Para los Santos de los Últimos Días, las familias no sólo son la unidad fundamental de la sociedad sino también de la Iglesia. Con la reconfortante doctrina de que podemos ser sellados a nuestros seres queridos por la eternidad, el divorcio puede ser una decisión que deja corazones apesadumbrados.
Para ayudarnos a comprender cómo es ser una persona divorciada dentro de una Iglesia orientada a la familia, se realizó una encuesta a 1,062 Santos de los Últimos Días que han pasado por un proceso de divorcio.
Fue realmente asombroso ver lo sinceros y dispuestos que estaban los participantes, lo que enfatiza lo mucho que todavía tenemos que aprender sobre el divorcio entre los Santos de los Últimos Días.
Hay mucho que se puede apreciar de la honestidad y vulnerabilidad de las respuestas que se compartieron. Estas son experiencias verdaderamente conmovedoras y delicadas que los miembros de la Iglesia atravesaron cuando se divorciaron.
Los resultados de la encuesta proporcionan la oportunidad de una reflexión personal. Todos conocemos a alguien que se ha divorciado.
A medida que leas estos resultados, presta atención a tu voz interior y tus respuestas emocionales. Reflexiona sobre el tipo de apoyo que has sido, eres y puede ser para aquellos que conoces en la Iglesia que han experimentado o están atravesando un divorcio.
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¿Por qué ocurren los divorcios entre los Santos de los Últimos Días?
Las razones para el divorcio fueron muchas y variadas. (Los encuestados pudieron seleccionar más de una respuesta).
- Abuso emocional, 49%
- Infidelidad, 48%
- Pornografía, 24%.
- Abandono, 23%
- Distanciamiento, 22%
- Problemas de adicción, 18%
- Problemas de finanzas, 17%
- Abuso físico, 17%
- Preocupaciones de salud mental, 14%
- Diferencias y desafíos en la crianza de los hijos, 14%
- Facebook, 3%
- Otros: 18% (esto incluye: ira, apostasía, abuso sexual, salud [pareja o niño enfermo/discapacitado], actividad criminal, interferencia de los suegros y homosexualidad).
¿Con qué frecuencia las parejas buscaron asesoramiento?
La mayoría de las parejas intentó acudir a un consultor familiar para apoyar o salvar su matrimonio, pero tal vez no al grado en que se esperaba:
- Poca frecuencia, 49%
- Mucha frecuencia, 17%
- Uno de los cónyuges no quiso participar, 33%
- Ambos cónyuges no quisieron participar, 3%
- No podían pagar los servicios de asesoramiento, 5%
Nota: La definición de lo que se calificó como “asesoramiento para parejas” fue diferente para cada encuestado. Algunas personas contaron que vieron a su obispo como un apoyo de consejería y nunca vieron a un profesional.
La opinión de un profesional
El terapeuta matrimonial y familiar, Dr. Jonathan Swinton, de Salt Lake City, Utah, brindó información adicional sobre las parejas de Santos de los Últimos Días que buscan asesoramiento:
“El porcentaje de personas que realmente participan de un asesoramiento de parejas (más allá de unas pocas sesiones) es probablemente inferior al promedio [en Estados Unidos]…
Los estudios nacionales han demostrado que entre el 70% y el 75% de las parejas que asisten a asesoramiento de parejas pueden salvar su relación, y eso suele requerir más que unas pocas sesiones.
Las estadísticas en la encuesta SUD indican que sólo el 17% de las parejas asistieron con mucha frecuencia al asesoramiento. Me parece interesante que la mayoría de los encuestados no buscara activamente un asesoramiento adecuado.
Veo parejas donde el divorcio puede ser la mejor opción, sin embargo, me parece un poco triste que la mayoría de los que se divorciaron no trataron de asesorarse cuando los estudios han demostrado cuán efectivo es. Me pregunto cuántos de esos matrimonios pudieron haberse salvado.”
¿Afecta el divorcio la actividad de un miembro en la Iglesia?
La mayoría de los encuestados dijeron que estaban activos en el momento de su divorcio:
- Activo, 83%
- Algo activo, 9%
- Menos activo, 8%
Muchos continuaron asistiendo a la Iglesia después de su divorcio:
- Siguió asistiendo al mismo barrio, 63%
- Siguió asistiendo, pero en un nuevo barrio, 16%
- Asistió de vez en cuando, 6%
- Tuvo un corto período de inasistencia, 8%
- Dejó de asistir, 6%
- Incrementó su participación, 2%
Algunos compartieron por qué su participación disminuyó:
“Las hermanas del barrio me culparon por el divorcio y le dijeron a mis hijas que era mi culpa. Mis hijas no querían ir a la capilla por la forma en que las hermanas mayores las trataban.”
