útiles como la tierra”.

El rey Benjamín comprendió este punto cuando dio su último sermón. Él describió a la humanidad como “menos que el polvo de la tierra”; el polvo se somete a la voluntad de Dios, pero a veces nosotros no; lo que nos lleva a la conclusión de que incluso el polvo es más digno de estar en la presencia de Dios que nosotros.

Sin el amor de Dios, no tenemos ningún valor.

El hombre es todo

amor de Dios

Por esta razón la expiación de Jesucristo es tan significante.

Antes de la expiación, éramos simplemente creación. Es cierto que tenemos espíritus que habitan en estos cuerpos, pero sin la capacidad de arrepentirnos, y progresar en la próxima vida, no tendríamos ninguna diferencia con la arena. Al comparar la arena con las galaxias  nuestras vidas no se se alcanzar a acumular. 

Y aún así, nuestro Padre Celestial envió a Su hijo a morir por nosotros.

¿Te imaginas enviar a tu hijo a morir por un puñado de arena? La respuesta es no, porque nunca harías algo así. La arena no tiene un potencial para progresar, pero nosotros sí, y es por ese potencial que nuestro Padre Celestial envió a Su hijo Unigénito. Aún somos menos que el polvo de la tierra, pero a través de la expiación de Cristo tenemos la capacidad de llegar a ser algo más.

Respecto a este principio, el Presidente Uchtdorf dijo lo siguiente:

“Esta es la paradoja del hombre: comparado con Dios, el hombre es nada; y aún así somos todo para Dios. Mientras que en el contexto de la creación infinita podemos parecer que somos nada, tenemos una chispa de fuego eterno que arde dentro de nuestro pecho. Tenemos la promesa incomprensible de la exaltación, de mundos sin fin, a nuestro alcance. Y es el gran deseo de Dios ayudarnos a alcanzarlo”.

Eso es lo que nos hace algo más que la arena. El amor de nuestro Salvador nos transformó de la creación a la posibilidad, y por eso y más se merece nuestro amor inigualable.

¿Qué hacemos con todo este amor?

fortaleza dios es consciente de nuestras cargas

Y al final de nuestras vidas, espero que podamos mirar atrás con ojos agradecidos de que hicimos algo positivo con el amor y la devoción que el Padre Celestial nos ofreció, y que nos ayudó a convertirnos en algo más que la arena.

Este artículo fue escrito originalmente por Logan Groll y fue publicado por mormonhub.com, con el título: “What Makes Us Worthy In Heavenly Father’s Eyes”

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