El Dios del Antiguo Testamento puede parecer bastante cruel. Él destruye naciones enteras, inicia antiguos ritos de sacrificio de sangre entre los israelitas e incluso aniquila a la mayor parte de la raza humana con un diluvio.
Luego, en el Nuevo Testamento, Cristo viene a la Tierra y predica sobre la compasión, la caridad y el servicio a Dios y al hombre. Su amor es tan grande que se sacrifica a sí mismo por la humanidad.
La diferencia es tan alucinante que un Académico de la Biblia ha sugerido incluso que el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo Testamento son dos deidades diferentes.
Entonces, ¿Cómo podemos reconciliar estas dos imágenes?, ¿Estamos realmente mirando al mismo Dios?
El Dios del Antiguo Testamento es Jesucristo
¿Sabías que el Dios del Antiguo Testamento es Jesús y no el Padre Celestial?
En El Cristo Viviente, un testimonio del Salvador Jesucristo al mundo por parte de los profetas modernos, se declaró: “Él fue el Gran Jehová del Antiguo Testamento.”
La Traducción de José Smith de Éxodo 6: 3 dice: “Yo soy el Señor Dios Omnipotente; JEHOVÁ el Señor. ¿Y no era mi nombre conocido a ellos?”
Esto no se trata de dos Seres que, al final, no fueron uno en propósito después de todo. Por el contrario, cuando se trataba de disciplinar a los israelitas y otras personas del Antiguo Testamento, Jesucristo fue quien actuó como Padre.
Dios es Invariable
El nombre de Cristo en el Antiguo Testamento, es Jehová, el cual es: “El nombre del convenio o nombre propio de Dios de Israel. El nombre significa el eterno” (GEE “Jehová”)
“[Dios] es el mismo de eternidad en eternidad; siendo el mismo ayer, hoy y siempre, y su curso es un circulo eterno e inmutable.” (Lectures of Faith)
¿Qué significa eso exactamente?
Sabemos que Cristo “no recibió de la plenitud al principio, mas recibía gracia sobre gracia.” ¿Cómo podría Él crecer sin cambiar al mismo tiempo?
Cuando nos referimos a que Dios es inmutable, lo que queremos decir es que su doctrina es eternamente consistente. El Elder Bednar ha explicado la diferencia entre doctrina, principios y aplicaciones. La doctrina de Dios es perfectamente justa, eterna, amorosa y misericordiosa. Las aplicaciones de esa doctrina a veces pueden cambiar según el tiempo y las personas, pero la doctrina en sí es siempre la misma.
Los cambios de tono entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento no reflejan la inconsistencia de Jesucristo, sino las leyes que su pueblo podía vivir en un periodo determinado. Por un tiempo, sólo estaban listos para la Ley Mosisés y la disciplina de Dios reflejó eso. Sin embargo, la Ley Mosaica no era una doctrina completa. La venida de Cristo marcó el tiempo en el cual el pueblo de Dios se encontró listo para recibir una Ley Superior.
“…Hasta Donde Esté Traducida Correctamente”
Probablemente conozcas esta frase. Es del octavo Artículo de Fe, que nos dice en una parte: “Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente.”
A pesar de lo mucho que nosotros los mormones amamos la Biblia, sabemos que esta ha existido por mucho tiempo. A lo largo de los años, ha sido copiada de manuscritos a manuscritos para luego ser traducida a varios idiomas diferentes. Se cometieron errores de traducción intencionados y accidentales, por lo que se perdieron valiosas verdades.
José Smith, un Profeta de Dios, proporcionó sus propias correcciones inspiradas a cientos de estos errores bíblicos. Si las acciones de Dios en una historia Bíblica no parecen ser consistentes con su personaje, lo primero que debes hacer es buscar la Traducción de José Smith (JST) en las notas a pie de página.
Justicia y Misericordia
Si te preguntas cómo el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo Testamento podrían ser el mismo, lo más probable es que lo que realmente estás buscando es la evidencia del amor y la misericordia de Dios en el Antiguo Testamento.
Jesucristo equilibró la misericordia y la justicia perfectamente a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento. Esto a veces es difícil de comprender con una perspectiva humana limitada, sin embargo, si observas las historias del Antiguo Testamento desde la perspectiva adecuada, comenzarás a ver dicho equilibrio.
Es posible que desees preguntar: “¿De qué manera esta historia en particular, se demuestra la sabiduría, el amor, la misericordia y la justicia de Jehová?” Mientras buscas, medita, ora y comenzarás a ver la respuesta.
Incluso al revisar solamente el primer libro del Antiguo Testamento, encontrará innumerables historias del equilibrio de Dios entre la justicia y la compasión.
Por ahora, sólo tenemos el espacio para una en este momento.
Noé y el Diluvio
Esto es más que una historia sobre un Dios vengativo que castiga a sus hijos.
Jehová “vio la maldad de los hombres era mucha en la tierra y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” (Génesis 6:5) Observamos entonces que todos los pensamientos del hombre se inclinaban al mal continuamente.
Entonces, Él los destruye. ¿Qué?
Esta no fue una decisión precipitada. Si recuerdas, Él primero envió generaciones de Profetas a estas personas suplicándoles y advirtiéndoles que se arrepintieran, la gente no escuchó.
A pesar de eso, Dios no les guardó rencor, Él no odiaba a esta gente. Por el contrario, lloró por su pérdida.
Leemos en Moisés 7:28 que “el Dios del cielo miró al resto del pueblo, y lloró.”
Enoc, un contemporáneo de Noé, le preguntó: ¿Por qué lloran los cielos, y derraman sus lágrimas como la lluvia sobre las montañas? … ¿Cómo es posible que tú llores, si eres santo, y de eternidad en eternidad?”
¿Cuál fue la respuesta de Dios?… “[Ellos] son la obra de mis propias manos.”
Cuando sufrimos, Dios sufre. Cuando lo abandonamos, Dios siente ese dolor. Él es el Dios que llora. Él es un Padre afligido con miles de millones de niños imperfectos e injustos, sin embargo, aún con todo eso, su mano aún se extiende para nosotros.
Enoc se conmovió y sintió la pérdida de la humanidad, y ¿cómo lo consoló Jehová? Él le mostró a Enoc el meridiano de los tiempos, donde Él mismo vendría y redimiría a la humanidad.
Parte de la misión del Salvador sería predicar a los muertos, incluidos los fallecidos en el diluvio, en los tres días entre su crucifixión y resurrección, Cristo visitó a aquellos en la Prisión Espiritual.
La revelación moderna nos dice que el propósito de esta visita fue para la redención de esa gente. Pudo haber muchos en el tiempo de Noé que no tuvieron una oportunidad justa de obtener un testimonio o arrepentirse durante sus vidas; de ser así, los beneficios de la Expiación no se perdieron para ellos en la muerte.
Jehová también prometió que nunca más destruiría la tierra mediante la inundación. Él creó el arcoíris como un símbolo de esta promesa.
Hay una pieza que le falta a este símbolo de su promesa que se restaura en la Traducción de José Smith. Jehová también le prometió a Enoc que cuando los hombres guarden todos Sus mandamientos, Sión regresará a la tierra.
Siempre hay un mensaje de esperanza y redención en las páginas del Antiguo Testamento, por más oculto que parezca. Sólo tenemos que mirarlo con los ojos de la fe para poder verlo.
Este artículo fue escrito originalmente por Melanie Blakely y fue publicado por mormonhub.com el título: “When the Old Testament God Disturbs You“