Mientras que otros compartieron lo que los mantuvo constantes:
“Me pregunto si hubiera seguido yendo a la Iglesia si [no] hubiera tenido hijos. Quería que ellos fueran fuertes en el Evangelio.”
“La Iglesia me ayudó a concentrarme en las cosas positivas de la vida en lugar de las que eran negativas.”
“Durante mi separación, me aferré a la Iglesia más que nunca antes”.
¿Cambian los llamamientos como resultado del divorcio?
- Sí, 46%
- No, 54%
La razón principal para un cambio en los llamamientos fue por reubicación. Muchos otros tenían una razón diferente para su cambio de llamamiento. Por ejemplo, querían enfocarse en su hogar o cuidar de los niños.
Otros creen que fueron relevados porque ahora daban un mal ejemplo o porque los líderes de la Iglesia local no querían a una persona divorciada en ese rol.
Algunos señalaron que pidieron un descanso debido a las nuevas demandas que enfrentaron después de su divorcio.
¿De dónde obtienen apoyo los miembros divorciados?
Nota: En el momento en que se llevó a cabo la encuesta, la Iglesia aún no había anunciado el programa de ministración que reemplazó a la enseñanza de Maestros orientadores y Maestras Visitantes.
Se les pidió a los participantes que clasificaran del 1 al 7 el apoyo que sintieron de varios grupos relacionados con la Iglesia (1 no hubo apoyo en absoluto y 7 hubo mucho apoyo). Este es el puntaje promedio para esos sistemas de apoyo:
- Familia, 5.68
- Amigos no miembros, 5.21
- Obispado, 4.55
- Amigos en la Iglesia, 4.55.
- Maestras visitantes, 4.11
- Presidenta de la Sociedad de Socorro, 3.98
- Maestros orientadores, 3.85
- Miembros del barrio, 3.81
- Presidencia de Estaca, 3.73
- Presidente de Quórum, 2.96
La opinión de un profesional
El divorcio es el segundo acontecimiento más estresante de la vida, según Holmes-Rahe Stress Inventory, la muerte de un cónyuge es la principal causa de estrés. Aquellos que pasan por un divorcio necesitan mucho apoyo para ayudarles a manejar esos altos niveles de estrés.
El Dr. Swinton está de acuerdo.
“Me entristeció ver que los miembros del barrio y los [hermanos y hermanas ministrantes] estaban muy abajo en la lista de dónde viene el apoyo. Esto es triste porque lo que más necesita [una persona] en un divorcio es el apoyo de quienes lo rodean. Me preocupa que la incomodidad ante la situación impida innecesariamente a muchos de los involucrados a que brinden el apoyo que se necesita.”
Tienes un amigo
Muchos de los encuestados señalaron que se sentían más aceptados y apoyados por los no miembros porque no los juzgaban y hay menos estigma en torno al divorcio en el mundo exterior.
Una divorciada señaló: “Mis amigos fuera de la Iglesia no me trataron como una pecadora por divorciarme. Sólo querían ayudar.”
Los amigos que son miembros brindaron apoyo principalmente en torno a la conexión espiritual que no pudieron encontrar en los no miembros.
Una hermana señaló, hablando de sus amigos Santos de los Últimos Días: “[Tuve] un gran apoyo de mis amigos, que también estaban divorciados.”
Sin embargo, algunos participantes no tenían el mismo sistema de apoyo de sus amigos de la Iglesia.
“Es cierto cuando dicen que realmente descubres quiénes son tus verdaderos amigos cuando vienen los problemas. Muchos, cuando me veían venir, miraban a otro lado”, compartió un participante.
Otro compartió una experiencia similar:
“Dejaron de invitarme a todas las actividades, salidas para hacer compras, cenas, todo. Me convertí en un paria. Traté de entender que simplemente no sabían cómo lidiar con una situación como esta.”
La opinión de un profesional
El Dr. Swinton explicó:
“El divorcio puede ser un tema tabú para muchos. Hay más de un estigma asociado con este tema.
