En la vida, pasamos por buenos y malos momentos.
Cuando las cosas van bien, nos reímos, disfrutamos, compartimos y ayudamos a los demás.
Pero cuando pasamos por momentos difíciles, nos inquietamos, nos ponemos ansiosos, nuestros problemas crecen y puede que hasta nos preguntemos: “¿Dónde estás Señor? ¿Acaso me has abandonado?”.
Si te sientes así o has pasado por esto, espero que puedas encontrar paz y esperanza al leer este artículo.
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1. No tienes un Padre Celestial ausente
Desde el principio, muchos han pasado exactamente por lo mismo que tú.
Algunos relacionan los buenos momentos con que Dios está feliz con su comportamiento y que los momentos difíciles vienen porque Dios quiere castigarlos o porque los ha abandonado.
Eso está lejos de la verdad. Primero debemos comprender el carácter de Dios si queremos experimentar Su paz y descanso para nuestras almas.
En 1 Pedro 1: 6-7 leemos lo siguiente:
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque, si es necesario, por un poco de tiempo tengáis que ser afligidos con diversas tentaciones, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece aunque sea probado con fuego, sea hallada digna de alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo sea manifestado”.
El apóstol Pedro nos enseña que los tiempos de tribulación son tiempos que edifican nuestra fe.
A medida que atravesamos dificultades en la vida, nos fortalecemos. Si te pones a pensar en eso, eres quien eres gracias a todo lo que has aprendido y superado. Eres más capaz y más fuerte ahora.
Nuestra fe, confianza y esperanza crece a medida que vemos que hemos sobrellevado los obstáculos que encontramos en el camino. La próxima vez que el mismo tipo de desafíos de presente será algo más fácil de superar.
Aferrados al Señor y con la sabiduría que hemos adquirido, los dardos del enemigo no pondrán con nosotros.
Santiago 1: 2-3 también enseña:
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.
Seamos pacientes, mansos y humildes. Aun en la dificultad hay bendiciones que contar.
2. Dios está contigo incluso cuando sientes lo contrario
“¿Por qué me ha desamparado Dios?”
Esta es una pregunta válida, todo parece indicar que es así; sin embargo, es muy probable que hayamos pasado por alto las bendiciones que hemos recibido aún en aquellos momentos de dificultad.
Olvidamos por un instante que Dios está delante de nosotros y espera ansioso que recurramos a Él.
Deuteronomio 31: 6 nos recuerda justamente eso:
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará”.
Cuando desarrollamos una relación más profunda con Dios, podemos comenzar a ver que Él es un Dios fiel que nunca nos abandona. Él está allí en medio de la tormenta con nosotros y fortalece a cada instante.
Lo que debemos entender es que Dios creó un plan, un Plan de Felicidad, para nosotros y para este mundo. La diferencia entre nuestros planes y el plan de Dios es que los Suyos siempre serán para nuestro favor.
Dios no quiere que ni una sola persona perezca, por lo que Su deseo es fortalecernos para prepararnos para tiempos de pruebas mayores.
Cuando reconocemos esto y somos más fieles a Sus mandamientos, permitimos que Él pueda darnos lo necesario para superar cualquier cosa que tengamos por delante.
Cuando meditamos en lo que pasamos y en Su voluntad, comenzamos a ver que no somos los únicos que han sido probados, y no seremos los únicos en salir triunfantes.
A medida que maduramos espiritualmente, aprendemos a no ver nuestros desafíos como un castigo o abandono, sino como pruebas que nos refinan.
Cambiamos de pensar “¿Por qué a mí, Señor?” a “¿Qué estás tratando de enseñarme con esto, Señor? ¿Cómo convertirás esto en algo bueno?”
3. Dios tiene un plan para ti
En ocasiones vemos nuestras dificultades como el fin del mundo y que si tenemos que pasar por ellas un día más, simplemente moriremos. Pero Dios es sabio y sabe cómo consolarnos y ayudarnos.
En Romanos 8: 28 leemos:
“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas obrarán juntamente para su bien, para los que conforme a su propósito son llamados”.
Se nos recuerda que Dios tiene un plan para nosotros. Si pudiéramos verlo con una perspectiva más amplia, en lugar de quejarnos (algo de lo que he sido culpable), entonces podríamos ver que hay mucho más que este momento.
Dios prometió que no nos daría más de lo que podemos sobrellevar. Piensa en tu relación con Él. Te darás cuenta que estás siendo moldeado, convirtiéndote en la persona que Él desea y sabe que puedes llegar a ser.
4. Las armas de la fe y la obediencia
En cada pasaje de las escrituras, cuando Dios está listo para llevar a cabo Su plan, lo hace. Pero para que esto suceda, es necesario que hagamos lo que Él nos pide hacer y que tengamos fe en que Él nos llevará de las dificultades a la victoria.
En el versículo anterior de Deuteronomio 31: 6, Moisés estaba tratando de asegurarle a su pueblo que podían conquistar al pueblo que vivía en esas tierras.
Moisés estaba tratando de animarlos a que si tan solo tuvieran algo de fe en Dios y obedecieran sus palabras, todo saldría bien al final. Según cuenta la historia, ellos obedecieron y obtuvieron la tierra prometida.
Si no hubieran tenido fe en que Dios los llevaría a la victoria, es posible que esas personas hubieran pasado otros cuarenta años en el desierto.
Dios tiene un gran plan para cada uno de nosotros, pero nos invita a tener fe en Él, es decir, a confiar en Él y a obedecerle. Dios no nos dejará.
5. Entrégale tus problemas
Entonces, ¿qué nos pide Dios cuando estamos siendo atacados por Satanás o simplemente estamos pasando por un momento difícil?
Fidelidad y obediencia.
Si estás pasando por una situación difícil de cualquier tipo, incluida la pérdida de un ser querido, Dios te pide que confíes en Él. Te pide que no preguntes “por qué” está sucediendo esto, sino que preguntes “cómo” te librará de esto y “cómo” te mejorará como persona.
Dios quiere que le encomiendes tus asuntos más pesados y los pongas en Sus manos. Él quiere que ores al respecto y actúes de acuerdo con Sus impresiones.
No has sido abandonado, eres amado
En nuestras vidas siempre habrá momentos buenos y malos, pero una constante más significativa en nuestro día adía es Dios. Él está de nuestro lado.
Esto puede ser difícil de entender, pero Él está ahí, debes creer en ello. Incluso durante nuestras mayores dificultades en la vida, Él está ahí.
Dios nos proporciona la paz y el gozo que ansiamos en los momentos más difíciles, pero requiere que le entreguemos nuestros problemas en oración y dejemos que Él tome las riendas.
Durante este tiempo, Él quiere que mantengamos nuestro enfoque en Él y Sus promesas, y que sigamos amando a los demás y haciendo el bien. Eso significa dar la buena batalla.
Nuestra lucha con el adversario es una batalla que ya está ganada.
Recobra el ánimo, aun cuando no lo puedes ver, recuerda que Él realmente te está guiando en todo momento, no te dejará, te sostendrá y todo esto porque te ama.