Muchas personas buscan evidencias que demuestren que El Libro de Mormón es verdadero, pero en este artículo hablaremos del porqué no es posible.
Mucha gente se dirige al internet para buscar evidencia de que El Libro de Mormón es verdadero. ¡Y eso está bien!
Hay muchas cosas de las que podemos hablar: La geografía, los hebraísmos, los testigos, la estilometría, la lingüística entre muchas otras cosas, pero el hecho es que nadie podrá demostrarte que El Libro de Mormón es verdadero.
En este artículo, hablaremos del porqué no es posible.
Nadie puede probar que todas las escrituras son exactas, y eso se aplica a la Biblia.
No puedo probar que Moisés le habló a una zarza ardiente, o que él dividió el Mar Rojo, o que Cristo resucitó.
Del mismo modo, con El Libro de Mormón, no puedo demostrar que Ammón predicó a los lamanitas, o que el Hermano de Jared vio a Dios, o que Cristo visitó las Américas.
Ser capaz de demostrar todas las cosas de manera concluyente y científica socava lo que representa Dios en esta vida, que es la fe.
Me encanta esta cita del libro “El Dios que llora” de Terryl y Fiona Givens. Es largo pero hermoso:
“El llamado a la fe es un llamado a comprometer el corazón, a que esté en sintonía para que resuene en simpatía con los principios, valores e ideales que esperamos devotamente sean ciertos porque tenemos fundamentos razonables pero no incuestionables para creer que son verdad.
Debe haber motivos para la duda y la creencia, a fin de hacer que la elección sea verdaderamente una elección y, en consecuencia, más deliberada y llena de vulnerabilidad e inversión personal.
Una preponderancia abrumadora de evidencia en ambos lados haría que nuestra elección careciera de sentido como lo haría un arma cargada que apunta a nuestras cabezas.
La decisión de creer debe aparecer en nuestra visión personal como el fruto del paraíso, situado precariamente entre un conjunto de exigencias sostenidas en una tensión dinámica”.
En otras palabras, uno realmente no tiene fe hasta que hayamos tenido razones para dudar y aún así elegir seguir teniendo fe.
Ahora, ten en cuenta que esa cita no nos invita a creer ciegamente todo lo que se nos presente.
Promueve la fe en cosas por las que tenemos motivos razonables, pero no comprobados, para creer que es verdad.
El autor Austin Farrar escribió:
“Aunque el argumento no crea convicción, la falta de este destruye la creencia.
Lo que parece estar demostrado no puede ser aceptado; pero cuando nadie muestra la capacidad para defenderlo entonces es rápidamente olvidado.
El argumento racional no crea creencia, pero mantiene un entorno en el cual la creencia puede florecer”.
Hay una buena cantidad de grandes investigaciones por parte de eruditos Santos de los Últimos Días que ayudan a crear ese entorno,
Pero al final, no puedo demostrar que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la Iglesia restaurada de Cristo.
Y eso no debería ser una señal de alarma para nadie en la fe.
El Libro de Mormón enseña:
“Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas”. -2 Ne 2: 11
Eso es algo a lo que las personas de fe tienen que acostumbrarse. Por ejemplo, si crees en El Libro de Mormón, hay más que suficientes personas listas y dispuestas a darte razones para no creer en él.
Si crees en la Biblia, hay muchas personas dispuestas a decirte porque no deberías creer en ella. Así son las cosas.
Lo que sí me sorprende es cuando las personas de una fe se vuelven a personas de una fe diferente para desafiarlos a mostrarles pruebas de que su fe es verdadera.
Claro, alguien podría tener razón y alguien podría estar equivocado. Pero exigirle algo más a alguien que tú mismo no puedes procurar es caer en la hipocresía.
Finalmente, estoy de acuerdo con el élder Neal A. Maxwell, quien escribió:
“Es la opinión del autor que todas las Escrituras, incluido el Libro de Mormón, permanezcan en el ámbito de la fe.
La ciencia no podrá demostrar ni refutar la escritura sagrada. Sin embargo, la suficiente evidencia plausible saldrá a la luz para evitar que los detractores puedan aprovecharse, pero no la suficiente como para eliminar el requisito de la fe.
Los creyentes deben ser pacientes durante ese proceso”.
Dios reconoce la necesidad de satisfacer de alguna manera nuestras facultades lógicas. Pero Dios quiere que lo elijamos porque nuestros corazones y deseos se alinean con Su plan, no porque la evidencia simplemente nos obliga o nos fuerza a creer.
Ese no es el tipo de creencia que Dios busca. Eso crea robots, no discípulos.
En Mateo 16 Jesús le preguntó a sus discípulos:
“…… ¿Quién decís que soy yo? Respondió Simón Pedro y dijo: ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.
Dios quiere que nuestra confianza en Él provenga de Él, a través del testimonio del Espíritu Santo.
Es por eso que el desafío al final de El Libro de Mormón nos invita a leer el libro, meditar en nuestros corazones y luego a “[preguntar] a Dios el Padre Eterno, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo” (Moroni 10:3-5).
Que es la misma fuente que le testificó a Pedro que Jesús era el Cristo.
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