En la Iglesia, valoramos tanto las relaciones familiares (con mucha razón) que muchos no saben cómo lidiar con un divorcio porque parece incongruente con la fundación de la Iglesia, que es la familia.
Fuera de la Iglesia, hay una tendencia perturbadora en la devaluación de la familia. Esto puede hacer que muchos más apoyen el divorcio cuando ocurre fuera de la Iglesia.”
Miembros del barrio: ¿Demasiado cautelosos?
Aquellos que se divorciaron tendían a percibir a los miembros del barrio como un grupo que no los apoyaba, que eran temerosos y que tendían a juzgarlos. Como lo expresaron varios encuestados:
“Muchos miembros del barrio me evitaron como una plaga porque simplemente no sabían qué decirme.”
“Mis hijos fueron marginados.”
“La Iglesia es una organización orientada a la familia, y cuando su familia se divide, es difícil encontrar un lugar.”
¿Por qué parece que a los miembros del barrio les cuesta tanto conectarse con los miembros divorciados? El Dr. Swinton expresó:
“[En la cultura de la Iglesia], el divorcio es un tema tabú y muchos no saben cómo tratarlo, por lo que el resultado es evitarlo.”
Sin embargo, evitar a los miembros divorciados sólo aumenta sus problemas. Y el hacer un esfuerzo por ayudarlos, incluso si es algo incómodo, puede generar grandes resultados, como lo comentó un encuestado:
“Muchas veces se me venían las lagrimas por el increíble apoyo que recibí de muchos miembros.”
Lo que los miembros divorciados desean que sepas
Dadas las experiencias que tuvieron los participantes, hicieron recomendaciones a los líderes del barrio, a los líderes de estaca, a los miembros y a los hermanos y hermanas ministrantes sobre cómo ayudar a los futuros miembros en su proceso de divorcio. Estos son algunos de sus mejores consejos:
“Una simple sonrisa o un hola… habría ayudado.”
“[Sería] bueno que [otras personas] tuvieran alguna idea de lo devastador que es el divorcio y pudieran ayudarme a superar el proceso de duelo. [Ellos] podrían haberme ayudado a darme cuenta de que hay algo más en ser miembro de la Iglesia [que] estar en el tipo de familia tradicional.”
“[Véanme]como una persona normal. Preocúpense por mis hijos, especialmente los hombres jóvenes y los líderes del sacerdocio. Por ejemplo, lleven a mis hijos a la reunión general del sacerdocio.”
“Pregúntenme si necesito algo. Presten atención a los hijos que están pasando por un mal momento. No juzguen, sean un apoyo.”
“[Denme] apoyo espiritual… Denme mensajes de fortaleza y fe; ayúdenme a fortalecer mi testimonio.”
“Hagan actividades en las que todos puedan participar, independientemente de su estado civil.”
“Los comentarios en las clases siempre deben cubrir cómo cierto tema es relevante para aquellos que no están en la situación familiar ideal.”
La opinión de un profesional
¿Qué pueden hacer los Santos de los Últimos Días para apoyar más a los miembros divorciados?
El Dr. Swinton dijo:
“Ámenlos. Incluso si la situación es incómoda o no saben cómo reaccionar, ámenlos. Si les preocupa que su apoyo de alguna manera apruebe algo con lo que no estás de acuerdo, recuerda que mostrar amor no significa que estés de acuerdo con algo.
No permitan que la incomodidad les impida brindar el apoyo que se puede estar necesitando. Asimismo, proporcionen apoyo a largo plazo. El divorcio puede ser algo muy estresante en los primeros años.”
¿Qué podemos hacer?
El Dr. Swinton compartió:
“Pocas cosas en la vida son tan difíciles como el divorcio. Nosotros, como amigos, vecinos, miembros del barrio, parejas [ministrantes], familiares, etc., debemos mostrar el amor de Cristo. Las personas necesitan todo el amor y el apoyo que puedan cuando pasan por un divorcio.”
En un mensaje a los miembros divorciados, el Dr. Swinton expresó:
“Si has pasado por un divorcio, no te castigues ni sientas que eres menos que nadie de alguna manera. Las relaciones son realmente difíciles. Sólo da lo mejor de ti. El Señor todavía te ama y siempre estará allí para apoyarte.”
Este artículo fue escrito originalmente por John Lockhart y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “Survey Reveals What It’s Really Like to Be Divorced in the Church”