El libro de David Butler, “Almighty”, tiene que ver con Dios y, como dice la portada del libro, “Cómo el Ser más poderoso del Universo es también tu amoroso Padre Celestial”.
Pero, ¿qué pasa si las cosas no salen como queremos?
¿Por qué Dios, si nos ama, no interviene en cada momento que nos suceden cosas malas?
Recientemente, durante en el pódcast de All In, David explicó que podemos entender esta pregunta y llegar a una respuesta gracias a la historia de Pedro y Santiago en capítulo 12 del libro de Hechos en el Nuevo Testamento.
En esta historia, Pedro y Santiago son encarcelados en diferentes momentos. Lucas, quien escribió este libro, no narra muy bien las emociones encontradas durante el capítulo debido a que Santiago está en prisión y dos versículos después es decapitado.
David ejemplifica esto como si de pronto el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, fuera encarcelado y tuviera una fecha de ejecución.
Expresó que en tal escenario todos los miembros de la Iglesia estarían preocupados por él, procurando maneras de salvarlo.
Todos estarían orando en todo momento para que Dios cuide a su esposa, sus hijos y familiares, y que el élder Bednar sea puesto en libertad.
A pesar de todo eso, de repente, se da el caso que este apóstol fallece.
Es entonces que nos cuestionaríamos muchas cosas, como que si Dios pudiera responder las oraciones, ciertamente respondería las oraciones de Sus apóstoles más que las de cualquier otra persona “común y corriente”.
Esto puede llevarnos a pensar que algunas oraciones deben tener respuestas obvias, como sanar a un joven padre porque tiene un hijo de tan solo 3 años. Podríamos pensar que Dios “no debería dejarlo morir porque es lo más lógico”.
Esto no siempre es así y justamente esa es la parte que Satanás ataca. El enemigo de toda verdad ataca nuestra fe y esperanza.
Probablemente, después de la muerte de Santiago y Pedro aún en prisión, la esperanza de todas las personas se desmoronó. En estos tiempos sería como si el presidente Nelson estuviera encarcelado.
Sin embargo, vemos que en esta situación Dios sí lo rescata y de una manera sumamente milagrosa.
Nuevamente, el diablo podría atacar diciéndole a la esposa de Santiago: “¿Cómo es que Dios rescató a Pedro y no a tu esposo? ¿Acaso Pedro vale más o es más justo que él?”
Esas preguntas están ciertamente equivocadas. Los milagros no se basan en nuestra justicia, se basan en la voluntad de Dios y Su amor.
Y podemos verlo en la historia de Abinadí, quien fue muerto en llamas, y la de Daniel, quien fue rescatado de la fosa de los leones.
Finalmente, David recalcó lo siguiente:
“Dios permitió que Santiago pereciera, pero eso no significa que a Dios no se le rompió el corazón cuando esto sucedió… Solo porque Él permitió que sucediera no significa que estuvo ausente”.
Fuente: LDS Living