La hermana Becky Craven, Segunda Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, participó como discursante de un devocional en BYU el pasado martes.
Ella compartió sobre cómo podemos mejorar la dignidad y el comportamiento como los discípulos de Cristo.
“Conocer nuestra identidad nos fortalece para hacer frente a la cultura de la comparación, las quejas y las criticas”, explicó la hermana Craven.
Con este entendimiento, “seremos bendecidos con la abundancia del Espíritu, la revelación personal y un mayor amor por Dios y nuestro prójimo”.
¿Cuál es el primer paso para traer la dignidad y el comportamiento de un discípulo a nuestras vidas?
La hermana Craven dijo que nuestras acciones deben provenir de un conocimiento de nuestra herencia divina y real, como hijos de Dios.
Ella enseñó:
“Cualquiera que sea el término que usen para destacarse y ser diferentes, el Señor necesita que seamos reconocibles como Sus discípulos”.
Ella señaló que parte de nuestro discipulado se encuentra en nuestro lenguaje.
“La dignidad en el habla no son solo las palabras que usamos, también es de lo que hablamos. ¿Refleja nuestro lenguaje Su imagen en nuestro semblante verbal?”
El uso de un lenguaje soez o grosero es una muestra de la ausencia de disciplina y carácter. El Señor se decepciona cuando aquellos que dicen ser Sus discípulos “usan un lenguaje soez, vulgar o sexualmente explícito”.
La hermana Craven compartió que nuestras palabras deben edificar a nuestro prójimo, a nuestra sociedad y comunidad.
Otro punto importante que destaca a los verdaderos discípulos del Señor está en mantener su integridad.
Como discípulos Suyos debemos esforzarnos por no comprometer nuestra integridad de ninguna manera.
“Es descorazonador cuando los miembros de la Iglesia que han hecho convenios ponen a un lado su integridad en un esfuerzo por encajar en un entorno empresarial o social, como en la vestimenta, el lenguaje, la Palabra de Sabiduría o la honestidad”.
Además, resalto que siempre “hay una manera correcta de hacer lo correcto” y que el esforzarse por refinar nuestra dignidad y conducta como discípulos de Jesucristo permitirá llevar Su a todos los hijos del Padre Celestial.
Fuente: BYU News